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Enfermedades Infecciosas Emergentes y que Reaparecen: Un Problema Global


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#1 Ge. Pe.

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Publicado el 06 agosto 2008 - 11:16










ENFERMEDADES INFECCIOSAS EMERGENTES Y QUE REAPARECEN: UN PROBLEMA GLOBAL

Stephen S. Morse

Una entrevista original de ActionBioscience.org
  • Las enfermedades infecciosas, tales como el SRAG y el SIDA, son un problema global más serio ahora que en el pasado, debido en parte a que:

  • las poblaciones urbanas están creciendo y, por lo tanto, aumentando las oportunidades para la transmisión de estas enfermedades de persona a persona;

  • la gente se está más propensa a entrar en contacto con animales que pueden pasar las enfermedades zoonóticas;

  • los servicios de salud pública pueden no estar equipados para lidiar con ciertos brotes infecciosos.
Mayo 2004


La enfermedad o mal de la vaca loca, la gripe aviar, el SRAG (síndrome respiratorio agudo grave), el hantavirus, el monkeypox (relacionado con la viruela). ¿Es esto una exageración por parte de la prensa o en realidad están aumentando las enfermedades infecciosas?


MORSE: No, yo creo que las enfermedades infecciosas en verdad están en aumento. Por supuesto, a medida que ponemos más atención y logramos identificar más eficazmente a estas infecciones, ellas parecen ser más numerosas. Pero al mismo tiempo, algunas de ellas son enfermedades nuevas que estamos observando por primera vez. Por ejemplo, esta es la primera vez que hemos observado al SRAG (SARS en sus siglas en inglés) en esta parte del mundo. A pesar de que puede haber ocurrido en el pasado en lugares localizados en la China, es claro que el año pasado apareció por primera vez en otras partes del mundo. La enfermedad del Nilo, introducida a los Estados Unidos por primera vez en el año 1999 vía la ciudad de Nueva York, se ha difundido a lo largo del país. De manera que pienso que estos aumentos son reales.


La razón por la cual estas infecciones están aumentando es que ahora existen más oportunidades para que ellas se dispersen a poblaciones más grandes por medio de varias vías. En el pasado ellas pudieron haber ocurrido mucho más localmente o en formas muy limitadas.



Muchas de las enfermedades infecciosas son transmitidas a los humanos por animales, es decir, “zoonoses.” ¿Es este un nuevo fenómeno?



MORSE: Yo creo que este es un fenómeno antiguo. Es muy probable que muchas de las enfermedades infecciosas que damos por descontado fueron originalmente zoonoses, introducidas originalmente a los humanos provenientes de otras especies. Después de todo, hemos estado viviendo en ambientes naturales y con animales por mucho tiempo y la agricultura apareció hace miles de años.

Por ejemplo, aunque no estamos totalmente seguros, pensamos que la tuberculosis, una enfermedad muy común y seria en todo el mundo, puede haber entrado a la población humana proveniente del ganado, el cual posee un organismo similar. A lo largo del tiempo, el organismo de la tuberculosis evolucionó y se convirtió en una enfermedad humana separada de la original. Su origen se encuentra envuelto en la antigüedad desde hace miles de años. También es muy probable que el sarampión se halla originado en otra especie y que el virus evolucionó para convertirse en el virus del sarampión. Este virus es muy específico a los humanos y se dispersa muy bien en la población.

Estoy seguro de que muchos otros ejemplos han ocurrido en el pasado y que continúan ocurriendo todo el tiempo. Por eso es que vemos a las zoonoses entrar ahora a la población humana.



¿Cuáles son los factores principales que contribuyen a la aparición de estas y de otras enfermedades infecciosas?



MORSE: Existen varios factores y, a lo largo de los años, los científicos han tratado de identificar cuales son los responsables por las infecciones emergentes. Uno puede pensar en esto como un proceso en dos pasos: la introducción y la transmisión.


El primer paso es la introducción inicial de una infección a la población humana. En la mayoría de los casos ésta será una infección que ya se encuentra en la naturaleza, como por ejemplo, un virus que infecta naturalmente a otras especies. A menudo, estos eventos parecen ser súbitos. Sin embargo, lo que generalmente pasa es que algún cambio ecológico pone a los humanos en contacto con el virus. Por ejemplo, un creciente número de áreas en China es convertida a áreas agrícolas para el cultivo de arroz, lo cual es algo bueno para alimentar a la gente. Al mismo tiempo, este ambiente es ideal para un ratoncito de campo, el cual lleva consigo un virus llamado Hantaan que le ocasiona infecciones en su estado natural. Este virus es el prototipo del hantavirus, el cual es la causa de la enfermedad que se conocía como fiebre hemorrágica de Corea (y que se conoce ahora como fiebre hemorrágica con síndrome renal). Esta enfermedad no está restringida a Corea, sino que se encuentra en todas partes de Asia donde vive este ratón de campo. Por supuesto, cuando la gente arrasa con la vegetación natural para crear áreas de agricultura, crea un ambiente excelente para que el ratón de campo florezca y viva del arroz. Cuando la gente cosecha el arroz, se exponen al virus del ratón y empiezan a verse casos de la enfermedad.
Existen muchas ocurrencias similares de infecciones en todo el mundo.


En el caso de las enfermedades transmitidas por los mosquitos, el agua es a menudo el paso limitante. De esta manera, los proyectos de irrigación, la construcción de represas y otras acciones relacionadas, causarán un aumento en la población de mosquitos, viéndose entonces un súbito aumento en las enfermedades que ellos llevan consigo. En África, por ejemplo, existe una enfermedad llamada la Fiebre del Valle del Rift. Ésta es una enfermedad muy seria que es transmitida por mosquitos y que afecta tanto a los humanos como a los animales domésticos.

Cuando se construyeron un número de represas en ciertas partes de África, se observó un repentino y tremendo aumento en este tipo de fiebre, la cual no había sido ni siquiera descrita hasta ese entonces. Probablemente ya estaba allí antes de que se construyeran las represas, pero en una densidad tan baja que nadie la había notado. El repentino crecimiento de la población de mosquitos presentó más oportunidades para que la gente y sus animales fueran picados por mosquitos infectados y adquirieran así la fiebre. Podemos ver ejemplos como éste en todas partes del mundo.


Al mismo tiempo, observamos que la gente se muda de áreas rurales a áreas urbanas, generalmente por razones económicas. Estas enfermedades pueden haber sido al principio ocurrencias locales. La fiebre Ebola, por ejemplo, cuya ecología aún no comprendemos del todo, es sin lugar a dudas una infección natural de algunas especies que viven en África central, probablemente especies que viven en los bosques. De vez en cuando, alguien se mete al bosque para recoger leña o lleva a cabo algo de agricultura en las orillas del bosque. De esta manera alguien puede ser infectado inicialmente. En el pasado, probablemente no pasaba mucho. Quizás una tragedia local, pero sin representar una oportunidad para que la enfermedad se pudiera trasladar a una población mayor. Ahora, por supuesto, existen muchas oportunidades, como por ejemplo, gente mudándose a las ciudades, gente entrando a hospitales, etc., lo cual ofrece oportunidades de transmisión.


Una cosa similar puede haber ocurrido con el virus del SIDA (HIV-1), probablemente una zoonosis proveniente de otra especie. En realidad, no estamos seguros cómo pasó. Probablemente existían un número de posibles progenitores del virus HIV-1 en las zonas rurales, posiblemente en primates no humanos en África. En el pasado, y esto solo lo podemos especular, la gente fue infectada ocasionalmente, pero en forma muy localizada. Una vez que la gente comenzó a trasladarse a las ciudades en números grandes, ellos han podido llevar la infección con ellos, creando una tremenda oportunidad para que la enfermedad se dispersara por otros canales y formas a poblaciones mucho más grandes.



¿Cómo se convierten las enfermedades infecciosa en pandemias?



MORSE: Una pandemia es simplemente una epidemia muy grande. Requiere un número de cosas para ocurrir. Existen muchas infecciones que son introducidas a la población de vez en cuando y que, como Ebola, se “queman” o agotan porque matan a la gente muy rápidamente o porque no tienen una forma efectiva de moverse de una persona a otra. Estas enfermedades representan una gran tragedia pero, en un sentido, tenemos suerte de que ellas no poseen una forma eficiente de transmisión. En algunos casos nosotros inadvertidamente creamos los canales para permitir la transmisión de infecciones que, en general, son poco transmisibles. Tenemos como ejemplos la dispersión del HIV al compartir las agujas hipodérmicas, a través del suministro de sangre y, por supuesto, a través del negocio del sexo. La enfermedad no es fácilmente transmisible, pero nosotros proveemos, sin saberlo, los métodos de dispersión. El SIDA es ahora una pandemia a pesar de su relativamente ineficiente transmisión. Nosotros también nos sentamos en nuestros laureles y no tomamos los pasos necesarios para prevenir su transmisión.


Enfermedades como la gripe son algo diferente. La gripe se dispersa muy rápidamente de una persona a otra. Una pandemia puede ocurrir cuando aparece una variedad con una combinación particular de propiedades biológicas, las cuales le permiten ser novedosa a la población humana y dispersarse rápidamente.


En fin, hay varias maneras de convertirse en una pandemia. Por suerte, no es algo que ocurre fácilmente.



El Dr. David Pimentel de la Universidad de Cornell ha dicho que millones de personas sucumbirán a la “muerte por calentamiento global.”¿Usted está de acuerdo con esta predicción?




MORSE: Yo creo que el calentamiento global es algo que debe preocuparnos, en parte porque la ciencia ha demostrado que el aumento en los gases de invernadero, como el dióxido de carbono, parece tener efectos que llevan al calentamiento. Al mismo tiempo, hay mucha discusión sobre exactamente en qué resultarán esos cambios. Las enfermedades que ocurrirán, donde ocurrirán y qué impactos tendrán dependerá mucho en los cambios de temperatura y en los lugares donde ocurran esos cambios. Por ejemplo, un cambio de temperatura de varios grados puede hacer que la zona templada se haga más acogedora a la malaria. De hecho, antes teníamos más malaria en muchas partes de los Estados Unidos. Italia tenía malaria hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue erradicada. Pero obviamente, es espeluznante pensar en la posibilidad de la introducción o reintroducción de enfermedades tropicales, y con efectos mucho más serios, a nuevas áreas. Al mismo tiempo, las áreas tropicales podrían hacerse menos hospitalarias a algunas de las mismas enfermedades. Es muy difícil decir con exactitud como resultarán las cosas, pero en general, es algo preocupante.



La malaria o paludismo por sí misma le ha costado a África miles de millones de dólares. ¿Ocasionan las enfermedades infecciosas un alto costo financiero a todas las naciones, no solo a los países en desarrollo?



MORSE: Las enfermedades infecciosas continúan siendo una de las causas mayores de mortalidad en todo el mundo. En los Estados Unidos las subestimamos en cierto grado debido a que disfrutamos de cosas tales como agua limpia, buena nutrición y buenas condiciones de vida. Estos beneficios han empujado hacia atrás a las antes formidables enfermedades infecciosas. También tenemos buenas medidas de control de enfermedades, como por ejemplo, la inmunización. Este no es el caso en muchas partes del mundo. Nosotros también estamos en una posición donde podemos cambiar las cosas.


En el caso de la malaria, la carga es tremenda. La Organización Mundial para la Salud ha hecho estudios sobre los “años de vida ajustados por discapacidad” o AVAD (DALY en sus siglas en inglés), es decir, el costo en labor humana perdida y otros efectos económicos de estas enfermedades. Sin lugar a dudas, estas enfermedades imponen un alto costo económico. El economista Jeffrey Sachs, mi colega en la Universidad de Columbia, indicaría que ellas no solo son una enorme carga a los países en desarrollo sino que también, por ejemplo, inhiben el desarrollo en estos países al reducir el interés en las inversiones extranjeras.



¿Cómo pueden los científicos mantenerse adelante de las adaptaciones y los cambios en los microbios y manejar así las situaciones futuras?



MORSE: Esa pregunta es tremendamente compleja puesto que sabemos que los microbios son extraordinarios y que ellos han estado evolucionando por un largo tiempo. Muchas bacterias son realmente antiguas y han tenido mucho tiempo para evolucionar. Ellas han desarrollado mecanismos para evolucionar efectivamente y enfrentar los numerosos cambios en el ambiente. Los virus también han hecho lo mismo.


Debemos aprender a reconocer estos cambios cuando ellos ocurren. Necesitamos sistemas de alerta temprana y formas efectivas de respuesta para lidiar con estos cambios.

Desafortunadamente, nosotros mismos hacemos una serie de cosas que empujan la adaptación y el cambio en los microbios. Por ejemplo, veamos a la resistencia antimicrobiana. El desarrollo de la resistencia a los antibióticos en las bacterias está altamente influenciado por la forma en que nosotros botamos antibióticos en el ambiente. Debemos ser más cautelosos en la forma en que utilizamos estos preciosos agentes antimicrobianos porque es muy difícil desarrollarlos y su desarrollo lleva mucho tiempo. Los microbios pueden evolucionar la resistencia más rápidamente que nuestro desarrollo de nuevas drogas. Por lo tanto, es importante saber como vamos a seleccionar, en una forma muy darviniana, la resistencia a los antibióticos en el ambiente.



Los científicos han creado completamente nuevas variedades de virus. ¿Le preocupa que estos virus sintéticos puedan ser utilizados en la creación de patógenos para la guerra biológica?



MORSE: Yo creo que esto es, teóricamente, una posibilidad y que en el futuro será una posibilidad aún mayor. Actualmente, los virus que han sido sintetizados en el laboratorio, básicamente poliovirus y bacteriófagos (virus que infectan bacterias) poseen genomas bastante pequeños. De manera que representan más una demostración de lo que es posible.


Desafortunadamente, existen actualmente muchos organismos en el ambiente que están disponibles a los malhechores. De manera que, por el momento, la naturaleza continua siendo el almacén mayor para aquellos que desean entender a la ciencia y a la ecología, así como también para aquellos que desean tomar estos organismos y utilizarlos para propósitos malévolos.


Por supuesto, a medida que avanza la biotecnología, avanzarán también nuestras capacidades. La tecnología actual está disponible solo a los especialistas. Pero tal y como hemos visto, a medida que un campo técnico se desarrolla, se hará más fácil hacer estas cosas con un menor nivel de educación. En el futuro esto será una preocupación. Necesitamos desarrollar enfoques amplios para lidiar con enfermedades infecciosas. Yo creo que, ultimadamente, todas estas enfermedades infecciosas dependen en una forma u otra de ciertas interacciones con sus huéspedes (los humanos) y de ciertos mecanismos para causar enfermedades. Muchos de éstos son “cuellos de botella” o limitaciones comunes, compartidas con muchos otros organismos que causan enfermedades. De manera que el entender a los mecanismos de las enfermedades y cómo los patógenos interactúan con sus huéspedes representa un buen punto de partida para desarrollar métodos de combate para las infecciones que pueden cubrir tanto a los patógenos conocidos como a los desconocidos, así como también a los naturales y a los no naturales.



¿Son suficientes las actuales medidas de salud pública para restringir la aparición de las enfermedades infecciosas?



MORSE: Yo creo que aún tenemos mucho que hacer en la salud pública. Hemos progresado tremendamente en las últimas décadas. Sin embargo, la complacencia ha sido un problema por largo tiempo, lo cual se puede entender. Las enfermedades infecciosas han azotado a la humanidad por mucho tiempo y hasta hace unos 50 o 60 años han sido la mayor causa de mortalidad en el mundo, incluyendo los países más industrializados. A medida que desarrollamos formas de tratar a estos problemas, nos hacemos optimistas y pensamos que podemos olvidarnos de estas enfermedades infecciosas. El Director General de Salud Pública (Surgeon General) de los Estados Unidos dijo en 1965: “Es importante cerrar el libro de las enfermedades infecciosas.” Yo creo que todos deseamos que esto fuera posible. En realidad, las enfermedades infecciosas se mantendrán activas en la naturaleza. Muchas de las enfermedades de las cuales nos hemos olvidado en este país (EE.UU.) continúan siendo un problema mayor en otras partes del mundo, como por ejemplo la malaria y la tuberculosis, y pueden, dadas las condiciones ideales, reaparecer como problemas a nosotros. Además, existen muchas oportunidades para que algunos miembros de la rica biodiversidad de microorganismos se pongan en contacto con la población humana y que causen enfermedades. Esto ya lo hemos visto con el HIV y hemos sido bastante lentos en resolver este problema. Más recientemente lo hemos visto también con el SRAG y con la influenza.


La salud pública se encuentra en el frente de batalla. Es esencial tener una mejor vigilancia para reconocer temprano los problemas y las enfermedades, una respuesta efectiva para prevenir la dispersión de las enfermedades, y una mejor capacidad de predicción. Tradicionalmente, estas iniciativas no han tenido suficientes recursos. Hemos tendido a ignorar a la salud pública, moviéndonos de una crisis a la otra. Cuando ocurre una crisis, invertimos fuertemente en ella, ya sea en el control de los mosquitos o en la inmunización o en lo que sea. Después, una vez que la crisis se supera, nos olvidamos del problema. Necesitamos desarrollar una forma de mantener las capacidades de salud pública y poder implementar mejores sistemas en todo el mundo. Después de todo, éste es un problema global y todos estamos juntos es esto.


Al mismo tiempo, yo veo razones para tener esperanzas. Hoy en día estamos mejor que hace 10 o 15 años y existe un mayor interés en hacer esto, así como mayores recursos para hacerlo. Finalmente, también se ven señales de que la voluntad política está aumentando, lo cual es esencial.


Nota: © 2004, American Institute of Biological Sciences. Los educadores tienen permiso de reimprimir artículos para su uso en las clases.


El Dr. Stephen S. Morse es Director del Centro de Preparación en Salud Pública de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia, así como miembro de la facultad del Departamento de Epidemiología.

El Dr. Morse trabajó al servicio del gobierno como gerente de programas en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados del Departamento de la Defensa de los Estados Unidos, donde fue codirector del Programa de Contramedidas para Patógenos, dirigiendo subsecuentemente el Programa de Diagnóstico Avanzado. Antes de unirse a la Universidad de Columbia, fue profesor asistente de virología en la Universidad de Rockefeller, en Nueva York, continuando como profesor adjunto hasta hoy. El Dr. Morse ha editado dos libros: Virus Emergentes (Oxford University Press, 1993; edición en rústica 1996) el cual fue seleccionado por la revista American Scientist para su lista de los “100 Mejores Libros del Siglo.” También editó La Biología Evolutiva de los Virus (Raven Press, 1994). Actualmente sirve como editor de sección para la revista científica del CDC Enfermedades Infecciosas Emergentes, y fue anteriormente editor en jefe de la revista del instituto Pasteur, Investigaciones en Virología




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