...
y no le quiero ceder.
El lucha por consolarme
y yo por permanecer.
El lucha por consolarme, sí,
por condolerse de mí.
Si yo no quiero olvidarla
ni remediar mi aflicción.
Yo sólo busco entenderme
con mi propio corazón.
Por la que quise he bebido, ya,
vino de mi soledad.
No ha de ser: soledad
que otra vez habites mi ser.
Me va ganando...