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Economía del Desarrollo


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#1 Ge. Pe.

Ge. Pe.

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Publicado el 11 octubre 2007 - 02:42

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1.  INTRODUCCIÓN


Economía del desarrollo, rama de la ciencia económica que trata de los procesos de desarrollo. ¿Qué etapas atraviesa una economía desde las formas más simples de organización y producción hasta las complejas organizaciones productivas de los países industrializados modernos? Esta es la pregunta que trata de contestar la economía del desarrollo. En las sociedades primitivas las personas vivían en pequeñas comunidades que se autoabastecían recolectando lo que les ofrecía la naturaleza: alimentos, pieles, leña, etc., hasta que se agotaban los recursos y la comunidad se desplazaba a otro lugar. Uno de los primeros adelantos tecnológicos fue el que permitió la transición de la vida nómada a las sociedades agrícolas sedentarias, que constituyen la base de las sociedades actuales.

Los economistas distinguen entre dos conceptos: crecimiento, que permite obtener mayores beneficios utilizando los mismos procesos productivos, y desarrollo, que consiste en un crecimiento a partir de un cambio tecnológico y estructural. Por lo común, las primeras etapas que atraviesa una economía se caracterizan por el predominio de la agricultura; más tarde la economía se desarrolla, al adquirir mayor importancia los sectores industriales y de servicios. Entre estos últimos se incluyen la administración, la defensa, los transportes, las finanzas, los seguros, la banca y todas aquellas tareas que no implican la fabricación de bienes, es decir, las desempeñadas por abogados, contables o auditores, profesores o peluqueros.

Una de las etapas más importantes en el desarrollo de las economías es aquella en la que aparecen los mercados y el dinero. Las personas siempre han tenido que alimentarse, pero cuando para ello acuden a un restaurante y pagan para que otra persona les prepare los alimentos, aparece el sector de la hostelería, que pasa a formar parte de lo que se denomina producto interior bruto (PIB). Para que haya desarrollo es imprescindible que la economía se especialice y aparezca la división del trabajo: a medida que las personas van desempeñando funciones más específicas y aumenta el nivel de producción, aumenta a su vez la producción per cápita, o lo que es lo mismo, la productividad de la mano de obra, es decir, del trabajo. Este cambio organizativo es una parte tan importante del progreso tecnológico como la invención de una máquina o un descubrimiento científico.

Otra clave fundamental cuando se habla de desarrollo es la relativa a la pobreza. La economía de un país poco desarrollado suele definirse como pobre: puede crecer y crear riqueza y, sin embargo, dejar a grandes capas de la población sumidas en la miseria. Durante la segunda mitad del siglo XX se empezó a tener conciencia de las dificultades que atraviesan la mayoría de los países en vías de desarrollo, muchos de los cuales fueron antiguas colonias de los países industrializados. Por ello, el término ‘economía del desarrollo’ ha pasado a ser sinónimo del estudio de las soluciones que podrían aplicarse para erradicar la pobreza en estos países. De igual forma, los historiadores económicos han analizado los procesos de desarrollo de los países industrializados y coinciden en que éstos también fueron en algún momento ‘subdesarrollados’. La mayor parte de la historia económica versa, pues, sobre la historia del desarrollo económico.

2.   ACUMULACIÓN E INDUSTRIALIZACIÓN


Existen muchas y muy diversas teorías sobre el crecimiento y el desarrollo. Las más básicas subrayan la importancia de los procesos de acumulación de los principales factores de producción: el trabajo y el capital. El otro gran factor productivo, la tierra, es el punto de partida de toda actividad económica. El capital se acumula mediante el ahorro. La teoría parte de la idea de que cuanto más capital per cápita exista, más podrá producir cada persona. Una persona puede excavar con las manos, pero excavará más con un pico y una pala, y mucho más si utiliza una excavadora. Es evidente que no se trata sólo de tener capital, sino de la clase de capital que se utilice y de la efectividad con la que se aplique; por tanto, lo más importante es la tecnología. Las teorías actuales también se interesan por el concepto de capital humano: el capital, además de lo que se invierte en maquinaria e infraestructuras, es también lo que se invierte en las personas; la educación y la buena salud de la población inciden de forma positiva sobre la productividad del trabajo.

Las teorías sobre la acumulación están muy relacionadas con las de la industrialización. Para los expertos en desarrollo, y sobre todo para los intelectuales de países en vías de desarrollo, la industrialización es casi un sinónimo de desarrollo económico. Durante las décadas de 1960 y 1970, cuando los países del Tercer Mundo estaban superando la etapa colonialista y adquiriendo su independencia política, los países industrializados tenían una enorme ventaja: su superioridad económica. Eran los colonizadores, y habían utilizado su poder para frenar el crecimiento de los países del Tercer Mundo, relegándolos a la producción de bienes primarios, obligándolos a producir las materias primas que demandaba el mundo industrial e impidiendo que se convirtieran en economías industriales. El debate sobre el desarrollo contrapone puntos de vista más o menos radicales, que subrayan las dificultades a las que se enfrentan los países menos industrializados del mundo, a otras visiones más ortodoxas que resaltan la importancia del potencial que tiene cada país, aunque necesite la ayuda de los países industrializados.

3.   MARXISMO


Karl Marx no estudió directamente el desarrollo, pero sin duda influyó sobre el pensamiento relativo a él. Marx sostenía que el capitalismo fomentaría el desarrollo al romper con los ‘modos de producción’ precapitalistas que según él predominaban en las colonias. Esta era una de las partes de su teoría por etapas, según la cual las economías progresarían inevitablemente desde el capitalismo, pasando por el socialismo, hasta el comunismo. Las ideas de Marx respecto a las relaciones entre clases sociales y sobre conceptos como explotación o plusvalía, así como la importancia que confería a la acumulación de capital, claves todas ellas de la economía marxista, influyeron aún más sobre las teorías del desarrollo.

4.   TEORÍAS DE LA DEPENDENCIA


Existen otra serie de teorías, menos marxistas pero no menos radicales, conocidas como teorías de la dependencia. Están muy difundidas en Latinoamérica, aunque también cuentan con defensores en otros países. Las teorías de la dependencia afirman que los mercados favorecen a los países industrializados, que siguen comprando materias primas baratas a los países en vías de desarrollo. Aquellos poseen la tecnología que estos necesitan; y también el suficiente poder económico para permitir la entrada de bienes procedentes de estos países sólo cuando les conviene. Este planteamiento fortaleció la creencia del Tercer Mundo en las virtudes del desarrollo autóctono. Los países menos industrializados sólo podrían crecer si se protegían de las exportaciones del mundo industrializado mediante barreras arancelarias. Las inversiones realizadas por las empresas multinacionales terminarían perjudicando a estos países, por lo que se desconfiaba de ellas: puesto que los mercados no eran capaces de fomentar un crecimiento equilibrado ni un cambio estructural, los gobiernos debían intervenir más en la planificación para promover el crecimiento económico, lo que implicaba que las empresas del sector público realizaban aquellas inversiones que el sector privado no arriesgaba. Para algunos economistas, la ayuda exterior de los países industrializados era incluso contraproducente: se trataba de un instrumento neocolonialista que intentaba consolidar el predominio de los países industrializados.

5.   TEORÍAS "ORTODOXAS"


El punto de vista de la mayoría de los economistas occidentales es bastante opuesto al anterior; según estos, los mercados impulsan el desarrollo, y las políticas de intervención pública de los países menos desarrollados resultan, a la postre, un mal remedio. De hecho, los intentos por mantener bajos los precios agrícolas, y por forzar el ahorro de los agricultores para obtener plusvalías, impiden el crecimiento del sector agrícola. Y el estudio de la historia económica demuestra que este crecimiento es crucial para una futura industrialización. Aunque es posible que los mercados generen el tipo de desarrollo al que aspiran estos países, sus gobiernos no tienen la capacidad de gestionar las actividades económicas que emprenden. La inversión extranjera fomenta el desarrollo y permite transferir conocimientos tecnológicos. La ayuda exterior proporciona el ahorro suplementario y las divisas que los países pobres no pueden obtener por sus propios medios.

6.   ASPECTOS INTERNACIONALES DEL DESARROLLO


La radicalización de las posturas políticas hizo que la cuestión del desarrollo se convirtiera en una batalla más de la Guerra fría. Existía una pugna entre el bloque occidental y el soviético para lograr aliarse con los países del Tercer Mundo, de la que formó parte la retórica sobre si el capitalismo era explotador o beneficioso. Sin embargo, muchos países del Tercer Mundo no querían entrar en esta pugna, por lo que se unieron y crearon la Organización de Países No Alineados, que tuvo un gran protagonismo durante la década de 1970. Estos países exigían la creación de un Nuevo Orden Económico Internacional, en el que se corrigieran las injustas relaciones económicas que denunciaban los países en vías de desarrollo. En el transcurso del periodo en que los países exportadores de petróleo crearon el cártel de la OPEP —que se identificaban con el Tercer Mundo— alcanzaron un poder considerable, se llegó a pensar que por fin los países menos desarrollados se encontraban en igualdad de condiciones para lograr sus objetivos.

Pero los precios del petróleo cayeron; los consiguientes cambios en los mercados financieros dieron lugar al problema de la deuda externa, que debilitó y dividió a los países menos desarrollados. A finales de la década de 1970 los nuevos líderes de los países más industrializados de Occidente —Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Helmut Kohl— aplicaron políticas conservadoras que hicieron desaparecer del mapa político internacional el tipo de cooperación económica internacional implícita en el Nuevo Orden Económico.

7.   TEORÍA Y REALIDAD


Si se observa la realidad económica de los países menos desarrollados, se constata una amplia variedad de situaciones. En el lado más positivo se sitúan los países del Sureste asiático, algunos países exportadores de petróleo de Oriente Próximo y unos cuantos países latinoamericanos. En el lado opuesto se sitúan los grandes países de Asia meridional —Bangladesh, Pakistán y, en menor medida, la India— y la mayoría del África subsahariana. ¿A qué se deben estas diferencias? Desde luego, no a su situación geográfica: Corea del Sur, uno de los países más prósperos en la actualidad, era considerado un caso perdido en el año 1950. Argentina tenía en la década de 1930 un nivel de vida parecido al de Australia y una estructura económica también similar. Sin embargo, Australia es hoy un país mucho más próspero que Argentina. Muchos países africanos han experimentado retrocesos en sus niveles de desarrollo durante las décadas de 1980 y 1990, y en este momento están peor situados que en el pasado. El crecimiento de la población de estos países, a diferencia del resto del mundo, sigue siendo muy dinámico. Ninguna de las grandes teorías del desarrollo puede explicar esta amplia variedad de situaciones, aunque todas ellas aportan valiosas sugerencias.

El éxito de las economías del Sureste asiático ha influido mucho en las teorías del desarrollo desde la década de 1970. Estos países no compartían el pesimismo del Tercer Mundo sobre la exportación. A pesar de las protecciones arancelarias de los países industrializados, lograron ganar cuotas de mercado de bienes industriales, se especializaron en productos y mercados de alta tecnología y lograron con ello un rápido crecimiento económico, primero para los ‘cuatro dragones’ —Hong Kong, Corea, Singapur y Taiwan—; y luego para otros países de la zona: entre ellos, Indonesia, Malaysia y Tailandia. Era evidente que la dependencia no había impedido su desarrollo. De todos modos este crecimiento se realizó gracias al atraso de las condiciones laborales y salariales, que diferían en gran medida de las de países como Argentina o Brasil, donde la clase trabajadora industrial y del sector servicios goza de mayor calidad de vida.

En lugar de lograr un rápido crecimiento, los países cuyos gobiernos intervenían de forma decisiva en la economía impusieron grandes barreras al comercio internacional: partían de modelos de desarrollo autárquico y a finales de la década de 1980 presentaban un cuadro económico poco envidiable. La recesión mundial sacó a la luz sus puntos flacos: déficit presupuestarios y de balanza de pagos insostenibles, altas tasas de inflación, problemas de deuda externa y escaso o nulo crecimiento económico. Todo ello hacía evidente la necesidad de cambiar de políticas. El hecho de que las economías socialistas estuviesen abandonando sus sistemas de economía planificada y aplicando reformas orientadas a restablecer los mecanismos de mercado también influyó en ese cambio de actitud.

Empezó a surgir un consenso mundial en torno a la previsión de que las fuerzas del mercado ayudarían a acelerar los procesos de desarrollo en las economías menos industrializadas, aunque sigue sin haber acuerdo respecto al grado de intervención que deben asumir los gobiernos en este proceso. Durante la década de 1980 y principios de la de 1990, países tan distintos como China, India, Brasil o Tanzania impusieron reformas orientadas al restablecimiento del libre mercado. La experiencia de los países del Sureste asiático era considerada, por algunos, como el triunfo de las economías de mercado; pero para otros no era más que la demostración de que las ventajas de los mercados se podían combinar con una intervención gubernamental efectiva.

En Latinoamérica durante la década de 1990 se registraron tasas de crecimiento significativas, pero inferiores a las conseguidas antes de 1980. El aumento de la demanda mundial y los bajos tipos de interés favorecieron la prosperidad económica en esta zona, permitiendo reducir los niveles de inflación y los déficit de los gobiernos. Todavía persisten, con todo, graves problemas sin resolver: la desigualdad en el reparto de la riqueza, así como la inestabilidad financiera y monetaria de algunos países han puesto en entredicho este crecimiento. La crisis de México en 1994, la brasileña de 1999 y, poco después, la de Argentina han puesto de relieve problemas financieros importantes. Latinoamérica sigue teniendo una enorme dependencia del exterior, y del dinero que le aportan organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, para crecer. Dinero que en su mayor parte se destina a pagar los desorbitados intereses de la deuda que estos países contrajeron en la década de 1980.

En el caso del África subsahariana, el fracaso del desarrollo es motivo de preocupación entre los expertos. La experiencia nos ha enseñado mucho sobre los procesos de desarrollo, pero sin una intervención pública eficaz, sin unas políticas de desarrollo bien diseñadas y -en ausencia de mano de obra sana, cualificada y con un adecuado nivel de educación- todo este aprendizaje no servirá de nada: la principal lección que tiene que extraer la economía del desarrollo es que hay que otorgar mayor importancia al factor humano y al desarrollo político.

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Campos de arroz, Burkina Faso
Imagen enviada


Burkina Faso es uno de los países más pobres del mundo, muy dependiente de la ayuda extranjera. Como muchos países en el África subsahariana, aún no ha logrado alcanzar un desarrollo industrial. Casi el 85% de su mano de obra está empleada en la agricultura, sobre todo en un nivel de subsistencia. En esta fotografía, los trabajadores recogen arroz, uno de los principales productos del país.

Hervy/Photo Researchers, Inc.

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Excavación de un pozo en Camboya
Imagen enviada


Cooperantes y habitantes de la zona excavan un pozo en un pueblo de Camboya para paliar la escasez de agua.

Howard Davies/Corbis


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Como citar este artículo:

"Economía del desarrollo," Enciclopedia Microsoft® Encarta® Online 2007
http://es.encarta.msn.com © 1997-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
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#2 Ge. Pe.

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Publicado el 13 junio 2010 - 12:03

:estudiando

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