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Capítulos de Evolución - Apuntes -


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#21 Ge. Pe.

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Publicado el 18 marzo 2007 - 12:57

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4.2- Los ardipitecos más antiguos.


Pocos meses después del anuncio del descubrimiento de Orrorin tugenensis, Yohannes Haile-Selassié daba a conocer (21) el descubrimiento de nuevos restos fósiles asignables al género Ardipithecus. Estos fósiles incluyen una mandíbula con dientes, huesos de la mano y el pie, fragmentos del brazo y parte de la mandíbula, pertenecientes a un nmi 5. El tamaño del maxilar inferior y el de algunos huesos sugiere que su estatura debía ser como la de un chimpancé actual. En primer lugar se asignaron a una subespecie de ardipiteco: Ardipithecus ramidus kadabba (esto significa que los restos de ardipiteco de 4,4 Ma. hallados en los noventa y de los que hablamos antes, deberían ser englobados en la subespecie: Ardipithecus ramidus ramidus), afirmando que tienen una antigüedad comprendida entre 5,2 y 5,8 Ma. Esta última cifra acerca a ramidus kadabba a una antigüedad muy próxima a la de Orrorin (recordemos que la antigüedad de los restos de este género de homínido está comprendida entre los 5,8 Ma. y los 6 Ma.) Este dato, relacionándolo con otro relativo a la dentición será muy interesante para aventurar una hipótesis que comentaremos más adelante: que, en opinión del equipo liderado por Tim D. White. Orrorin, Ardipithecus y Sahelanthropus podrían ser miembros del mismo género.

La persistencia de rasgos arcaicos en la dentición y la parte posterior del cráneo indican que ramidus estuvo filogenéticamente cerca del antepasado común a homínidos y chimpancés. Kadabba en lengua Afar significa: “Ancestro familiar basal” y, por consiguiente, hace referencia al convencimiento que tienen sus descubridores de que los ardipitecos se hallan en la base del árbol genealógico de los humanos.
Tres años más tarde, en el 2004 se publicó un nuevo estudio (22) que incluía la presentación de más fósiles (esta vez procedentes del yacimiento de Asa Koma3) y concluía con la necesidad de elevar a rango de especie propia a los restos de A. r. kadabba. De este modo ahora se ha de distinguir entre: Ardipithecus ramidus y Ardipithecus kadabba.

Entre los fósiles encontrados de A. kadabba se incluye una falange del pie. Como tiene la articulación proximal con una orientación muy similar a la de los humanos se infiere que su locomoción debió ser bípeda. “Sin embargo, una única falange no es una prueba concluyente sobre el modo de locomoción de ninguna especie y debemos esperar la publicación de nuevos fósiles para conocer si Ardipithecus era bípedo o no” (23). Cuando en julio de 2001 se publicó el descubrimientos de los fósiles de kadabba se estaba en pleno debate sobre el estatus de homínido y sobre la bipedia de Orrorin. Todavía no se tiene la certeza absoluta de que Orrorin fuera un bípedo eficaz y como todavía no se han publicado los resultados definitivos sobre la anatomía de ramidus aún sigue en pie la incertidumbre sobre si era ya un ser bípedo o no. En el caso de que se demostrara que ramidus ya era bípedo, resultaría que la bipedestación habría comenzado en un ambiente boscoso y no en la sabana, como se venía creyendo hasta no hace mucho. El entorno en el que se movía Orrorin, de quien sus descubridores también dicen que era bípedo, era también boscoso, y bosque abierto era también el hábitat que ocupaba Sahelanthropus, el más antiguo de los candidatos a primer homínido y que veremos a continuación.
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#22 Ge. Pe.

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Publicado el 19 marzo 2007 - 01:27

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4.3.- Toumaï= ¿El homínido más antiguo?


En julio del 2002, justo un años después del anuncio del descubrimiento de más restos fosilizados de Ardipithecus, Michel Brunet (el descubridor de Australopithecus bahreghazali) junto a sus colaboradores de la Mission Paleoanthroplogique Franco-Tchadienne (MPFT), anunciaba (24) el descubrimiento de unos restos fósiles que podían tener una antigüedad cercana a los 7 ma. Sus descubridores los atribuían a un nuevo género y a una nueva especie de homínidos: Sahelanthropus tchadensis; el nombre genérico hace referencia a la región africana de Sahel, que bordea el Sahara meridional, y en cuyo lugar se han encontrado los fósiles. El nombre específico es un tributo al país en el que se han hallado.

Si se confirman estos datos (la antigüedad y el estatus de homínido de Sahelanthropus) estaríamos ante los restos fósiles más antiguos de la familia homínida; adentrándonos, por fin, en uno de los momentos más importantes de la historia de la evolución humana: el periodo de la divergencia de los chimpancés y los homínidos de su tronco común.

Los hallazgos se efectuaron en julio del 2001 y consisten en un cráneo casi completo, dos fragmentos de mandíbulas y tres dientes. Se cree que estos restos corresponden a un nmi. 5 (un número mínimo de cinco individuos).

Sin embargo, la datación de estos fósiles resulta todavía controvertida (25). Dicha datación se ha realizado mediante la técnica de comparación de la fauna del área fosilífera de Toros-Menalla, en el desierto de Djurab, al norte de Chad, con otros yacimientos que poseen una fauna similar. La comparación de las faunas hace suponer que los fósiles de Toros-Menalla pueden tener una antigüedad comprendida entre los 6 y los 7 ma.

El cráneo representa el holotipo (espécimen o ejemplar paradigmático) de esta especie y se conserva en bastante buen estado, aunque su parte derecha se halla casi totalmente aplastada. Lo sorprendente de este cráneo es que su parte posterior recuerda a la de un chimpancé, pero su parte anterior se asemeja al rostro de un homínido de unos 2 Ma. Por otra parte sus dientes son pequeños, y aunque sus caninos son más primitivos que los de Ardipithecus, sería un dato que, en principio, parece reforzar la relación entre tchadensis con el linaje humano. En cualquier caso Toumaï presenta, en opinión de Chris Stringer, una combinación de rasgos “no vista en ningún simio fósil [ni] en los homínidos posteriores” (26)

Sus descubridores han decidido bautizar a este cráneo con el nombre de: Toumaï, que en la lengua gorán significa: “Esperanza de vida” y hace referencia a los bebés nacidos justo antes de la estación seca. La nomenclatura técnica con la que se identifica este cráneo es: TM 266-01-060-1, siglas que indican que se trata del fósil número 266 de Toros-Menalla). El volumen endocraneal de Toumaï, y por extensión de los Sahelanthropus, se calcula que debe oscilar entre los 320 y los 380 cc.; similar, pues, al de los actuales chimpancés. Empero, los investigadores afirman, que el aspecto global de la morfología de Toumaï no se asemejaría ni al de los chimpancés, ni al de los gorilas, ni al de ninguno de los homínidos conocidos hasta la fecha.

Para poder clasificar a Toumaï dentro de la familia homínida resulta de importancia capital el poder determinar si ya era bípedo. Como no se han encontrado huesos de ninguna de las partes del cuerpo que pueda dar pistas claras (pies, manos, brazos, piernas o cadera), resulta imposible poder afirmar la bipedia de Sahelanthropus. Para colmo, la posición del foramen magnum (orificio en el cual se produce la inserción de la espina dorsal en el cráneo, que en los seres bípedos se halla en el basicráneo y en los cuadrúpedos en la parte posterior del cráneo) no despeja las incógnitas. Empero, sus descubridores no descartan que tchadensis ya fuera un ser bípedo.

Si se llega a confirmar que Toumaï ya caminaba sobre dos piernas, entonces se podría afirmar que: “la divergencia entre el linaje de los humanos y el de los chimpancés se realizó más pronto de lo que indican la mayoría de los estudios de biología molecular” (27). La conclusión que extraen al respecto sus descubridores es que: “Sahelanthropus es el miembro más antiguo y primitivo del clado homínido, cercano al momento de divergencia de los homínidos y chimpancés” (28).

Sin embargo, no todo el mundo acepta que Toumaï represente inequívocamente a un homínido. A este respecto las opiniones están divididas. De momento se han pronunciado en contra de este dato Milford Wolpoff, Brigitte Senut y Martin Pickford. Según ellos (29) el cráneo TM 266 se parece más al de una hembra de gorila que al de un humano (30). Brunet replica a estos autores en un texto publicado en Nature justo a continuación del anteriormente citado (31). Según el paleoantropólogo francés es lógico que Toumaï presente caracteres arcaicos y simiescos, no en vano estaríamos hablando del homínido más antiguo encontrado hasta la fecha.

Homínidos de 7 Ma. en África central. Esto ha llevado al equipo de Brunet a cuestionar el paradigma sostenido por la mayoría de los miembros de la comunidad científica relacionado con el origen de los homínidos y conocido como: “Hipótesis East Side Story”. Dicho paradigma, propuesto por el paleoantropólogo francés Yves Coppens, postula que los homínidos se habrían originado al este del Valle del Rift, muy posiblemente en África centro oriental, pero, en cualquier caso, a unos 2500 km. al este del lugar en donde se han hallado los restos de Sahelanthropus. Para el equipo de Brunet, esta localización representa una seria objeción a la hipótesis East Side Story, cuestionando su postulado básico y “sugiere que un origen de la familia homínida exclusivamente este africano es algo improbable” (32).

Para destacar la importancia del descubrimiento de Toumaï, Daniel Lieberman (de la Universidad de Harvard) ha afirmado que en el campo de la paleontología humana: “tendría un impacto similar al de una pequeña bomba nuclear” (33). Por su parte Bernard Wood (del Departamento de Antropología de la Universidad de George Washington) afirma que: “estamos reuniendo evidencias que indican que nuestros orígenes son mucho más complejos y difíciles de trazar que cualquier otro grupo de organismos” (34). Y aunque reconoce que: “Sahelanthropus tchadensis es un candidato a la raíz de los homínidos”, también afirma que “desde mi punto de vista es imposible demostrarlo. Mi opinión es que S. tchadensis es la punta del iceberg que representa la diversidad taxonómica que se produjo durante la evolución humana comprendida entre los 5 y los 7 ma.” (35). Para acabar de complicar la polémica Tim D. White sostiene que los fósiles atribuidos a Sahelanthropus, así como los de Orrorin, tal vez pudieran pertenecer a Ardipithecus. Como puede apreciarse, un mismo hecho es interpretado de distintas maneras. Mientras Lieberman está convencido de que Toumaï es un homínido, Wood lo duda y White, llevando el agua a su molino, sostiene que pudiera ser un ardipiteco. Ante este aluvión de informaciones contradictorias dictadas por auténticas eminencias en la materia se impone la prudencia a la hora de pronunciarse sobre unos especímenes tan interesantes como estos, en espera del descubrimiento de nuevos fósiles que puedan despejar un poco más el panorama.

¿Cuál es la conclusión que podemos sacar en relación a los hallazgos que se han realizado durante los últimos años referentes a los primeros homínidos?
En primer lugar hay que destacar un hecho muy importante: “Estos tres taxones, todos de más de 5 millones de años, se han asignado a tres géneros diferentes, aunque cada uno se base en material incompleto que no permite la comparación. Cuando se dispone de partes iguales, como los caninos y los molares, son similares entre ellos, lo que indica que, de hecho, podrían ser la misma cosa, pero las pruebas no nos dicen con quién podrían estar emparentados, si con los simios o con los humanos. La retención de caracteres primitivos, como la afilación del tercer premolar, no indica afinidad con los simios por sí miso, pero tampoco las escasas pruebas del bipedalismo indican afinidad con los humanos. La solución está aún por llegar” (36).

¿Cuál de los tres ejemplares descubiertos recientemente fue el primer homínido?
No lo sabemos con certeza. Para unos el mejor candidato es Ardipithecus (37), para otros lo es Orrorin (38). Para otros, como es el caso del prestigioso, Tim D. White las similitudes entre los escasos restos que coinciden sería un indicio que revelaría que los tres pertenecen al mismo género, que él identifica con Ardipithecus. Ciertamente estamos ante un momento excitante de la evolución humana: el del origen de nuestra familia. Pero con los datos actualmente existentes todavía no se puede efectuar un veredicto definitivo sobre quién fue el miembro fundador de la familia homínida, el primero de una saga que acabaría dando origen a nuestra propia especie.

¿Futuros descubrimientos lograran desvelar este misterio?
Hay quienes creen que sí. Según este parecer nuevos fósiles resolverían la cuestión definitivamente. Pero otros especialistas no opinan igual y creen que nuestra ignorancia sobre quién fue el primer homínido y, por tanto, el miembro fundador de nuestra familia biológica, no es una ignorancia puramente coyuntural que se resolverá con el descubrimiento de nuevos fósiles, sino que consideran que es una ignorancia estructural. Nos explicaremos.

Quienes son de este parecer aducen que: “si el hombre y los monos antropomorfos africanos tienen un antepasado común, es evidente que cuanto más cerca se esté del tronco más difícil resulta aislar los caracteres simiescos de los humanos. De ahí este intenso debate científico” (39). De este modo: “cuanto más nos acerquemos a la divergencia o al antepasado común, más indiferenciados son los caracteres y más difícil es decidirse a favor de uno u otro linaje. De hecho, no existe un carácter mágico que permita tomar una decisión... La historia de la aparición del hombre sigue siendo una historia fragmentaria, con sus escasas certezas (los fósiles) y sus frágiles convicciones (las teorías)” (40).

Así pues, no son pocas las dificultades con las que se han de encontrar quienes pretendan determinar cuál fue el miembro fundador de nuestro linaje evolutivo. Es por esto que hay quien ha descrito muy gráficamente lo compleja que resulta esta cuestión al afirmar que: “los investigadores que traten de arrojar alguna luz sobre esta oscura etapa de la evolución de los homínidos se encuentran como en la fábula de los ciegos que tratan de definir la forma de un elefante, cada uno de ellos palpando una parte diferente del animal (trompa, pata, oreja...) y trazándose así una imagen completamente distinta en cada caso. En definitiva, un buen puzzle que tal vez refleje la propia complejidad de la evolución humana en el punto álgido de la bifurcación entre gorilas, chimpancés y homínidos bípedos” (41).
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#23 Ge. Pe.

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Publicado el 21 marzo 2007 - 03:15

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4.4.- Kenyanthropus platyops: El aguafiestas.


Al igual que Sahelanthropus, Orrorin o Ardipithecus (tanto ramidus como kadabba) Kenyanthropus platyops es uno de los descubrimientos estrella realizados en los últimos años 42.

En marzo de 2001 la prestigiosa paleoantropóloga Meave Leakey (directora de la división de paleontología de los Museos nacionales de Kenia en Nairobi) presentaba junto a Fred Spoor (del Departamento de Anatomía y desarrollo biológico del University College of London) los fósiles pertenecientes a un nuevo género y a una nueva especie de homínidos: Kenyanthropus platyops (43) (que literalmente significa: “Hombre keniata de cara plana”).

El nombre genérico: Kenyanthropus, es un tributo de reconocimiento a la importancia del papel que ha jugado Kenia en la comprensión de la evolución humana gracias a las numerosas especies y géneros de homínidos y hominoideos descubiertos en este país. El nombre específico: platyops procede de dos palabras griegas: platus y opsis que significan, respectivamente, plano y cara, haciendo referencia a una de las características principales de este cráneo: una cara aplanada. El nombre genérico induce un tanto a error porque los propios autores reconocen que no se trata de un miembro del género Homo (el que incluye a todas las especies humanas), ni tampoco coincide con la morfología de los australopitecos. Así que se vieron abocados a tener que crear un nuevo género. Descartada la hipótesis de que sea un antepasado directo del hombre, se piensa que se trata de una rama lateral (con relación a los humanos, claro está) extinta del árbol genealógico de los homínidos.

El holotipo es un cráneo catalogado bajo las siglas: KNM-WT 40000 44. El cráneo fue hallado por Justus Erus en la Formación Nachukui, a orillas del río Lomekwi (Kenia noroccidental). Entre 1998 y 1999 se recuperaron numerosos fósiles pertenecientes a 30 individuos, con una antigüedad que oscilaría entre 3,2 y 3,5 ma.; es decir, eran contemporáneos de Lucy. Sin duda el descubrimiento de Kenyanthropus da que hablar, entre otras razones por los retoques del árbol genealógico que proponen sus descubridores. De momento sugieren que Homo rudolfensis, considerado hasta ahora uno de los primeros seres humanos, pase a ser catalogado como una especie de este nuevo género. Como era de prever se trata de una propuesta que, al menos inicialmente, no ha sido bien acogida por la mayoría de la comunidad científica. No resulta fácil de aceptar que alguien que ha sido considerado un ser humano durante décadas vaya a parar a un género de homínidos no humanos.
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#24 Ge. Pe.

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Publicado el 23 marzo 2007 - 05:34

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4.5.- Homo georgicus. La sorpresa caucasiana.


Como ya vimos anteriormente, al hablar de Eugen Dubois, durante el último cuarto del siglo XIX se pensaba que el origen de la humanidad podía estar en Asia. El descubrimiento del Pithecanthropus erectus parecía corroborarlo. Pero, a partir de la segunda mitad del siglo XX estaba claro que Africa parecía ser la cuna de la humanidad. De allí procedían los australopitecos y los parántropos, así como los primeros humanos. De este modo se fue gestando la idea de que los ejemplares de Java eran los descendientes de unos Homo erectus que debieron de abandonar África hace poco más de un millón y medio de años pertrechados de una tecnología suficientemente avanzada como para poder permitir la supervivencia durante la travesía que separa África de Indonesia y dotados de unos cerebros grandes que debían cubicar en torno a los 1000 cc.

El yacimiento de Tel Ubeidiya, en Israel, testifica que los humanos pasaron por allí hace un millón cuatrocientos mil años. Sin embargo un yacimiento caucasiano iba a hacer tambalear, muy lentamente eso sí, todas las ideas clásicas sobre el primer éxodo humano fuera de Africa.

El yacimiento de Dmanisi está en Georgia, a unos 85 km al suroeste de la capital georgiana, Tiflis; y muy cerca de la frontera con Turquía. Era el 24 de septiembre de 1991 y la campaña de aquel año estaba concluyendo. Un estudiante alemán, Antje Justus se aplicaba con esmero y cuidado en su parcela cuando apareció una mandíbula humana, D-211. Leo Gabunia y Abesalom Vekua procedieron a su estudio y pudieron determinar que pertenecía a un individuo adulto con una antigüedad superior al millón setecientos mil años. Algo realmente asombroso. Humanos en las estribaciones meridionales del Cáucaso hacía casi 1,8 Ma. ¿De dónde procedían? ¿Cómo habían llegado hasta allí? ¿Quiénes eran? Estas y otras eran preguntas que no dejaban de dar vueltas en las cabezas de sus descubridores.

Por aquellas fechas habían un debate entre los partidarios de la Long chronology y los de la Short chronology. Es decir: entre quienes propugnaban que Europa había sido poblada desde hacía más de un millón de años y los que sostenían que los primeros europeos no debían tener mas de medio millón de años. La duda se disipó con el descubrimiento de Homo antecesor en Atapuerca (780.000 años) y con la confirmación, en 1999, por parte del geocronólogo Carl Swisher de que la toba volcánica en la que se había encontrado la mandíbula de Dmanisi tenía 1,8 Ma., de modo que la mandíbula estaría muy cerca de esa fecha.

El 31 de mayo de 1999, en el nivel V, se encontró el primer cráneo humano de Dmanisi (D-2.280). El 22 de julio apareció el segundo (D-2.282). Lo primero que sorprendió fue su reducida capacidad craneana: 780 cc. para el primero y 650 cc. para el segundo, algo que daba por tierra con la idea de que los primeros humanos que salieron de Africa estaban provistos de un cerebro voluminoso. Concretamente D-2.282, con sus 650 cc. estaba netamente por debajo de los umbrales inferiores de Homo ergaster y de lleno en medio del rango de Homo habilis.

El 26 de septiembre del año 2000, y cuando la campaña ya había acabado, Gocha Kiladze vuelve al yacimiento para acompañar a David Lordkipanidze, Henry de Lumley y Christophe Falguères para tomar unas muestras de las cenizas volcánicas del nivel VI. No acuden al mismo sector en el que habían trabajado en verano, pues está sellado, sino que lo hacen en un corte próximo a él, a 13m.. Allí aparecerá la segunda mandíbula, D-2.600. El 24 de agosto de 2001 encuentran el tercer cráneo: D-2.700.

Su capacidad es todavía más pequeña que la de los dos anteriores: 600 cc. A finales de agosto de 2002 Slava Ediberidze encuentra un cuarto cráneo: D-3.444, que también tiene una capacidad endocraneal muy baja: 650 cc.

Pero Dmanisi guardaba otra gran sorpresa. La depararía la cuarta mandíbula hallada en agosto de 2003: ¡No tenía dientes! Pertenece a un adulto que los había perdido muchos años antes de morir. ¿Cómo pudo sobrevivir? Indudablemente gracias al cuidado de los demás miembros del grupo que, incluso, es muy probable que le masticaran los alimentos para que pudiera tragarlos. De confirmarse que los humanos de Dmanisi habían cuidado a este anciano estaríamos ante el acto de solidaridad humana más antiguo conocido hasta la fecha.

Debido al tamaño de los cráneos y algunas de las características físicas tan arcaicas que presentaban se decidió englobarlos en una nueva especie: Homo georgicus (45), intermedia entre Homo habilis y Homo ergaster/erectus )46) . Dmanisi es un yacimiento en el que se está realizando un trabajo de investigación en un área de cien metros cuadrados, pero se supone que tiene una riqueza potencial de once mil metros cuadrados (¡cien veces más de lo que se ha trabajado hasta la fecha!). No es de extrañar, pues, que Dmanisi sea un yacimiento del que debamos estar muy atentos, pues, con toda seguridad, aún guarda grandes sorpresas por descubrir.

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#25 Ge. Pe.

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Publicado el 26 marzo 2007 - 01:05

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4.6.- Nuestros antepasados directos más antiguos I. Homo sapiens idaltu.


Siempre ha sido un gran enigma saber cuáles fueron nuestros antepasados directos más antiguos. A finales de la década de los sesenta del siglo XIX se suponía que, con sus poco más de treinta mil años, eran los cromañones. Pero en los años treinta del siglo XX se descubrió en Israel (cueva de Mugharet et-Skhul o en la cueva de Djebel Qafzeh) restos de humanos anatómicamente modernos (morfológicamente similares a nosotros aunque con ligeros rasgos arcaicos) con 90.000 años de antigüedad. Los estudios genéticos que se irían desarrollando durante la década de los ochenta acabaron por sugerir que nuestro origen estaba en África y que debía tener entre 150.000 y 200.000 años. Aunque hubo una fuerte polémica los numerosísimos estudios que se hicieron durante los noventa no dejaban de confirmar estos datos. Pero no había pruebas físicas. Finalmente, en el 2003, se darían a conocer.

En efecto, el 12 de junio de 2003 el inefable Tim D. White anunció que su equipo había descubierto (en 1997) en la localidad Etíope de Herto (en el curso medio del río Awash) (47) los restos humanos de Homo sapiens más antiguos conocidos hasta la fecha. White los ha asignado a una subespecie de nuestro género: Homo sapiens idaltu. Este último nombre significa “anciano” en amhárico, una lengua de origen semítico hablada en el norte y el centro de Etiopía. Los restos tienen entre 155.000 y 160.000 años (48) , y son, por tanto más antiguos que los encontrados en la desembocadura del río Klasies (Klasies river Mouth, en Sudáfrica), y que podrían tener un edad máxima de 120.000 años.

Una de las características más espectaculares de estos restos fósiles es que mostraban haber sido sometidos a canibalismo de carácter ritual. De confirmarse este dato estaríamos ante el comportamiento simbólico más antiguo que se conozca hasta la fecha.

4.8.- Nuestros antepasados directos más antiguos II. Los cráneos de Omo Kibish.


Un año y medio después del anuncio de la existencia de los fósiles de Herto saltó a la palestra una nueva noticia sobre quiénes podrían ser los fósiles de humanos de nuestra especie más antiguos.
En 1967 un equipo de investigación dirigido por un joven Richard Leakey (el mismo que lideraba el equipo que encontró el esqueleto del Niño de Nariokotome o Turkana Boy) halló dos cráneos de Homo sapiens en la Formación Kibish a orillas del río Omo, en Etiopía (y situada unos centenares de kilómetros al sur de Herto).

Pronto surgieron dos problemas relacionados con estos cráneos. Por una parte, Omo I presentaba rasgos notoriamente más modernos; y, por otro lado, estaba la cuestión de la datación. Primero se supuso que tenían unos 130.000 años de antigüedad, algo de por sí ya muy notorio. Posteriormente se afirmó que podrían tener hasta 160.000 (la misma antigüedad que los restos de Herto). Pero en febrero de 2005 Ian McDougall (de la Universidad Nacional de Australia, en Canberra), Francis Brown (de la Universidad de Utah) y John Fleagle (de la Universidad de Stony Brook, en Nueva York) publicaron un artículo en la revista Nature 49 en el que afirmaban que la nueva datación de los dos cráneos (técnicamente conocidos como Omo I y Omo II, y de constitución anatómicamente moderna) les atribuye una edad de 195.000 años.

Para hacer esta nueva datación el equipo de McDougall se desplazó hasta el mismo lugar en el que fueron hallados los cráneos para recoger rocas sobre las cuales habían estado depositados los restos fósiles. La fortuna les sonrió y, además, encontraron también un fémur de sapiens. El análisis de estos testimonios geológicos, usando distintos métodos de datación, llevó a estos investigadores a sostener que la antigüedad de estos restos humanos anatómicamente modernos puede ser perfectamente de 195.000 años.

De este modo serían los restos humanos más antiguos de miembros de nuestra especie. No obstante, los propios autores de esta investigación reconocen que existe la posibilidad de que los restos fósiles tengan una antigüedad de 104.000 años, aunque creen que la fecha más alta es la más probable.

De confirmarse la "cronología larga" para estos restos, se corroboraría la hipótesis de que el origen de nuestra especie se encuentra en África (hipótesis "Out of Africa"); lo que concordaría también con la inmensa mayoría de los datos proporcionados por la genética, que afirman que nuestra especie se originó en aquel continente hace entre 150.000 y 200.000 años. Lo que ya no está tan claro es la opinión de Francis Brown según la cual la conducta humana moderna apareció hace 50.000 años. Los datos aportados por Henshelwood, en Sudáfrica (Blombos Cave y Klasies River Mouth, por ejemplo) parecen testimoniar la existencia signos claros de conducta humana moderna, expresada a través de los elementos culturales que nos han llegado en el registro arqueológico, desde hace, por lo menos, unos 80.000 años (50) .
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#26 Ge. Pe.

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Publicado el 29 marzo 2007 - 08:02

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4.9.- El pequeño humano de la Isla de Flores.


A finales de octubre del año 2004, Mike Morwood y Peter Brown daban a conocer al mundo la existencia de una nueva especie humana: Homo floresiensis (51). La noticia causó una gran admiración en el campo de la paleontología humana y fue catalogada por la revista Science como el descubrimiento del año. Se trataba de un homínido con poco más de un metro de altura y un cerebro asombrosamente pequeño (entonces se le calculaba un volumen endocraneal de 380 cc., similar al de un chimpancé).

Se le atribuía la fabricación de herramientas del tipo musteriense (el mismo que habían utilizado los neandertales y los sapiens de hace más de 50.000 años). Según Morwood y Brown descendería de Homo erectus y habría evolucionado hacia su peculiar morfología debido al aislamiento geográfico, extinguiéndose hace unos 18.000 años.

Después de una viva polémica, sus descubridores, en colaboración con la paleoantropóloga Dean Falk y el radiólogo Charles Hildebolt, publicaron los resultados de su estudio del cráneo LB1 (las siglas hacen referencia al yacimiento en el que fue encontrado: la cueva de Liang Bua) (52). El nuevo volumen que se le asigna ahora al cerebro es de 417 cc. (53) , dato que le incluye dentro de los parámetros asignados a los Australopithecus gráciles, tipo Lucy, de hace 3 millones de años. Sin embargo lo que más le ha llamado la atención a Falk ha sido, no tanto el volumen, como la estructura del cerebro: un tamaño propio de un australopiteco pero con una estructuración claramente humana.

El cerebro no fosiliza, pero deja unas marcas inequívocas en la pared interna del cráneo (el endocráneo). El estudio del endocráneo del homínido de Liang Bua ha revelado que tenía muy desarrollados los lóbulos temporales (zonas que en nuestro género están asociadas a la comprensión del lenguaje, en ellas se hallan el área de Wernicke y el área de Broca) y el lóbulo frontal (zona asociada al control de las habilidades racionales y al de la planificación del futuro). Estos datos permiten especular con la posibilidad, pues se trata sólo de una hipótesis, de que Homo floresiensis fuera capaz de planificar acciones futuras complejas, así como de dominar alguna forma de lenguaje hablado.

Desde el mismo momento de la presentación de esta nueva especie humana la polémica en torno a ella ha sido muy viva. En primer lugar hay investigadores (Collin Groves) que creen que Homo floresiensis podría haber evolucionado a partir de Homo habilis, o de alguna otra especie humana, anterior a Homo erectus, aún no descubierta (54) (posibilidad considerada por Falk, Morwood, Brown (55) y otros). Desde luego, si esto es así, se tendría que rescribir por entero la historia de la evolución de todo el género humano en los dos últimos millones de años. Otros (Teuko Jacob, por un lado, y Maciej Henenberg junto con Alan Thorn, por otro) creen que en realidad estamos ante un sapiens que tuvo problemas en el crecimiento.

La respuesta de los descubridores de Hobbit es contundente: “Tenemos siete individuos con un cuerpo similar, con dientes y con proporciones faciales como las del espécimen de Liang Bua. ¿Cuál es la posibilidad de qué representen la forma de los humanos modernos? Ninguna” (56). Gigantes de la paleontología humana, como Tim D. White y Chris Stringer también discrepan de la interpretación de Jacob. La controversia ha llegado incluso hasta la custodia y el acceso a los fósiles. Hasta marzo de 2005 ahora habían estado en manos de Jacob (decano de la paleoantropología en Indonesia y que no pertenecía al equipo investigador) sin que sus descubridores tuvieran acceso a ellos; sin embargo, muchos de los fósiles, afortunadamente, vuelven a estar a disposición del equipo que lo descubrió para su estudio. Desde luego, Homo floresiensis va a dar mucho de qué hablar en un futuro inmediato, pues sus restos fosilizados se han convertido, por diversas razones, en unos auténticos “huesos de la discordia” (57).

Poco a poco van saliendo a la luz nuevos estudios sobre el conjunto de restos fósiles de esta nueva especie humana. Así el 13 de octubre del 2005 Nature publicaba un artículo firmado por Morwood y Brown, entre otros, en el que daban a conocer sus últimos descubrimientos en torno a Homo floresiensis. Se trata de unos restos humanos pertenecientes a un número mínimo de nueve individuos que tienen unas características anatómicas similares a las de los encontrados en 2003.

Los fósiles presentan un conjunto de rasgos distintivos que no se dan entre nuestra especie, Homo sapiens, los humanos anatómicamente modernos: cráneos extremadamente pequeños, con una capacidad endocraneal que no excede los 420 cc. (la misma que se atribuye a los australopitecos de tipo arcaico, como los afarensis, cuyo representante más célebre es Lucy, y sólo ligeramente por encima de la media del volumen cerebral de los chimpancés, 380cc.). Aunque los rasgos faciales y el tamaño de los dientes aconseja claramente englobarlo dentro del género humano. Los huesos del esqueleto postcraneal (es decir: del cuello para abajo) revelan que la estatura de estos humanos rondaba el metro de altura.

Hace dos años se encontró (en el sector VII de la cueva de Liang Bua, en la isla de Flores, Indonesia) parte del esqueleto, incluido el cráneo, de una hembra (como se desprende por la forma de la cadera) adulta (el desgaste de los dientes indica que debió de morir cuando contaba con unos treinta años), que debía medir poco más de 90 cm., característica por la que se le conoció popularmente como: Hobbit, en recuerdo de esa tribu de humanos diminutos que aparece en la saga: El señor de los anillos; si bien su nombre técnico es: LB1 (es decir: el espécimen 1 de Liang Bua). Ahora se han encontrado fósiles que se corresponden a un niño de tres años de edad y que medía unos 50 cm., y a un adulto que aún era más bajo que LB1.

Entre estos fósiles se halla una nueva mandíbula perteneciente a un individuo adulto, y restos postcraneales correspondientes a varios especímenes, así como los huesos de los brazos de LB1, que no fueron hallados originalmente en 2003. Sus descubridores calculan que los fósiles encontrados tienen una antigüedad que oscila entre los doce mil años (fecha calculada para su extinción antes de que llegaran los primeros humanos de nuestra especie a la isla, por lo menos esto es lo que se supone de momento) y los noventa mil años para los especímenes más antiguos.

Las conclusiones que sacan Morwood y Brown a partir de los nuevos hallazgos son contundentes. Las pruebas se acumulan a favor de la tesis de que estamos ante una nueva especie humana que logró sobrevivir hasta hace apenas 12.000 años. Los hombres de Flores eran humanos que no pertenecían a nuestra especie. El hecho de que todos los huesos encontrados tengan dimensiones proporcionalmente pequeñas demuestra que Hobbit, la hembra hallada hace dos años, no era una mujer enana, sino que estamos ante una especie humana realmente distinta a la nuestra; y que presenta, como característica morfológica más relevante una estatura diminuta.

Como es lógico, la duplicación de huesos fósiles refuerza la idea de que floresiensis se corresponda a una población de humanos diminutos específicamente distinta de cualquier otro tipo humano, descartándose así la posibilidad de que el esqueleto de LB1 se correspondiera a un individuo afectado por una patología o que fuera alguna forma anatómicamente aberrante de sapiens. Entre los nuevos descubrimientos anunciados se encuentra una tibia que sugiere que el individuo al que pertenecía no medía más de 106 cm., de momento el floresiensis más alto encontrado. Además, el análisis tridimensional del cráneo de LB1 ha revelado que no tiene la estructura endocraneal de un microencefálico (enfermedad que se da entre algunas personas de nuestra especie y que consiste en tener un cerebro anormalmente pequeño), sino que manifiesta una estructura endocraneal normal sólo que con dimensiones muy diminutas.

Pero ¿por qué la complexión física de Homo floresiensis es tan reducida? En el caso de los animales la explicación es relativamente sencilla: Flores es una isla no muy grande pequeña, en ella escasean los recursos alimenticios, de modo que resulta prácticamente imposible mantener una población de grandes depredadores. En consecuencia los grandes herbívoros ya no necesitan cuerpos muy voluminosos como mecanismo de defensa, pues su alto coste energético haría inviable la supervivencia en hábitats de escasos recursos. De esta suerte la selección natural favorece la supervivencia de aquellos herbívoros que reducen su volumen corporal, con lo que la especie puede hacer una mejor gestión de los recursos alimenticios gracias a un mayor aprovechamiento de los mismos, posibilitando así su viabilidad.

Sin embargo, explicar la reducción del volumen cerebral que ha experimentado Hobbit es algo mucho más complejo y está menos documentado en el registro fósil. El paleontólogo Salvador Moyà, del Institut Miquel Crusafont de Sabadell en Barcelona, encontró en las Baleares restos fosilizados de Myotragus, hasta ahora considerado una especie de cabra balear, pero que estudios recientes relacionan más con las ovejas y que había reducido el tamaño de su cerebro a la mitad.

En cambio explicar la reducción del volumen cerebral en los humanos es algo sumamente complejo, ya que se trata de un depredador (aunque es posible que los leones y las hienas, que también son depredadores, hayan reducido el volumen de su cerebro un tercio en el último cuarto de millón de años). La causa exacta de esa reducción permanece todavía por desvelarse: ¿Fue, simplemente, debido al aislamiento geográfico? ¿Hay algún otro motivo que, de momento, se nos escapa?

Realmente Homo floresiensis plantea toda una serie de interrogantes que no deja de sorprender a propios y extraños y que no puede sino, sumirnos en una profunda perplejidad. Sin lugar a duda eran seres inteligentes, pese a tener un cerebro ligeramente mayor que el de un chimpancé. Cazaban elefantes enanos (Stegodon), lagartos gigantes como el Dragón de Komodo (aún existente y realmente impresionantes con sus dos metros de longitud y su dieta carnívora) y otros mayores ya extintos. Dominaban el fuego y fabricaban herramientas líticas complejas. Sobre este punto se ha cernido un complejo debate.

Para algunos autores, Richard Klein, por ejemplo, de la Universidad de Standford, las herramientas pudieron no haber sido hechas por los floresiensis, pues la mayoría de ellas se encontraron lejos de los restos fósiles de esta especie. Colin P. Groves, de la Universidad Nacional de Australia, aduce que los instrumentos líticos hallados en Liang Bua son demasiado complejos para haberlos fabricado unos humanos con un cerebro tan diminuto y, probablemente son obra de los sapiens que habitaron la isla en fechas mucho más antiguas de las que hasta ahora conocemos. Los miembros del equipo investigador responden que esto es algo improbable, pues hay instrumentos líticos que están datados en una antigüedad que sobrepasa los 90.000 años. Lo más probable, pues, es que Homo floresiensis fuera el autor de esas herramientas, y en tal caso no cabría duda de que, como indica Peter Brown, eran muy listos. Y sin embargo... ¡su anatomía no difería mucho de la de un australopiteco de hace tres millones de años!

¿Cuál es el origen de Homo floresiensis? El tema está muy abierto, pues se plantean muchas incertidumbres. En un principio sus descubridores eran firmes partidarios de que los floresiensis eran descendientes de los Homo erectus, que habrían llegado a lo que hoy es Java y Sumatra hace 1,8 millones de años (tal como indican los hallazgos de Modjokerto, Trinil o Solo, y según las dataciones del geocronólogo Carl Swisher) Si bien entonces esas islas estaban unidas al continente asiático formando la Península de Sonda, Flores nunca lo estuvo, siempre se mantuvo aislada por un brazo de mar que actuaba (relativamente) como barrera biológica. Dicha separación se conoce como “Línea de Wallace”.

La presencia humana en Flores se remonta, pues, a más de 800.000 años, según aduce Morwood; alegando que éso es lo que indica el hecho de haberse hallado herramientas líticas en la isla con esa antigüedad. No obstante hay quienes cuestionan esto argumentando que su morfología no es de origen antrópico, sino fruto de la acción de agentes naturales. Aunque lo cierto es que la mayor parte de la comunidad científica tiende a dar crédito al testimonio de Morwood y Brown. La pregunta sería entonces: ¿Cómo fue posible que unos humanos lograran navegar por aguas tan peligrosas hace 800.000 años? ¿Acaso fueron a parar a Flores por navegación de fortuna? En cualquier caso este dato forma parte de uno de los muchos enigmas que quedan por resolver en relación a la presencia humana en Flores.

Actualmente se barajan tres grandes hipótesis para explicar el origen de Homo floresiensis. Por un lado cabe la posibilidad de que sean los descendientes de unos supuestos erectus que habrían llegado a Flores hace unos 840.000 años (siendo así los posibles autores de las herramientas halladas en la depresión de Sonda), y que habrían reducido sus dimensiones corporales como un medio de adaptación a los escasos recursos de la isla. Esta era la hipótesis por la que se decantaban hasta ahora los autores del descubrimiento. Otra posibilidad es que los floresiensis ya llegaran a la isla con un tamaño significativamente diminuto, quizás fruto de un proceso de enanismo emprendido en otras islas.

Actualmente es la hipótesis que consideran más plausible los directores del equipo que lleva a cabo los trabajos en Liang Bua. Aunque, en este caso, sigue en pie el interrogante sobre cuál sería la especie a partir de la cual habrían evolucionado los floresiensis. Sin embargo, no se puede descartar que estos humanos ya llegaran con unas dimensiones corporales extremadamente diminutas al sudeste asiático antes de ocupar isla alguna.

En tal caso la posibilidad de que descendieran directamente de Homo habilis, o de Homo georgicus, cobra visos de plausibilidad. No en vano, y tal como ya pudimos ver, desde los hallazgos de Dmanisi, en el Cáucaso, se ha podido demostrar que los primeros humanos en abandonar África no fueron los Homo ergaster (es decir: los llamados Homo erectus africanos; o, para ser más precisos, los antepasados africanos del Homo erectus asiático) sino una especie humana más arcaica y posiblemente derivada de Homo habilis: los Homo georgicus. Más sorprendente es la propuesta de Milford Wolpoff, que sugiere que los floresiensis podrían descender de los Australopithecus y que incluso estos podrían haber abandonado África, siendo los artífices de un éxodo temprano hacia el sudeste asiático (58). Una propuesta tan arriesgada como ésta debería de basarse en pruebas empíricas mínimamente sólida (algunos fósiles que pudieran sugerir algo así) para poder tener un cierto margen de credibilidad.

Sin embargo, no se ha hallado nada por el estilo, aunque Wolpof sostiene que sí ha sucedido, sólo que no sabemos verlo, de modo que fósiles hasta ahora adscritos primero a Meganthropus y luego a erectus deberían ser reexaminados a la luz de los nuevos hallazgos para ver si era posible adscribirlos a Australopithecus. Una propuesta demasiado heterodoxa y que antes de adquirir cierta credibilidad ha de ver como se agotan las posibilidades de hipótesis más plausibles y menos revolucionarias.

El futuro de Homo floresiensis es muy prometedor. Los hallazgos publicados hacen referencia a fósiles encontrados en el 2004; sin embargo, desde finales de marzo del 2005 el equipo de investigación reiniciaba las excavaciones en Liang Bua. En esa campaña se trabajó en niveles que tienen unos 50.000 años de antigüedad.

¿Hay más hobbits en las islas cercanas a Flores? ¿Únicamente fue ahí donde se produjo este extraño experimento de la evolución humana? ¿En las islas que rodean Flores evolucionaron los humanos hacia especies nuevas que aún nos son desconocidas? Para intentar dar una respuesta a estas cuestiones M. Morwood se trasladó a finales de marzo de 2005 hasta la vecina isla de Lombok, al oeste de la línea de Wallace, para encontrar posibles lugares de interés en los cuáles poder iniciar excavaciones futuras. Sin embargo hay otras cuestiones más próximas que todavía siguen en pie: ¿Por qué se extinguió Homo floresiensis? ¿Fuimos nosotros los causantes de su desaparición? ¿Nuestros antepasados interactuaron con ellos? También se está intentando recuperar ADN de floresiensis en buen estado para compararlo con el nuestro.

Este el mes de mayo de este mismo año la polémica se ha vuelto a recrudecer. Robert D. Martin y su equipo (59) insisten en que Floresiensis es un humano de nuestra especie que ha sufrido microcefalia, mientras que Morwood y su equipo no de esgrimir los argumentos que hemos comentado.
Como puede verse todo lo relacionado con Homo floresiensis está todavía por resolverse. Pero tampoco cabe dudas de que Flores (y quién sabe si las islas de los alrededores) todavía encierra muchas sorpresas que irán aflorando en los próximos años.

#27 Ge. Pe.

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Publicado el 31 marzo 2007 - 09:50

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4.10.- Anamensis y el origen de los australopitecos.


A principios de marzo de 2005 Yohannes Haile-Selassié anunció que su equipo había hallado restos de homínidos con 4 millones de años de antigüedad que ya eran bípedos, pero aún no pueden ser asignados a ningún género ni a ninguna especie.El descubrimiento fue dado a conocer en rueda de prensa el 4 de marzo del 2005. Todavía se han de publicar los estudios de estos restos. Nature se hizo eco de la noticia en una breve nota firmada por Rex Dalton 60 .

Lo que sí es seguro es que el equipo de Tim D. White (uno de los paleoantropólogos de mayor prestigio y fama mundial) había descubierto nuevos fósiles de anamensis en la localidad etíope de Assa Isse. Lo anunciaba el trece de abril en un artículo publicado en Nature (61). Se trata de unos 30 fósiles pertenecientes a un número mínimo de 8 individuos.

Los restos has sido encontrados en el yacimiento etiope de Asa Isse (que significa “Cerro rojo” en lengua afar) se han asignado al género y a la especie: Australopithecus anamensis, estimándoles una antigüedad de entre 4,1 y 4,2 millones de años. Entre los restos hallado se incluyen dientes (entre los que figura el mayor canino de homínido descubierto hasta la fecha, su gran tamaño le aproxima al rango típico de los simios y es un signo propio de un carácter arcaico, lógico si tenemos en cuenta que estamos hablando de la especie más antigua de australopiteco conocida hasta la fecha) parte de un fémur, algunos huesos de la mano y el pie. Parte de ellos se encontraron en 1994 y otros aparecieron en diciembre de 2005.

Tal como ya dijimos anteriormente, ya se conocían ejemplares de anamensis con 4,2 millones de años. Fueron hallados en Kanapoi y Allia Bay, a ambas orillas de Lago Turkana (Kenya) por el equipo de Meave Leakey y Allan Walker, siendo dados a conocer en 1996 (de hecho el primero fósil de esta especie lo descubrió Brian Patterson en 1964, aunque entonces no se asignó a ninguna especie concreta de homínido).

Lo sorprendente de los fósiles que han sido encontrados ahora no es, pues, su antigüedad, sino el hecho de haber sido hallados casi mil kilómetros al norte de donde fueron encontrados sus homólogos keniatas, y el haber aparecido muy cerca (a unos pocos kilómetros de distancia) de los yacimientos en los que se han encontrado fósiles de Ardipithecus ramidus (también hallados por el equipo de White, tal como vimos anteriormente). Aunque el debate sobre el estatus de homínido de a. ramidus aún sigue abierto, es muy posible que sí lo sea, de modo que, con sus 4,4 Ma. sería el candidato ideal a ser el antecesor de los australopitecos anamensis.

La proximidad geográfica juega a favor de esta hipótesis, pero el hecho de tener 4,4 Ma. de antigüedad lo sitúa demasiado cerca de anamensis en el tiempo. No obstante, el equipo de White sostiene que podría haberse dado un caso de “gradualismo puntuado” (en alusión a la teoría de Gould y Eldredge del equilibrio puntuado, que sostiene la posibilidad de cambios evolutivos drásticos en poco tiempo; el gradualismo puntuado afirmaría la existencia de cambios graduales en un lapso muy corto de tiempo; ahora bien, si esto es así deberían de hallarse las formas intermedias entre ramidus y anamensis que, de momento, están ausentes en el registro fósil).

Otra posibilidad (también planteada por sus descubridores) sería que los anamensis descendieran de otro homínido aún desconocido y que los ardipitecos fueran una rama lateral (y, por lo tanto, no implicada directamente en la aparición del linaje humano) que llegó a coexistir con los anamensis. Ambas hipótesis son consistentes con los datos actualmente existentes y sólo el descubrimiento de más restos podrá decidir cuál de las dos alternativas es más plausible.

Por lo que se refiere a la descendencia de anamensis el consenso entre los científicos es mucho más grande. Generalmente se le acepta como el antecesor directo de los Australopithecus afarensis, especie a la que perteneció la famosa Lucy. Los afarensis son australopitecos que vivieron entre 3.9 y 3 Ma. y lo hicieron en las mismas áreas geográficas en las que se han encontrado los restos de los anamensis, tanto en Etiopía como en Kenya. De modo que es la primera vez que se ha podido relacionar estas tres especies —ramidus, anamensis y afarensis— en una sucesión cronológica en la misma zona (la región de los Afar en Etiopía). La proximidad de los nuevos descubrimientos hace crecer la posibilidad de que anamensis sea el antecesor de afarensis.

Este mismo mes de agosto, en la revista especializada Journal of Human Evolution, Meave G. Leakey (la descubridora de A. anamensis), Donald C. Johanson (el descubridor de Lucy),Yoel Rak y otros publicaban un artículo en el que planteaban la cuestión de si anamensis era o no el antepasado directo de afarensis (62) , apostando por ello. Sin embargo Lee R. Berger, por ejemplo, no ve las cosas tan claras y duda que anamensis pueda ser, sin más, el antecesor de afarensis ya que, alega, el cráneo de aquél es notoriamente más primitivo que el de la especie a la que pertenece Lucy, los restos del esqueleto postcraneal parecen ser de un tipo morfológico más moderno, y eso que los especímenes de anamensis son casi medio millón de años más antiguos que los de afarensis.

De esta suerte Berger se pregunta: “¿Cómo era posible que una criatura supuestamente más simiesca en su morfología craneal que el africanus y el afarensis y que había vivido al menos medio millón de años antes, se hallara más avanzada en términos de evolución anatómica desde el cuello para abajo?” (63).
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#28 Ge. Pe.

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Publicado el 01 abril 2007 - 06:49

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4.11.- Genética y evolución humana.


En estos últimos años se han hecho muchos otros grandes descubrimientos (como es el caso, por ejemplo, del hominoideo miocénico: Pierolapithecus catalaunicus (64 ) aparte de los que hemos citado aquí. Pero no se trata de hacer una lista exhaustiva de los mismos que, afortunadamente, haría tremendamente extensa esta exposición.
Sin embargo no queremos acabar sin hacer una mención a la importancia que han tenido los estudios genéticos en el campo de la evolución humana realizados en los últimos quince años. Y deseamos acabar así por varias razones.

En primer lugar porque los estudios genéticos aplicados a la paleontología humana están resultando ser una de las grandes herramientas para comprender la evolución humana en los últimos 150.000 años.

En segundo lugar porque este mismo mes de mayo de 2006 el paleogenetista más famoso del mundo: Svante Pääbo, ha anunciado que su equipo ha logrado secuenciar, por vez primera en la historia, ADN nuclear de neandertal, algo extremadamente dificilísimo y que dará muchísimo de que hablar en los próximos años (65).

En tercer lugar porque empezábamos esta conferencia hablando de los neandertales, de cómo ellos (su descubrimiento) brindaban la oportunidad de que naciera la ciencia de la paleontología humana y como ahora, justo cuando se cumplen los 150 años de su descubrimiento, vuelven a ser protagonistas gracias a la secuenciación de un fragmento de su ADN nuclear. De esta forma damos un tono circular a nuestra exposición. Tono circular que, tal como expondremos en nuestras conclusiones, en realidad acabará siendo una espiral ascendente.

Hace ahora 150 años, en agosto de 1856, se descubrían en Alemania los restos fosilizados de los primeros seres humanos que acabarían, pocos años después, siendo reconocidos como los primeros humanos distintos a nuestra especie. Habían nacido para la ciencia el Hombre de Neandertal y con él la ciencia de la evolución humana.

La pregunta que surgió a continuación era evidente: ¿Podían ser, aquellos seres de morfología tan primitiva, nuestros antepasados? La polémica en torno a este punto duró más de un siglo, basándose exclusivamente en datos procedentes del registro paleontológico y del arqueológico. En 1997 se incorporaba una nueva y poderosísima herramienta al debate: la secuenciación de ADN mitocondrial.

Las conclusiones de ese estudio y las de casi todos los que se han realizado hasta día de hoy son las mismas: casi todos los análisis genéticos de ADN mitocondrial de neandertal apuntan a que estos no fueron antepasados directos nuestros. Dicho con otras palabras: no fueron nuestros hermanos; sino, acaso, nuestros primos hermanos. Los estudios genéticos de ADN mitocondrial realizados hasta la fecha sugieren mayoritariamente que los humanos actuales procedemos de un grupo de humanos que vivieron en Africa hace entre 150.000 y 200.000 años y que desde allí se expandieron por el resto del mundo sustituyendo a las poblaciones de humanos que se encontraban por el camino (Hipótesis Out of Africa o Arca de Noé), frente a quienes creen que la humanidad actual ha surgido de la evolución de las diversas poblaciones que había antaño esparcidas por el Viejo Continente y por Asia y Africa (Hipótesis Multiregional o del Candelabro).

En cualquier caso, los multiregionalistas sostenían que los partidarios del origen africano de todos los humanos actuales (los africanistas) no podrían presentar como concluyentes sus hipótesis hasta que se secuencia ADN nuclear de neandertales (por las razones que veremos más adelante). Pero este parecer no es reconocido solamente por lo multiregionalistas (una franca minoría entre los estudiosos de la evolución humana); los africanistas también lo admiten. Tal es el caso de Ayala y Cela Conde quienes dicen bien claramente que: “Sólo el estudio del ADN nuclear de neandertales hará posible obtener respuestas concluyentes en este terreno” 66. Escritas en 2001, estas palabras ven hoy como esto empieza a ser un hecho real.

Pues bien, ese momento ya ha llegado y los resultados confirman, de momento, que no descendemos de los neandertales. Aunque todavía, por razones evidentes, no se pueden hacer afirmaciones definitivas. No vamos a entrar en los pormenores de la historia reciente de los estudios genéticos de evolución humana que ha culminado con la secuenciación de un fragmento de ADN nuclear de neandertal porque no es el objeto de esta disertación. Pero sí deberemos resumirla muy brevemente para poder entender el valor y el significado de la secuenciación de un fragmento de ADN nuclear de neandertal.

A finales de los ochenta del pasado siglo Wilson, Cann y Stoneking publicaron (67) un estudio llevado a cabo con ADN mitocondrial (el ADNmt. se transmite sólo por vía materna), en el que se sugería que la humanidad actual se había originado en África a partir de una sola mujer.

Nacía la hipótesis de la Eva africana o Eva mitocondrial. Estas primeras poblaciones humanas anatómicamente modernas habrían salido de África hace unos 80.000 años y se habrían ido extendiendo por todo el mundo, reemplazando a las poblaciones autóctonas que se iban encontrando. Los oponentes sostenían que las poblaciones recién llegadas a una zona se mezclaban con las aborígenes (neandertales en Europa y erectus en Asia) hasta dar lugar a los humanos actuales. Hay que reconocer que sus críticas a los métodos empleados entonces en los análisis genéticos de ADNmt. antiguo eran consistentes. Pero durante la década de los noventa se llevó a cabo un sin fin de estudios, con métodos cada vez más depurados, que no dejaban de arrojar datos en favor de la hipótesis del reemplazamiento.

Fue en 1997 cuando se produjo un gran acontecimiento en este campo. Un equipo de genetistas dirigido por Svante Pääbo logró secuenciar, por primera vez, un fragmento de ADNmt. antiguo de un neandertal que había vivido hacía 45.000 años 68. Se trata del mismo individuo que fue hallado por unos mineros, en agosto de 1856, en la cueva Feldhofer del valle de Neander (como pueden ver ya se trata de un viejo amigo nuestro con el que hemos empezado esta conferencia y con el que casi la acabaremos), cerca de Düsseldorf, y que sirvió para dar nombre a la especie: Homo neanderthalensis.

El resultado del estudio de este espécimen, Feldhofer 1, avalaba también la hipótesis de que los neandertales y los cromañones pertenecían a especies distintas. Especialistas como: Ruvolo, Stringer o Ward, reconocían que aunque no se trataba de una prueba definitiva los resultados indicaban que era del todo improbable que los neandertales hubieran contribuido con su acervo genético al de la humanidad actual. Pero no era suficiente. Se necesitaban más estudios (en el año 1999 el equipo de Pääbo y Krings logró secuenciar más ADNmt. de Feldhofer 1, arrojando las mismas conclusiones (69) ) a poder ser de múltiples especímenes.

Y... ¡llegaron! En el año 2000 se publicó (70) la secuenciación de ADNmt. de un niño neandertal procedente de la cueva caucasiana de Mezmaiskaya. Ese mismo año se publicó (71) el estudio de más ADNmt. neandertal; esta vez procedente de un ejemplar croata: Vindija 75. Las conclusiones fueron las mismas.

Al año siguiente un equipo de científicos australianos partidarios de la hipótesis multiregional afirmaron haber secuenciado ADNmt. del Hombre del Lago Mungo (uno de los primeros sapiens australianos) con una antigüedad de casi 60.000 años. Como la secuencia que obtenían era muy diferente de la de los humanos actuales concluían que la hipótesis del reemplazamiento era plausible. Sin embargo, el estudio ha caído en desuso por el rechazo de la comunidad científica hacia el mismo alegando que no observa ni uno solo de los criterios establecidos para la autentificación del ADNmt. antiguo propuesto por dicha comunidad a fin de que este tipo de estudios pueda ser válido.

Cuando todavía no había pasado el revuelo levantado por el espécimen de Mungo Lake apareció un nuevo estudio de otro neandertal alemán: Feldhofer 2. Aunque tampoco era concluyente por las razones de siempre (la parcialidad de la muestra), los resultados volvían a sugerir que los neandertales no habían participado genéticamente en el surgimiento de la humanidad actual.

En el 2003 hubo una novedad importante. En este caso la secuenciación de ADNmt. antiguo correspondía, por primera vez, a dos cromañones, Paglicci 12 y 25, de poco más de 20.000 años. Como presentaba muchas más diferencias con las muestras genéticas de los neandertales que con nosotros, se evidenciaba, una vez más, que era muy improbable que los neandertales fueran nuestros antecesores directos. Ahora había ADNmt de cromañones que sí les relacionaban directamente con nosotros. Aunque las pruebas morfológicas eran ya abrumadoras desde hacía más de un siglo.

Al año siguiente se publicaban simultáneamente los análisis de ADNmt. de cuatro neandertales: el Viejo de la Chapelle aux Saints (Francia), Engis 2 (Bélgica) y Vindija 77 y 80 (Croacia). La Península Ibérica, uno de los últimos refugios de los neandertales, también ha aportado su contribución a este debate. En el año 2005 (72) se hacía pública la secuenciación de un fragmento de ADNmt. antiguo de un neandertal asturiano procedente de la cueva de El Sidrón. Dicho análisis también muestra diferencias significativas con las mismas secuencias de humanos actuales.

¿fQué se deducía, pues, de todas las secuencias hechas de ADNmt. antiguo de neandertales y sapiens? Pues que: “el peso de la evidencia molecular favorece la hipótesis de un origen africano reciente de los humanos modernos” 73. Por esto Stoneking y Pakenford concluyen que: “el análisis directo del ADNmt. de fósiles de neandertales y de sus contemporáneos, los humanos anatómicamente modernos de Europa, indica la no contribución de los neandertales al ADNmt. de los humanos actuales” (74).

Pese a todas las evidencias que se iban acumulando los partidarios de la hipótesis multiregional seguían afirmando que sólo el estudio del ADN nuclear de los neandertales podría aclarar, en última instancia, las dudas. En efecto, es ahí donde están los genes que codifican aspectos básicos del metabolismo, la fisiología, nuestro aspecto externo, la estructura cerebral, el sexo, incluso -tal vez- algunos rasgos de la conducta. No cabe ninguna duda que poder acceder a este caudal de información supondría un salto cualitativo en los estudios sobre evolución humana. Pues bien ¿quién ha dado este paso de gigante? Svante Pääbo y su equipo de paleogenetistas.

El 12 de mayo, durante una conferencia celebrada en el Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York, Pääbo anunció que había logrado secuenciar, por primera vez, ADN nuclear de un neandertal, concretamente un 0’03% perteneciente a un varón de unos 45.000 años, cuyos restos habían sido hallados en Vindija.

Hay que precisar que aún no se ha publicado el estudio definitivo, pero ya se han adelantado algunas conclusiones.

En primer lugar se ha afinado un poco más la fecha de divergencia de los linajes que conducirían a los neandertales por un lado y a los humanos anatómicamente modernos por otro. Antes se suponía que ese momento pudo haber sido hace unos 600.000 años, pero ahora se cree que debió ser hace 315.000.

En segundo lugar se ha podido determinar que el cromosoma Y de los neandertales era sustancialmente diferente del de los chimpancés, algo normal; pero también del de los humanos modernos; lo que constituye un nuevo dato más en favor de la idea de que son una especie distinta a la nuestra.

Otra crítica que recibían los estudios de ADNmt. antiguo por parte de los multiregionalistas era que se secuenciaban pequeñas cadenas de ADN.

Por este motivo el equipo de Pääbo está afrontado el ingente reto de descifrar el genoma neandertal. Tarea que podría estar completada dentro de diez años. Entre tanto se ha propuesto crear un banco de ADN antiguo, mitocondrial y nuclear, de sapiens y neandertales, para ir cotejando las muestras en espera del test definitivo. Una vez se puedan comparar los genomas de ambas especies se podrá saber cuáles son los genes específicos de los humanos anatómicamente modernos, los de los neandertales y los comunes a ambos y, por consiguientes, los propios del género humano.

De esta suerte podremos saber cuáles son los genes que sólo están modificados en los neandertales y con ello podremos aspirar a conocer cuáles son los que controlaron la morfología neandertal.

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Publicado el 02 abril 2007 - 06:39

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5.- Conclusión


Como pueden ver, la ciencia de la evolución humana tiene, más o menos un siglo y medio de existencia, si hacemos coincidir (admitimos que un tanto arbitrariamente, pues es cierto que se podrían coger otras fechas un poquito más recientes) su nacimiento con la fecha del descubrimiento de los fósiles de neandertal de la cueva Feldhofer. De esos ciento cincuenta años los últimos seis años han visto tantos descubrimientos espectaculares e importantísimos como en los 144 años anteriores. Tanto en trascendencia para este campo de la ciencia como en número.

Estamos objetivamente convencidos que en los próximos años se producirán nuevos grandes descubrimientos. Y estén Ustedes atentos a los nombres que han oído aquí, porque no tengan duda alguna de que el curso Medio del Río Awash seguirá dando grandes hallazgos, lo mismo que Atapuerca (este verano, sin ir más lejos, el fabuloso yacimiento burgalés ha hecho ver la luz nuevos fósiles de gran importancia), Dmanisi (yacimiento del que ya dijimos que no se está investigando más que en una parte muy pequeña de su riqueza potencial ¿qué pasará cuando se extiendan las excavaciones a otros lugares del yacimiento? No lo duden, todos los indicios apuntan en una misma dirección: seguro que aparecerán más restos humanos), el Lago Turkana o el desierto del Djurab, por poner algún ejemplo. ¿Y qué decir de la Isla de Flores? No dejen de mirar hacia allí porque va a ser otro de los ojos de ese huracán tan apasionante quees la ciencia de la evolución humana.

Ahora bien. Pese a todos los grandes descubrimientos que se han hecho estos últimos seis años (y, en general, en el último siglo y medio), lo cierto es que las grandes preguntas (aquellas con las que abríamos esta conferencia) siguen en pie:

¿Cuál fue el primero de los homínidos que abría el linaje que conduciría hasta nosotros? ¿Cómo se originó el ser humano? ¿Cuándo, dónde, y, sobre todo a partir de que especie de homínido prehumano surgió el género humano? ¿Quiénes fueron los primeros seres humanos? Por increíble que les pueda parecer, tampoco esto está claro y es objeto de un vivo debate. ¿Cómo se originó nuestra especie? ¿Dónde y cuando surgió? ¿A partir de quién evolucionamos los humanos actuales? Y más importante todavía: ¿Qué es ser humano? ¿Somos entes exclusivamente materiales? ¿O contamos con dimensiones espirituales? ¿Cuál es el destino de cada persona en particular y de la humanidad en general?

Éstas y tantas otras preguntas como estas (75) siguen esperando “la” respuesta clara y definitiva.
A la ciencia de la evolución humana hay que reconocerle su grandeza; pues cada día aporta más datos y de mayor trascendencia, tal como creemos haber podido demostrar a lo largo de esta exposición, para el conocimiento del itinerario biológico de nuestra historia evolutiva. Y no cabe duda de que en los próximos años seguirá aportando conocimientos de gran importancia, tal como hemos apuntado anteriormente, para comprender mejor nuestro pasado evolutivo.

Aunque también es cierto que hay preguntas de carácter científico a las que cada vez se ve más claro que tal vez no pueda resolver nunca. Luego, en evolución humana, deberemos de esforzarnos por distinguir entre nuestra ignorancia coyuntural (y de la que iremos saliendo progresivamente, a medida que se vayan haciendo nuevos descubrimientos) de nuestra ignorancia estructural (aquella que se deriva de la naturalezas del tema en cuestión).

Esto ha de servirle para reconocer, con humildad, sus límites. Es evidente que sus propios métodos de investigación le impiden poder responder (ahora y siempre) a algunas de las cuestiones fundamentales que se plantea todo ser humano en cuanto tal; por ello cabe distinguir entre el evolucionismo como teoría científica y el uso ideológico que se hace de algunas de las conclusiones a las que llegan los estudios en materia de evolución humana. Uso, y abuso, totalmente espúreo a la ciencia de la evolución humana en sí misma. Pero el hecho de que la ciencia de la evolución humana no las pueda responder nunca no significa que los humanos renunciemos a plantearnos estas cuestiones así como a la búsqueda de una respuesta razonable.

Hay cuestiones científicas relacionadas con la evolución humana que un día podremos resolver y conocer su verdad con un altísimo grado de fiabilidad. Hay otros interrogantes que, aún siendo de naturaleza científica, quizás nunca podamos conocer con absoluta claridad. Y, finalmente, hay otras cuestiones relacionadas con el hombre, y sumamente importantes para nuestras vidas, que por su propia naturaleza están más allá de lo que la ciencia de la evolución humana puede dar de sí. De ahí que nos resulte necesario escuchar a la metafísica y a la teología para ver qué es lo que de cierto pueden decirnos a cerca de los interrogantes fundamentales que inquietan a la conciencia humana.

Según nuestra opinión, a la paleoantropología hay que recordarle que no puede contestar a todas las preguntas que se plantea el ser humano, y por ello no ha de mirar con desprecio a la metafísica y a la teología, por el simple hecho de no razonar usando los mismo métodos. Y a éstas hay que recordarles que ellas no han de mirar con recelo a la ciencia de la evolución humana acusándola de materialista. Para ellas es bueno tener muy presentes los datos y las conclusiones (por muy provisionales que puedan ser) aportadas por esta ciencia. Así mismo, ellas deben recordar aquellas palabras que pronunció Juan Pablo II ante la Academia Pontificia de Ciencias el 22 de octubre de 1996 y en las que afirmó explícitamente que “la teoría de la evolución [humana] es más que una hipótesis” (76).

Los seres humanos necesitamos, pues, la aportación y la colaboración sincera, respetuosa y honesta de todas las ramas del saber implicadas en las explicaciones de los interrogantes más importantes que podemos plantearnos como humanos acerca de nosotros mismos.

Después de todo lo dicho no me queda más que agradecerles su presencia e interés por estos temas, así como su paciencia por escucharme. Le agradezco también a la Universidad de Navarra el haberme honrado con su confianza al haberme invitado a dar esta conferencia sobre evolución humana. Muchas gracias a todos ustedes.

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Y nosotros sinceramente agregamos, gracias a Ud. Sr. Profesor Carlos A. Marmelada.

Un trabajo de una calidad academica notable, vale la pena leerlo y estudiarlo.

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Notas y Bibliografia

(La bibliografia se las damos para que nos sirva de ejemplo, un trabajo asi requiere de un gran trabajo y preparacion)

(1) Heráclito de Éfeso siglos VI y V a. de C. (probablemente -544/-484) es un buen ejemplo. Así según el testimonio de Plutarco, el efesio afirmaba que: “anduve buscándome a mí mismo” (Fr. 101, Plutarco, adv. Colot. 20, 1118c)

(2) Gamble, Clive: Gibraltar and the Neanderthals 1848-1998 ; Journal of human Evolution, Vol. 36, pp. 239-243, 1999.

(3) Nombre tomado de Aldous Huxley; quien opinaba que el eslabón perdido debía ser algo intermedio entre el hombre y el mono y por ello le llamo: Pithecanthropus; y, naturalmente, no debía hablar (alalus). A este respecto cabe recordar las palabras de Ralph L. Holloway: “Nunca podremos saber si los Australopithecus, Homo erectus, homo habilis o los neandertales podían hablar, sino es que se inventa alguna cosa que nos permita viajar al pasado”; Diari Avui, 17 de noviembre de 2001, p. 34.

(4) El texto de su estudio sobre el cráneo de Taung y sus consideraciones sobre Australopithecus africanus las publicó en la revista científica Nature. Cf. Raymond A. Dart: Australopithecus africanus: The man-ape of South Africa ; Nature, Vol. 115, nº 2884, pp. 195-199, 7.II.1925.

(5) Aunque primero le llamaron Zinjanthropus boisei. Zinjanthropus significa: “hombre de África oriental”.

(6) Representando al grupo más numeroso y antiguo de homínidos hallado juntos hasta ahora.

(7) Cf. T.D. White, G. Suwa & B. Asfaw: Australopithecus ramidus, a new species of hominid from Aramis, Ethiopia ; Nature, Vol. 371, pp. 306-312, 1994.

(8 ) M. Brunet et al: The first australopithecine 2,500 kilometres west of the Rift Valley (Chad) ; Nature, Vol. 378, pp. 233-240; 1995. Cf. También M. Brunet et al: Australopithecus bahrelghazali, une nouvelle espèce d’Hominidé ancien de la région de Koro Toro (Tchad). C. R. Acad. Sci. Paris , Ser. IIa 322, 907-913, 1996.

(9) Cf. M.G. Leakey, A.C. Walker, C.S. Feibel & I. McDougall: New four-million-year-old hominid species from Kanapoi and Allia Bay, Kenya ; Nature, Vol. 376, pp. 565-571, 1995. Cf. también M.G. Leakey & A.C. Walker: Antiguos fósiles de homínidos en África; Investigación y Ciencia, agosto de 1997, pp. 70-75.

(10) M.G. Leakey, A.C. Walker, C.S. Feibel, I. McDougall & C. Mark: New specimens and confirmation of an early age for Australopithecus anamensis ; Nature, Vol. 393, pp. 62-66, 1998.

(11) Para un conocimiento detallado de la morfología de anamensis ver M.G. Leakey, A.C. Walker & C.V. Ward: Morphology of Australopithecus anamensis from Kanapoi and Allia Bay, Kenya ; Journal of Human Evolution 41, 235-368, 2001.

(12) B. Asfaw , T. D. White, O. Lovejoy, G. Suwa et al: Australopithecus garhi: A new species of early hominid from Ethiopia. Science, 23 de abril de 1999, Vol. 284, nº 5414, pp. 629-635. Cif. También J. Desmond Clarck, Tim D. White et al: Envairoment and behavior of 2.5-million-year-old Bouri Hominids; Science, 23 de abril de 1999, Vol. 284, nº 5414, pp. 625-629.

(13) J.M. Bermúdez de Castro, J.L. Arsuaga, E. Carbonell, et. al: A hominid from the Lower Pleistocene of Atapuerca, Spain: Posible ancestor to neandertals and modern humans ; Science 276, 30 de mayo de 1997, pp. 1392-1395.

(14) Francesco Mallegni, et. al: Homo cepranensis, sp. Nov. And the evolution of African-European Middle Pleistocene hominids ; Comtes Rendus Palevo, 2003, vol. 2, nº 2, pp. 153-159.

(15) La relación entre afarensis y africanus es objeto de debate. Para unos afarensis es el ancestro de africanus. Para otros es imposible que esto sea así y africanus debería ser el descendiente de otra especie de Australopithecus, por ejemplo, en Sudáfrica, en la cueva de Sterkfontein, se está desenterrando pacientemente el esqueleto de un Australopithecus aún por determinar (Little Foot.). Lee R. Berger (de la universidad de Witwatersrand, la misma en la que trabajó Raimond Dart) es de los que opinan que afarensis no puede ser la especie madre de africanus, porque, si bien es cierto que el cráneo de afarensis es notoriamente más arcaico que el de africanus, también lo es que el resto del esqueleto postcraneal de este homínido muestra rasgos más primitivos que el del espécimen de Hadar. Luego ambas especies, argumenta, Berger, deben descender de una antepasado común que tuviera un cráneo del estilo de afarensis y un esqueleto postcraneal más semejante al de africanus.

Todo esto puede parecer algo normal: se proponen teorías, se contrastan con los datos recabados en las excavaciones y se opta preferentemente por una y todo ello con la máxima normalidad. Pero en realidad no es así. Los debates en paleontología humana desatan pasiones entre los científicos. Y todo ello hasta extremos insospechados para quien es ajeno a este campo de la ciencia. Y el debate que se ha abierto en torno a si afarensis pasaba más tiempo en los árboles o si era más bípedo es un buen ejemplo de lo que decimos. Lee R. Berger recoge el ambiente crispado que rodeaba a esta polémica cuando nos dice que: “La vehemencia que acompaña a cualquier debate acerca de los orígenes humanos no estaba ausente de esta polémica sobre la ascensión a los árboles. De hecho, la década de 1980 y principios de la década de 1990 constituyeron un período de profundo desacuerdo entre los dos bandos, tan aguzado que la interpretación de la función de un solo músculo podía conducir a feroces enfrentamientos públicos entre los científicos. En las conferencias algunos quedaban excluidos de su grupo por el simple hecho de dirigir la palabra a un miembro del bando opuesto. Los estudiantes como yo nos vimos inmersos en una guerra fría entre hombres de ciencia que ponían en tela de juicio afirmaciones imposibles de comprobar sin una máquina del tiempo...” (Tras las huellas de Eva. El misterio delos orígenes de la humanidad. Ediciones B, 2001, p. 195).

(16) Avatares que están, en parte, narrados por Declan Butler en su artículo: The battle of Tugen Hills, Nature 410, 508-509, 29 de Marzo de 2001.

(17) Los datos técnicos se publicaron en Brigitte Senut, Martin Pickford, Yves Coppens et alt: First hominid from the Miocene (Lukeino Formation, Kenya) ; Comptes Rendus de l’Académie des Sciences, Paris, serie IIa, Sciences de la Terre et des Planètes, nº 322, pp. 137-144, 2001.

(18) Cf. M. Pickford & H. Ishida: A new late Miocene hominoid from Kenya: Samburupithecus kiptalami gen, et sp. nov. ; C. R. Acad. Sci. Paris 325, pp. 823-839, 1998.

(19) Un género de homínidos propuesto por Weinert en 1950 y que a finales de los noventa del pasado siglo veía como algunos autores (Bernard Wood y Mark Collard, por ejemplo) proponían su rehabilitación. Según Pickford y Senut este género estaría formado por ejemplares hasta ahora mal catalogados; e incluiría algunos fósiles atribuidos erróneamente a Australopithecus afarensis, así como la mandíbula de Chad asignada por Michel Brunet a Australopithecus bahrelghazali.

(20) En este sentido Ron Clarke (investigador del Departamento de Antropología y Genética humana de Francfort, Alemania, y de la Unidad de investigación de Sterkfontein, Departamento de Anatomía de la facultad de Medicina de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, Sudáfrica) afirma que: “Orrorin tugenensis demuestra definitivamente la existencia de homínidos hace 6 Ma.”; C.R. Clarke: Nuevos géneros de fósiles; Mundo Científico, nº 228, p. 28, 2001.

(21) Yohannes Haile-Selassie: Late Miocene hominids from the Middle Awash, Ethiopia ; Nature, Vol. 412, pp. 178-181, 2001.

(22) Yohannes Haile-Selassie; Gen Suwa & T. D. White 2004: Late Miocene Teeth from Middle Awash, Ethiopia, and Early Hominid Dental Evolution. Science 303: 1503-1505.

(23) Carlos Lorenzo: Primeros homínidos. Géneros y especies. En VV.AA: Homínidos. Las primeras ocupaciones de los continentes; Ed. Ariel, Barcelona, 2005, p. 108.

(24) M. Brunet, D. Pilbeam, Y. Coppens, L. De Bonis, Marcia Ponce De Leon, Christoph Zollokofer, et alt: A new hominid from the Upper Miocene of Chad, Central Africa ; Nature, 418, pp 145-151, 11.VII.2002. Cif. También Carlos A. Marmelada: Descubierto en Chad el posible antepasado más lejano del hombre; Aceprensa, 17 de julio de 2002, Servicio 103/02.

(25) Cf. Patrick Vignaud et alt: Geology and paleontology of the Upper Miocene Toros-Menalla hominid locality, Chad. Nature, 418, pp. 152-155, 11.VII.2002.

(26) Chris Stringer: La evolución humana; Ed. Akal, Madrid, 2005, p. 115.

(27) M. Brunet et alt: A new hominid from the Upper Miocen of Chad, Central Africa ; Nature, 418, p. 145.
(28) Ibidem, p. 151.

(29) M. Wolpoff, M. Pickford & B. Senutt: Sahelanthropus or "Sahelpithecus”? ; Nature, Vol 419, 10 de octubre de 2002, pp. 581-582.

(30) Cif. Carlos A. Marmelada: Toumaï. ¿Homínido o mono?; Aceprensa, 23 de octubre de 2002, servicio 138/02.

(31) Brunet et. al. reply: Sahelanthropus or "Sahelpithecus”? ; Nature, Vol 419, 10 de octubre de 2002, p. 582.

(32) M. Brunet et alt: A new hominid from the Upper Miocen of Chad, Central Africa ; Nature, 418, p. 151.

(33) Cf. Henry Gee: Toumaï, face of the deep ; Nature, Vol. 18, 11.VI.2002.

(34) B. Wood: Paleoanthropology: Hominid reveletion from Chad ; Nature, Vol. 418, pp. 133-135, 11.VII.2002.

(35) Ibidem.

(36) Chris Stringer op. cit. P. 117.

(37) “El debate continúa abierto, pero la especie mejor situada para ser considerada el primer homínido sigue siendo Ardipithecus, gracias a la morfología dental que presenta, especialmente por su canino pequeño e incisiviforme”. Carlos Lorenzo: op. cit. p. 109.

(38) “Hace mucho tiempo (...) unos primates peculiares fueron capaces de explotar las posibilidades de un nicho ecológico particular (...) El protagonista de ese logro evolutivo crucial para nuestra historia filogenética lo consideramos el primer miembro de un linaje evolutivo que conduce hasta nosotros (...) Ese ser se conoce como Orrorin tugenensis”. Camilo José de Cela Conde y Francisco Ayala: La piedra que se volvió palabra; Alianza Editorial, Madrid, 2006, pp. 14-15.

(39) Brigitte Senut: La aparición de la familia del hombre; en VV.AA: Los orígenes de la humanidad. Vol. I, Ed. Espasa, Madrid, 2004, p. 189.

(40) Ibidem, pp. 198-199.

(41) Jordi Agustí y David Lordkipanidze: Del Turkana al Cáucaso; National Geographic, RBA, Barcelona, 2005, p. 62.

(42) Para un análisis del impacto que han tenido todos estos descubrimientos en las distintas propuestas filogenéticas ver Leslie C. Aiello & Mark Collard: Our newest oldest ancestor?; Nature, Vol. 410, pp. 526-527, 29.III.2001. Cf. También Daniel E. Lieberman: Another face in our family tree; Nature, Vol. 410, pp. 419-420, 22.III. 2001, quien califica a Kenyanthropus como un “aguafiestas” por haber complicado el árbol genealógico de los homínidos, demostrando que la variabilidad y la diversidad del mismo es mucho mayor de la supuesta hasta la fecha. Cf. también Clarke, Ron: Nuevos géneros de fósiles; Mundo Científico, nº 228, pp. 24-28 y Cohen, Claudine: Nuestros ancestros en los árboles; Mundo Científico, nº 228, pp. 28-33.

(43) Cf. M. Leakey, F. Spoor et alt: New hominin genus from eastern Africa shows diverse middle Pliocene linages ; Nature, vol. 410, pp. 433-440, 22.III.2001.

(44) KNM son las iniciales de Kenyan National Museums y WT hace referencia al área geográfica en la que se realizó el hallazgo: el oeste (West) del Lago Turkana, en el noroeste de Kenia.

(45) Leo Gabunia, Marie Antoine de Lumley, Abesalom Vekua, David Lordkipanidze, Henry de Lumley: Discovery of a new hominid at Dmanisi (Transcaucasia, Georgia); Comtes Rendus Paleov, septiembre de 2002, vol. 1, nº 4, pp. 243-253. Cif. también, Ann Gibbons: Oldest members of Homo sapiens discovered in Africa ; Science, Vol. 300, 13 de junio de 2003, p. 1641.

(46) Para más información sobre Homo gorgicus y todo lo relativo a Dmanisi ver, por ejemplo, Jordi Agustí y David Lordkipanidze: Del Turkana al Cáucaso ; Leo Gabunia, Abesalom Vekua, David Lordkipanidze, Carl C. Swisher, Marie-Antoinette de Lumley, et al: Earliest Pleistocene Hominid Cranial Remains from Dmanisi, Republic of Georgia: Taxonomy, Geological setting, and Age ; Science 2000, May 12; 288: 1019-1025. Abesalom Vekua, David Lordkipanidze, Jordi Agustí, Marcia Ponce de León, Christoph Zollikofer, et al: A new skull of early Homo from Dmanisi, Georgia ; Science 2002, July 5, 297: 85-89.

(47) Cif. T. D White, B. Asfaw, G. Suwa et al: Pleistocene Hom sapiens from Midle Awash, Ethiopia ; Nature, Vol. 423, 12 de junio de 2003, pp. 742-747. Para conocer algunas de las reacciones que ha despertado Homo sapiens idaltu entre los expertos ver Chris Stringer: Out of Ethiopia; Nature, Vol. 423, pp. 692-695, 12 de junio de 2003; Ann Gibbons: Oldest member of Homo sapiens discovered in Africa ; Science, vol. 300, p. 141, 13 de junio de 2003; Sarah Graham: Skulls of Homo sapiens recovered; Scientific American Digital (http://www.sciam.com). En la web oficial de la Universidad de Berkeley
(http://www.berkeley.edu/news/media/releases) se pueden ver videos grabados in situ, fotos, entrevistas a Tim D. White, artículos en los que se exponen detalles científicos y anécdotas relacionadas con los hallazgos.

(48) J. Desmond Clark et al: Stratigraphic, chronological and behaviorual context of Pleistocene Homo sapiens from Middle Awash, Ethiopia; Nature, Vol. 423, 12 de junio de 2003, p. 747 y ss. Y William K. Hart: Geochronology (communication arising)= Dating of the Herto hominin fossils ; Nature, Vol. 426, 11 de diciembre de 2003, p. 622 y ss.

(49) Ian McDougall, Francis Brown y John Fleage, Stratigraphic placement and age of modern humans from Kibish , Nature 433, 17 febrero de 2005, pp. 733-736.

(50) Christopher Henshelwood et al: Emergence of modern human behavior: Middle Stone Age engravings from South Africa , Science 295 (febrero 2002), p. 1279. Sobre la aparición de la conducta humana moderna cif. Carlos A. Marmelada: El origen de la conducta humana moderna ; Aceprensa, 11 de septiembre de 2002, Servicio 117/02.

(51) P. Brown, M.J. Morwood, et. al: A new small-bodied hominin from thelate pleistocene of Flores, Indonesia ; Nature, 431, 28 de octubre de 2004, pp. 1055-1061. Cf. también Marta Mirazón y Robert Foley: Human evolution writ small; Nature 431, 28 de octubre de 2004, pp. 1043-1044. Para el conocimiento del contexto arqueológico y la datación del yacimiento ver M.J. Morwood, R.G. Roberts, et. al: Archeology and age of a new hominin from Flores in eastern Indonesia; Nature 431, 28 de octubre de 2004, pp. 1087-1091.

(52) D. Falk, Ch. Hildebolt, M. Morwood, P. Brown, et. al: The brain of LB1, Homo floresiensis ; Science Express, 3 de marzo de 2005. Cf. también, Michael Balter: Small but smart? Flores hominid shows signs of advanced brain ; Science 307, 4 de marzo de 2005, pp. 1386-1389.

(53) Dato calculado a partir de una reconstrucción virtual del cráneo usando técnicas de tomografía computerizada (TC).

(54) Opinión expuesta por Groves en Larry Barham: Some initial informal reactions to publication of the discovery of Homo floresiensis and replies from Brown & Morwood ; en Before Farming 2004/4 article 1, p. 2.

(55) Réplica de Morwood y Brown a Groves en Larry Barham: Some initial informal reactions to publication of the discovery of Homo floresiensis and reptils from Brown & Morwood ; Before Farming 2004/4 article 1, p. 5.

(56) Ibidem.

(57) “Bones of contention” es una frase que empieza a ser moneda de curso corriente en el mundo de la paleontología humana.

(58 ) “No existe razón a priori para pensar que los australopitecinos (o incluso H. habilis -¿En cualquier caso no debería ser al revés? Nota del autor-) no colonizaron otros continentes. Pero si los Australopithecus salieron de África y pervivieron en Flores hasta hace poco tiempo, tendríamos que preguntarnos por qué no aparecen más fósiles que apoyen esta hipótesis. Según Wolpoff, puede que éstos ya se hayan encontrado. En los años cuarenta del siglo pasado se hallaron en Indonesia un conjunto de restos que han sido clasificados por diversos autores como Australopithecus, Meganthropus y, más recientemente, H. erectus. Ahora deberían ser reexaminados a la luz de los nuevos fósiles humanos de Flores” (Kate Wong: El hombre de Flores; Investigación y Ciencia, abril de 2005, nº 342, p. 28).

(59) R. D. Martin et al: Comment on “The brian of LB1. Homo floresiensis”; Nature, Vol. 312, 19 de mayo de 2006, p. 999b.

(60) Anthropologists walk tall after unearthing hominid ; Nature 434, 10 de marzo de 2005, p. 126. Algo similar puede verse en Science; cf. Ann Gibbons: Skeleton of upright human ancestro discovered in Ethiopia ; Science 307, 11 de marzo de 2005.

(61) T.D. White, B. Asfaw, G. Suwa, Y Haile-Selassie, Elisabeth S. Vrba, C. Owen Lovejoy, et al: Assa Isse, Aramis and the origin of the Australopithecus ; Nature, Vol. 440, 13 de abril de 2006, pp. 883-889.

(62) William H. Kimbel, Meave Leakey, Donald C. Johanson: Was Australopithecus anamensis ancestral to A. afarensis? A case of anagenesis in the hominin fossil record ; Journal of human evolution, Vol. 51, issue 2, agosto de 2006, pp. 134-152.

(63) Lee R. Berger: Tras las huellas de Eva; Ediciones B, Madrid, 2001, p. 222.

(64) Cif. Carlos A. Marmelada: ¿Es Pierolapitheucs catalaunicus el eslabón perdido?; Aceprensa, 15 de diciembre de 2004, Servicio 161/04.

(65) Cif. Carlos A. Marmelada: Los neandertales no son antepasados nuestros; Aceprensa, 14 de junio de 2006, Servicio 068/06.

(66) Camilo José de Cela Conde y Francisco Ayala: Senderos de la evolución humana; Alianza Editorial, Madrid, 2001, p. 418.

(67) Cann, R. L.; Stoneking, M. y Wilson, A. C: Mitochondrial DNA and human evolution ; Nature, 325, 31-36, 1987.

(68) Krings, Matthias; Pääbo, Svante et al: Neandertal DNA Sequences and the Origin of Modern Human ; Cell, 90, 19-30, 1997.

(69) Krings, M.; Pääbo, S. et al: DNA sequencece of the mitochondrial hipper variable region II from the Neanedertal type especimen ; Pro. Natl. Acad. Sci., Vol 96, pp. 5581-5585, may 1999.

(70) Ovchinnikov, Igor V. et al: Molecular análisis of Neandertal DNA from the northern Caucasus ; Nature, 404, 30 march 2000, pp. 490-493. Cif también Höss, Matthias: Ancient DNA: Neanderthal population genetics ; Nature 404, 30 march 2000, pp. 453-454.

(71) Krings, Matthias; Pääbo, Svante et al: A view of Neanderthal genetic diversity ; Nature genetics, Vol. 26, october 2000, pp. 144-146.

(72) Lalueza Fox, Carlos; Bertranpetit, Jaume; Rosas, Antonio et al: Neandertal Evolutionary Genetics: Mitochondrial DNA data from the Iberian Peninsula. Molecular Biology and Evolution vol. 22, 2 de febrero de 2005, pp. 1077-181.

(73) Cela Conde, Camilo José de y Ayala, Francisco: Op. cit.; p. 431.

(74) Stoneking, Mark y Pakenford, Brigitte: Mitochondrial DNA and human Evolution ; Annual Review Genomics Human Genetics; Vol. 6, pp. 165-183, 2005.

(75) Cif. Carlos A. Marmelada: Luces y sombras en el estudio de la evolución humana; Universidad de Navarra,

http://www.unav.es/c...esysombras.html.

(76) Juan Pablo II, Mensaje a la Academia Pontificia de Ciencias; 22 de octubre de 1996, n. 4: en L’Osservatore Romano, edición en castellano, 25 octubre 1996, p. 5.

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Publicado el 06 abril 2007 - 07:10

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Empezamos a publicar otro articulo del Profesor Carlos A. Marmelada sobre evolucion humana
Este es anterior al publicado previamente y expone mas adelante, un interesante punto de vista sobre la Creacion y la Evolucion. Motivo por el cual, entre otras cosas, decidimos publicarlo aca en el foro.
Como siempre, para aquellos que les interese...

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Luces y sombras en el estudio de la evolución humana

Carlos A. Marmelada

Ampliación del artículo Progresos e incógnitas en evolución humana, publicado en Aceprensa; Servicio 27/02 del 27.II.02

En libros escolares o divulgativos, y en museos o exposiciones públicas, se suele presentar esquemas de la evolución humana que muestran el paso de una especie a otra. Empiezan por un ser peludo y de largos brazos, que camina encorvado, y las figuras se van irguiendo hasta adoptar nuestra forma. En realidad, esas representaciones son altamente hipotéticas, pues las certezas de la ciencia sobre la filogenia de Homo sapiens (en contra de lo que muchos puedan pensar) están plagadas de claro-oscuros, teniendo que recurrir en muchas ocasiones a suposiciones más o menos razonables para rellenar los numerosos huecos en nuestras narraciones interpretativas de la apasionante historia evolutiva humana. Un repaso de los principales progresos que se han producido últimamente en paleoantropología, así como de las incógnitas que se han ido acumulando, nos permitirá tener una síntesis del actual estado de nuestro conocimiento científico sobre el origen y la evolución del ser humano.

El primer antepasado común de todos los homínidos.

El siglo XXI se ha iniciado de la forma más espectacular que jamás pudieran haber imaginado los científicos que investigan el origen de los seres humanos. Hasta finales de los años noventa el supuesto homínido más antiguo conocido (Ardipithecus ramidus ramidus ) contaba con una antigüedad de 4,4 millones de años (a partir de ahora ma.). Este dato se consideraba de una antigüedad extraordinaria y, aunque no se descartaba encontrar homínidos de edad anterior pensar en la posibilidad de hallarlos era casi soñar. De ahí que el mundo de la paleontología humana se sorprendiera enormemente cuando Martín Pickford y Brigitte Senut anunciaron a primeros de diciembre del año 2000 que habían descubierto en las Colinas de Tugen, en la región keniata de Baringo, restos de un homínido bípedo de ¡seis millones de años de antigüedad!.

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Restos de Orrorin tugensis hallados por el equipo de Pickford y Senut en otoño del año 2000 en Tuguen Hills, Kenia. Fuente: http://www.modernhum...om/lukeino.html

El espécimen en cuestión fue conocido inicialmente como Millenium man . Sin embargo, cuando en febrero del año siguiente sus descubridores hicieron la presentación oficial de sus estudios (1) le asignaron el nombre técnico de Orrorin tugenensis . Para sus descubridores Orrorin sería el primer antepasado común de todos los homínidos. A través de los denominados Preanthropus (un nuevo género de homínidos compuesto por especimenes hasta ahora mal catalogados) Orrorin habría dado lugar al género humano. Según Pickford y Senut, Ardipithecus ramidus , por su parte, sería el antepasado común de los Australopithecus , pero no de los humanos.

Los descubridores de Ardipithecus rechazan esta interpretación cuestionando incluso el estatus de homínido de Orrorin , alegando que incluso podría tratarse del último antepasado común del género Pan (que incluye las dos especies de chimpancés actualmente reconocidas: Pan troglodites , conocido también como “chimpancé común”; y Pan paniscus , el mal llamado “chimpancé pigmeo”, que no es otro que el bonobo). Además, en julio de 2001, han aportado nuevos fósiles, asignados a Ardipithecus ramidus kadabba (2) , con una antigüedad de casi 5,8 ma., insistiendo en la idea de que se trata del primer miembro de la familia homínida.

Lejos de quedar aquí la polémica, en el verano del 2002, el paloantropólogo francés Michel Brunet anunciaba (3) el descubrimiento de un cráneo, popularmente conocido como “Toumaï”, asignado a un nuevo género y una nueva especie de homínido:Sahelanthropus tchadensis , y datado en una antigüedad que rozaba los siete millones de años. Algo realmente espectacular. Para Brunet, Sahelanthropus sería el primer representante de la familia homínida.
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Toumaï, un cráneo muy fragmentado deSahelanthropus tchadensis, el supuesto primer homínido con siete millones de años antigüedad. Fuente: http://images.tvnz.c...oumai_skull.jpg.

Sin embargo algunos científicos no han aceptado pasivamente esta propuesta. Pickford, Senut y Wolpoff han negado que Sahelanthropus sea un homínido 4 . Algo que Brunet ha rechazado de plano 5 . Por su parte los descubridores deArdipithecus sostienen que Sahelanthropus podría ser un ardipitecino arcaico.

Como puede comprobarse, aún no está nada claro cuál fue el primer homínido. Es más, algunos autores incluso dudan que, por definición, pueda descubrirse algún día, ya que, consideran, sería imposible distinguirlo del último antepasado común de homínidos y chimpancés, o del primer antepasado común de todos los chimpancés.

#31 Ge. Pe.

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Publicado el 09 abril 2007 - 12:48

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Los australopitecinos.

¿Cuál es la especie de homínido que da lugar a los Australopithecus ? Hoy por hoy no lo sabemos. Lo que sí se puede afirmar es que el Australopithecus anamensis , es el primer espécimen del cual se tiene certeza que ya era un homínido. Descubierto por el equipo de Meave Leakey y Alan Walker en Kanapoi y Allia Bay, a orillas del Lago Turkana (precisamente anam significa lago en lengua turkana), tiene una antigüedad de 4,2 ma. y ya era un ser bípedo (6) .

Un poco más reciente es elAustralopithecus afarensis , especie a la que pertenece el famoso esqueleto parcial de Lucy (7) , un ejemplar hallado por el equipo de Donald Johanson y Maurice Tieb en Hadar, Etiopía, en 1974. Con una antigüedad comprendida entre 2,9 y casi 4 ma. estos seres también eran unos bípedos bastantes eficaces. En el yacimiento tanzano de Laetoli el equipo de Mary Leakey halló en 1979 huellas de 3,6 ma. de antigüedad. No se sabe a qué especie pertenecían los individuos que las produjeron, y quizás nunca llegue a averiguarse, pero los individuos que dejaron impresas sus pisadas ya poseían una adaptación muy eficaz a la marcha bípeda.

Otra especie deAustralopithecus es el africanus . Fue la primera especie de australopitecino conocida y a ella pertenece el célebre cráneo del niño de Taung descrito por Raimond Dart en 1924. Recientemente se anunció el descubrimiento de un esqueleto de africanus que tendría entre 3,2 ma. y 3,5 ma. La antigüedad de los miembros de esta especie se comprende aproximadamente entre los 3,5 ma. y los 2,3 ma.
En 1995 Michel Brunet descubría a Abel , un resto de mandíbula que atribuía a una nueva especie de australopitecino: Australopithecus bahrelghazali .

Este descubrimiento es muy importante, ya que “Los fósiles de bahrelghazali echan abajo una hipótesis sobre la evolución humana, defendida por Yves Coppens, según la cual la formación del Valle del Rift dividió la única especie antigua, aislando a los antecesores de los homínidos en el lado este, de los antecesores de los antropomorfos en el lado oeste... Pero los nuevos fósiles de Chad muestran que al oeste del Valle del Rift vivieron homínidos antiguos” ( 8 ) . Esto ha llevado a Craig Feibel (colaborador de Meave Leakey) ha plantearse una pregunta clave: “¿Hasta ahora hemos encontrado fósiles sólo al Este del Valle del Rift porque es ahí donde vivieron los antepasados del hombre o porque no hemos buscado en otra parte?” (9)

Otra especie de australopiteco, también hallada en 1995 por el equipo de Tim D. White en Bouri, Etiopía, aunque dada a conocer un poco más tarde: Australopithecus garhi , es considerado por sus descubridores, para sorpresa (y esto es lo que, precisamente, significa su nombre) de casi toda la comunidad científica, como el posible autor de unas herramientas halladas no muy lejos de sus restos fósiles.

Con relación a los Australopithecus desconocemos cuáles fueron las relaciones filogenéticas entre ellos, es decir: ignoramos cuál es el parentesco ascendente descendente que puedan guardar. Cómo ya hemos dicho tampoco sabemos de qué especie y de qué género de homínido proceden. Cada descubridor de un supuesto homínido primitivo considera que su espécimen descubierto es el que da lugar a los Australopithecus , pero, como ya hemos podido comprobar, el panorama no está nada claro en este punto. Lo mismo sucede a la hora de afirmar cuál fue el desenlace evolutivo de cada una de las especie de australopitecino aludidas. Para cada uno de sus descubridores su especie es la que da lugar al género humano. Pero lo cierto es que nadie ha logrado demostrar que el género humano proceda de tal o cual especie de australopiteco. Es más, incluso hay quienes sostienen que nuestro género no precede de ningún australopiteco. Entonces ¿de qué especie y género procedemos los humanos?

Intentar responder a esa pregunta nos sitúa nuevamente ante un tema extremadamente polémico, donde las opiniones se multiplican y las disputas se hacen especialmente exacerbadas. Tradicionalmente se ha venido afirmando que el género humano se originó a partir de una especie de australopiteco grácil. ¿Pero cuál? Para Meave Leakey y Alan Walker, se trata del Australopithecus anamensis , especie descubierta por ellos en Kanapoi (Kenia). Según Donald Johanson, es elA. afarensis , que él y otros descubrieron en Hadar (Etiopía). En opinión de Phillip Tobias, Ron Clarke y Peter Lee Berger, es A. africanus , especie con la que trabajan en Sudáfrica. El parecer de Tim White, en cambio, es que fue A. garhi , especie hallada por él en Bouri (Etiopía), el que dio lugar a la humanidad. Y Michael Brunet se declara a favor de A. bahrelghazali , que él desenterró en Chad en 1995.

Como puede observarse, las opiniones se multiplican y solo coinciden en dos puntos: uno, que no procedemos de un australopiteco robusto (10) ; y otro, que para cada investigador citado su fósil es el precursor del género humano. Para más inri algunos autores (Louis, Mary y Richard Leakey) defienden que no procedemos de ningún australopiteco, sino de una especie de homínidos aún no descubierta. Según otros (Pickford y Senut), lo que sucede es que hemos considerado australopitecos a fósiles que no lo son y que ellos engloban dentro de un nuevo género: los Praeanthropus , que afirman deriva de Orrorin y que da lugar a la humanidad.
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#32 Ge. Pe.

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Publicado el 13 abril 2007 - 01:38

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El género humano.


Como pude apreciarse no sabemos de dónde procede el género humano. Pero la cosa es mucho más complicada, porque ni siquiera tenemos todavía claro cuáles fueron los primeros humanos. La tradición académica más ortodoxa atribuye este primado a Homo habilis (2,4-1,8 ma.). Pero otros autores opinan que la especie humana más antigua es H. rudolfensis (2,5-1,8 ma.). Hay quienes afirman que habilis y rudolfensis pertenecen, en realidad, a la misma especie, solo que había un fuerte dimorfismo sexual, de modo que los fósiles más robustos pertenecen arudolfensis y los más gráciles a habilis .

Empero, todo esto es puesto en cuestión por otros especialistas. Así, Bernard Wood defiende que H. habilis no solo no es la primera especie humana, sino que ni siquiera pertenece al género Homo; según el científico británico, resultaría más propio encuadrarla entre los australopitecinos. Meave Leakey y Allan Walker, descubridores del género Kenyanthropus (11) , H. rudolfensis es el que no es humano, ya que, según ellos, sería una de las especies pertenecientes al género Kenyanthropus, al que también pertenecería la especie K. platyops (literalmente: "hombre keniata de cara plana").

La primera especie cuya anatomía es aceptada por todo el mundo como humana esH. erectus . Pero también aquí nos topamos con serios interrogantes. ¿Todos los fósiles de entre 1,2 y 1,8 ma., encontrados en Asia y África, pertenecen a la especie erectus ? Según algunos autores, sería así si aceptamos un acusado dimorfismo sexual. Para otros, en cambio, son dos especies distintas. A erectus le corresponderían los fósiles más gráciles y jóvenes, y a H. ergaster los más robustos y antiguos.

Tampoco hay unanimidad sobre quiénes fueron los primeros fabricantes de herramientas. Louis y Mary Leakey, descubridores del H. habilis , lo denominaron así por considerar que fue el primero en realizar tal actividad. Pero ya se empiezan a oír voces afirmando que algunos australopitecos, garhi en concreto, pudieron haber desarrollado industrias líticas. La polémica está servida; aunque, de momento, los indicios a favor de garhi no son demasiado sólidos.

La colonización del mundo a partir de África.

Hace 1,8 ma. ya había humanos que habían abandonado África, como prueban los restos hallados en el yacimiento de Dmanisi, situado en el Cáucaso georgiano. Estos humanos, atribuidos originalmente a H. ergaster pero asignados a hora a una nueva especie humana: Homo georgicus (12), son los más antiguos, de los conocidos hasta la fecha, que se acercaron a Europa. Pero no sabemos cuándo penetró el hombre en el continente europeo. Los restos humanos más remotos hallados en suelo europeo y cuya datación está fuera de controversia son los pertenecientes al nivel TD 6 del yacimiento de la Gran Dolina en Atapuerca (Burgos), encuadrados en una nueva especie: H. antecessor. Tienen una antigüedad de casi 800.000 años, un millón de años menos que los de Dmanisi.

Los siguientes restos hallados en Europa son los de Ceprano (Italia), de unos 600.000 años. Aunque inicialmente eran de asignación específica dudosa ahora se atribuyen a Homo antecessor . Les siguen en el tiempo los fósiles de Boxgrove, con 500.000 años de antigüedad, que pertenecen a H. heidelbergensis . ¿Dio lugar antecessor a heidelbergensis ? Según los actuales directores de las excavaciones en Atapuerca, sí; pero en opinión de otros autores, no sería necesario suponer esta filogenia, ya que heidelbergensis podría descender directamente de los ergaster africanos.

Por lo que respecta al H. sapiens , parece que su salida de África fue muy posterior. Según estudios de genética molecular, nuestros ancestros pertenecían a una población residente en algún lugar de África que vivió hace unos 150.000 ó 200.000 años, quizá algo más (13) . Ahora bien, el comportamiento humano moderno, que incluye elementos como el pensamiento abstracto y el simbolismo, parece tener una antigüedad de, al menos, unos 70.000 años, tal como indican los restos hallados en el yacimiento de Blombos Cave (Sudáfrica), que parecen ser los testimonios más antiguos de conducta simbólica.
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#33 Ge. Pe.

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Publicado el 18 abril 2007 - 02:00

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¿Cuál es el origen de Neandertales y Sapiens?


De momento somos incapaces de responder a esa pregunta. Para algunos, la especie de la que surgimos debió de ser H. rodhesiensis , sobre el que se discute si es una "especie buena" o si en realidad no es más que el heidelbergensis africano. Lo que sí sabemos es que muy probablemente elheidelbergensis dio origen al neanderthalensis; al menos así lo indica la similitud anatómica entre uno y otro, si bien los neandertales eran menos corpulentos.

Pero la gran cuestión es saber si los neandertales eran una especie diferente de la nuestra ( H. neanderthalensis ), tal como opinan la mayoría de los investigadores; o si, por el contrario, ellos y nosotros formábamos dos subespecies de una misma especie: los H. sapiens neanderthalensis y los H. sapiens sapiens .

Estudios genéticos recientes avalan la tesis de que pertenecen a especies distintas.
En cualquier caso, hace 28.000 años, y después de haber convivido en Europa durante poco más de 10.000 años con nuestros antepasados, los neandertales desaparecen totalmente del registro fósil.

¿fPor qué se extinguieron los neandertales? Esta sigue siendo una de las muchas cuestiones que continúan sin resolverse en paleontología humana. Algunos han opinado que nosotros acabamos con ellos por la fuerza, pero no hay pruebas concluyentes que lo avalen. Otros creen que les contagiamos enfermedades que diezmaron su población. Es una hipótesis razonable, pero tampoco tenemos pruebas de ella. Imposible suponer que la causa fue la inadaptación a un recrudecimiento del clima, como han propuesto algunos; no hay que olvidar que los neandertales llevaban más de 200.000 años de existencia sobre sus espaldas en una Europa que había pasado por diversos episodios de climas fríos, incluso glaciares; en todo caso, los que lo teníamos peor éramos nosotros, pues se supone que los primeros H. sapiens que poblaron Europa procedían de regiones templadas de África.

Algunos autores sugieren que en realidad los neandertales no se extinguieron, sino que se cruzaron con los hombres anatómicamente modernos que llegaron a Europa, y ambas especies mezclaron sus acervos genéticos para dar lugar a los actuales europeos. Es una hipótesis románticamente atractiva, pero los estudios genéticos realizados hasta la fecha no solo no la avalan sino que la contradicen.

Sin embargo, Erik Trinkaus sostiene que un esqueleto de 24.000 años, llamado el Lapedo do Lagar Velho , encontrado cerca de la ciudad portuguesa de Leiria, es un híbrido de neanderthalensis y sapiens , ya que, junto a caracteres anatómicamente modernos, se insinúan algunos rasgos propios de la morfología neandertal. Pero muchos científicos no aceptan que o menino de Lapedo sea verdaderamente un híbrido. Alegan que se trata del fósil de un niño muerto a los cuatro años, de modo que su corta edad impide apreciar nítidamente los rasgos morfológicos que realmente especifican a un individuo adulto.

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#34 Ge. Pe.

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Publicado el 21 abril 2007 - 02:06

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Puntos de vistas, para algunos validos para otro no....


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El evolucionismo no contradice la creación.


En ocasiones los datos científicos aportados por las ciencias encargadas de estudiar la evolución humana son utilizados con fines ideológicos para descalificar el discurso religioso y metafísico. Sin embargo, son muchas las voces de científicos que consideran que no existe incompatibilidad entre la visión científica de la evolución humana, la religión y la antropología filosófica.

Así, Giovanni Carrada sostiene que: "La revelación bíblica nos aclara el por qué de la aparición del hombre y de paso nos sitúa ante nuestra dignidad de criaturas de Dios. Las dos explicaciones (la científica y la religiosa) son compatibles; es más, ninguna de las dos por separado es suficiente para llenar el deseo del hombre de conocer sus orígenes y el sentido de su vida" (14) .

En esta misma línea Antonio Fernández-Rañada se pregunta: "¿Por qué no puede ser la evolución el medio elegido por Dios para crear el mundo en un proceso continuado?" (15) . Para añadir más adelante que: "La doctrina cristiana no implica la creación separada de las especies, sino que su idea central, la verdaderamente importante, es que todo debe su existencia a un Dios trascendente al orden natural, y esto no se ve afectado por la teoría de Darwin. Al fin y al cabo, ¿por qué no puede ser la evolución la forma elegida por Dios para crear el mundo?" (16) .

Incluso un físico como James S. Trefil sostiene que: "El hecho de que los seres humanos hayan evolucionado a partir de formas de vida inferiores no daña los principios fundamentales de las creencias religiosas de nadie. Si tomamos el cristianismo como ejemplo, la evolución es simplemente irrelevante para la doctrina de la salvación a través de la fe o para cualquier otra enseñanza importante" (17) .
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#35 Ge. Pe.

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Publicado el 16 mayo 2007 - 03:29

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Empezaremos a publicar este excelente libro y de libre circulacion en la red gracias a la

LA CIENCIA PARA TODOS: http://biblioteca.re...x/sites/ciencia

BIBLIOTECA DIGITAL: http://omega.ilce.ed...teca/index.html

MEXICO

http://omega.ilce.ed...sentacion1.html



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DE LAS BACTERIAS AL HOMBRE: LA EVOLUCIÓN

Autor: DANIEL PIŃERO



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COMITÉ DE SELECCIÓN
EDICIONES


INTRODUCCIÓN

I.żCÓMO SABEMOS QUE HA HABIDO EVOLUCIÓN BIOLÓGICA? LAS ESPECIES DEL PASADO Y LAS ACTUALES NO SON LAS MISMAS

II. LAS ESPECIES ESTÁN ADAPTADAS AL LUGAR DONDE VIVEN

III.LA FORMA COMO LAS ESPECIES APARECEN Y DESAPARECEN

IV. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL HOMBRE

CONTRAPORTADA

En http://biblioteca.re...m/bacterias.htm


I. CÓMO SABEMOS QUE HA HABIDO EVOLUCIÓN BIOLÓGICA? LAS
ESPECIES DEL PASADO Y LAS ACTUALES NO SON LAS MISMAS



HISTORIA DE LA VIDA EN LA TIERRA


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Cuando en la escuela nos enseñan historia lo que hacen es enseñarnos la historia de la civilización.
El hombre ha vivido en diferentes sociedades organizadas por aproximadamente 10 000 anos, con una civilización basada en la cultura. Pero la historia que nos enseñan sólo cubre una parte de ese periodo, esto es, los últimos 2 000 anos. Para la historia de la vida en la Tierra este lapso es muy pequeño, puesto que ésta tiene 400 000 "historias" de nuestra civilización.

Así pues, lo que aprendemos no es más que el último acto de una historia que incluye la historia de la Tierra, o en forma más general, la del Universo. A veces un número no refleja la idea que quisiéramos transmitir. Para imaginarnos el periodo de tiempo que incluye la historia de la vida se ha comparado la historia del hombre con el último minuto y medio de un día de 24 horas, o con la última página de un libro de 4 000 hojas. Esto es, hemos leído una página de un relato del cual desconocemos 3999 de ellas. Un sentimiento de insignificancia recorre entonces nuestro cuerpo. No parece que seamos el evento más común de la historia de la vida en la Tierra.

Nos gustaría conocer pues algunos aspectos de esta historia. En principio quisiéramos saber ¿cuándo? y ¿quiénes? Para responder estas preguntas el hombre ha tenido que entender dos fenómenos. El primero es el llamado proceso de fosilización y el segundo el decaimiento de material radiactivo. La fosilización es un fenómeno que incluye tanto la preservación de las partes duras de los organismos (conchas, huesos, etc.), como la de moldes o huellas de éstos.

Vemos así que los organismos que han existido en el pasado han dejado huellas que se han preservado como tales por miles y hasta por millones de anos. Los fósiles son, de hecho, el único testimonio biológico de lo ocurrido en la Tierra en el pasado. Una vez que se encuentra un fósil es necesario localizarlo en el tiempo. .De cuándo es? Para ello se usan métodos de fechado utilizando elementos radiactivos. Estos elementos tienen la característica de emitir partículas en una proporción constante que depende del elemento de que se trate. Por ejemplo, el carbono-14 (isótopo radiactivo del carbono-12 que es el carbono más común) tiene una vida media de 5 730 anos. Es decir, que si partimos de una roca en donde, digamos, que había 100 gramos de carbono-l4, en 5 730 anos habrá 50 gramos de carbono-14 (o sea 50 gramos de carbono-12).

Así, al medir la cantidad de estos elementos se puede saber la edad aproximada de la roca y por tanto la de los fósiles que se hallan en ella. Otros elementos como el potasio-40 y el uranio-235 tienen una vida media mucho mayor (de 1 300 y 713 millones de anos respectivamente), por lo que son usados para fechar rocas mucho más antiguas.

La presencia de fósiles y la capacidad que se tiene para fechar la época en la que existieron facilita enormemente el trabajo del paleontólogo (el biólogo que se dedica a estudiar los fenómenos que han ocurrido en el pasado geológico). Se puede ir entonces reconstruyendo lo que ha ocurrido sobre la Tierra.

Los resultados de estas investigaciones han sido sorprendentes. En primer lugar se ha encontrado que la historia de la vida en la Tierra es muy larga (aproximadamente 3 800 millones de anos) y casi tan antigua como las rocas más viejas encontradas en ella (4 800 millones de anos). Pocas otras evidencias tenemos entre los 3 800 millones de anos y los 2 000 millones que no sean algunos fósiles. Los más viejos que se
han encontrado son microscópicos, algunos redondeados y otros alargados. Sin duda durante ese periodo se originó la vida. Desde el punto de vista paleontológico esa época es una caja dentro de la que no podemos asomarnos.


Figura 1. Una de las revoluciones más importantes a lo largo de la historia de la vida en la Tierra fue la aparición de la célula con un núcleo verdadero (eucarionte). Aquí se compara la complejidad de una célula con núcleo con la de una bacteria (procarionte) sin núcleo.
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Figura 2. Entre los organismos multicelulares más sencillos se encuentra la esponja. Cuenta con células con cilios que mueven el agua donde se encuentra el alimento, así como células que lo absorben. La división del trabajo fue sin duda una de las revoluciones más importantes en la historia de la vida en la Tierra.
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Figura 3. La configuración de las masas terrestres hace aproximadamente 150 millones de ańos. Había dos grandes masas, Laurasia y Gondwana que empezaban a dividirse.
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Figura 4. Antes de la formación del puente de Panamá hace aproximadamente 2 millones de ańos, las faunas de América del Norte y Sudamérica tenían orígenes diferentes, pero ocupaban lugares similares en la naturaleza. El camello que conocemos corresponde al que aparece en América del Norte. El de América del Sur ya se extinguió.
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Figura 5. Un ejemplo de la reconstrucción de la historia de las especies.
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Figura 6. Convergencia entre las ardillas marsupial (a) y placentaria (b).
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#36 Ge. Pe.

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Publicado el 18 mayo 2007 - 02:51

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LA CONTAMINACIÓN AMBIENTAL EXISTE DESDE HACE 2 000 MILLONES DE ANOS


Hace alrededor de 2 000 millones de anos ocurrió una revolución ambiental en nuestro planeta: la composición de la atmósfera que contenía una gran cantidad de hidrógeno y otros compuestos ricos en este elemento (metano, ácido cianhídrico, ácido sulfúrico) comenzó, como ocurre en algunos planetas actuales, a tener concentraciones muy altas de oxígeno.

Como se sabe el oxígeno es un gas importante para la vida por dos razones opuestas: la primera porque funciona como un recurso importante para organismos que, como el nuestro, no pueden utilizar la energía ambiental (por ejemplo la del Sol) directamente y la segunda porque al ser muy tóxico es muy reactivo. Las concentraciones de oxígeno en una atmósfera reductora (con altas concentraciones de compuestos de hidrógeno) son menores del 1%.

En nuestra atmósfera actual la concentración es del 21%..De dónde viene este oxígeno? .Quién lo produjo? De hecho la concentración de oxígeno en el Universo es de alrededor de 0.005%.

Sólo el fenómeno fotosintético mediante el cual los organismos como las plantas unen moléculas de bióxido de carbono fueron poco a poco "contaminando" la atmósfera con oxígeno.

No fue sino hasta entonces cuando la concentración de oxígeno fue suficientemente grande, que otros organismos que requieren de oxígeno para vivir (como nosotros) pudieron desarrollarse.

Este fenómeno en el que un grupo de organismos viven en un ambiente particular y lo modifican de tal manera que otros organismos con características diferentes pueden ahora crecer allí se llama, en otra escala, sucesión ecológica y es una versión académica del dicho "nadie sabe para quien trabaja". Ademas demuestra que la evolución es un proceso muy dinámico que involucra tanto modificaciones ambientales como los organismos.

¿QUÉ SON LOS PRIMEROS FÓSILES?


Los fósiles más antiguos de los que se tiene evidencia fueron encontrados en Fig Tree Chart, África.

Tienen una edad aproximadamente de 3 300 millones de anos. Son restos de la pared (estructura que envuelve la membrana de una célula) de organismos unicelulares difíciles de interpretar.
¿Qué apariencia tenía la Tierra entonces? Si sólo había organismos formados por una sola célula no había árboles ni hierbas ni ranas. Muchos de estos organismos primigenios vivían en comunidades acuáticas formadas por varios cientos de especies diferentes. Estas comunidades, llamadas estromatolitos, eran mundos en sí mismos.
Había entonces una gran diversidad de especies y una gran complejidad en estos ecosistemas microscópicos. En la actualidad, en algunas partes del mundo, como Australia, todavía pueden encontrarse comunidades de estromatolitos que nos ofrecen una ventana para asomarnos a lo que ocurría en el pasado.

Por su forma característica de crecimiento los estromatolitos forman columnas que van aumentando en diámetro y en altura a una velocidad que depende de la vida que tiene una célula. En cada generación la comunidad se incrementa por la acumulación de los restos de las células que mueren.

Ésta fue entonces una Tierra completamente diferente a la actual. Las especies que la poblaban eran muy diferentes de las que existen hoy en día; el paisaje no contenía ni llanuras ni montanas verdes. La Tierra era del dominio de la Tierra, no de la vida. Las aguas en cambio contenían todas las especies existentes.

De hecho, la atmósfera de entonces no hubiera permitido la existencia de la mayoría de las especies que viven en la actualidad. Éstas, como ya sabemos, viven en condiciones oxigénicas (altas concentraciones de oxígeno).

Aun así, las especies de hace 3 300 millones de anos y las actuales tienen algunas características en común, siendo la más importante el que aquéllas son ancestros de las actuales. El estudio del fenómeno evolutivo es entonces la descripción del cambio de unas especies en otras y de los mecanismos involucrados en el proceso.

La historia de la vida en la Tierra está llena de eventos que han modificado el desarrollo posterior de los organismos. Un primer ejemplo de este tipo de eventos lo representa el incremento en la concentración de oxígeno en la atmósfera.

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En: DE LAS BACTERIAS AL HOMBRE: LA EVOLUCIÓN
Autor: DANIEL PINERO

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#37 Ge. Pe.

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Publicado el 20 mayo 2007 - 09:49

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continuamos...
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HIJOS IGUALES A LOS PADRES


Sin duda la aparición de la vida es en sí el evento que más ha modificado la historia de nuestro planeta. La vida, un fenómeno difícil de caracterizar, pero de todos entendido, tiene como una de sus características más importantes la autorreplicación. Las células se dividen y tienen células hijas de la misma manera como el hombre se reproduce y tiene hijos. Tanto las células hijas como nuestros hijos se parecen a los padres porque la molécula encargada de la herencia, el ácido desoxirribonucleico (ADN), se autorreplica en una molécula idéntica que garantiza que las características se heredan de padres a hijos.

Este fenómeno que se expresa en nuestra apariencia exterior pero que tiene su origen en la exacta duplicación de esta molécula parece ser uno de los atributos más importantes de la caracterización de la vida. Pero la complejidad del ADN no se detiene en la forma como se replica. Esta molécula funciona como el director de las funciones de la célula, las cuales consisten en utilizar energía externa para producir nuevas células y mantenerse vivas.

SABER COMER


La célula obtiene la energía del medio ambiente por medio del metabolismo. En la actualidad hay dos tipos principales de metabolismo en nuestro planeta: el primero de ellos consiste en obtener la energía en forma de compuestos químicos; generalmente los organismos que la consiguen de esta manera, la obtienen
de otros organismos. El segundo de ellos consiste en adquirir la energía en forma de ondas físicas, o lo que es lo mismo, los organismos que lo hacen así se llaman fotosintéticos y llevan a cabo una reacción que es central en la Tierra.

La vida en nuestro planeta depende precisamente de esta reacción. Es más, aquellos organismos que utilizan la energía en forma de sustancias obtenidas de otros organismos (heterótrofos) dependen directamente de la existencia de aquellos que fijan la energía obtenida del Sol (fotosintéticos). Así, la fuente de energía del Sol mantiene la vida sobre la Tierra.

La actividad de los organismos fotosintéticos es también la responsable de la alta concentración de oxígeno en nuestra atmósfera desde hace aproximadamente 2 000 millones de anos. Si la vida tiene entonces 3 300 millones de anos sobre la Tierra y sólo hace 2 000 millones que tenemos este escenario con autótrofos y heterótrofos, .cómo era antes? La presencia de una atmósfera reductora impedía la existencia de organismos heterótrofos como los conocemos ahora.

Existían entonces y en grandes cantidades organismos quimiosintéticos que, aunque usaban energía química, lo hacían de manera distinta de como lo hacen los actuales heterótrofos; esto es dependían de la fotosíntesis para su existencia. La aparición de la fotosíntesis fue entonces uno de los eventos más importantes de la historia de la vida en la Tierra.

AMIGOS, MUY AMIGOS, AMIGUÍSIMOS


Las bacterias y algas primitivas (algas verdeazules) son células sin una gran complejidad estructural. Están constituidas por una membrana y una pared celulares que son las estructuras que llevan a cabo la síntesis de proteínas (ribosomas), y por una molécula de ácido desoxirribonucleico.mNuestras células en cambio son bastante más complejas.

Entre las características más importantes que las distinguen de las bacterias se encuentra la presencia de un núcleo donde está localizado el ácido desoxirribonucleico, el cual está organizado a su vez en estructuras llamadas cromosomas en las que el ADN se asocia a moléculas de proteína.

Otra característica es la presencia de estructuras especiales para llevar a cabo la respiración; estas estructuras llamadas mitocondrias tienen características muy curiosas ya que cuentan con su propio sistema de síntesis de proteínas y su propia molécula de ADN que está organizada en un círculo como ocurre en las bacterias. Parecen ser entonces células dentro de células.

De hecho se ha encontrado una gran cantidad de pruebas que sugieren que las mitocondrias son descendientes de bacterias que hace mucho tiempo (aproximadamente 1 500 millones de anos) establecieron una relación simbiótica, especializándose en funciones particulares. El mismo fenómeno parece haber ocurrido en el caso de otras estructuras, los cloroplastos, que en las plantas verdes llevan a cabo la fotosíntesis.

Éstas también tienen su propia maquinaria de síntesis de proteínas y su propia molécula circular de ADN. Es decir, las dos funciones metabólicas que en la actualidad son las más importantes para la vida, la respiración y la fotosíntesis, se han "encargado" a células que se han asociado con otras.


El resultado de tan importante fenómeno fue una nueva célula (que seguramente como ya dijimos apareció hace 1 500 millones de anos) con estructuras descendientes de simbiosis con varios tipos de células.

La célula eucarionte (con un núcleo verdadero) había nacido y conviviría por lo menos durante los siguientes 1 500 millones de anos con la célula procarionte (sin núcleo verdadero). Pocos cambios han sido tan importantes durante la historia de la vida en la Tierra.

En la actualidad se estima que hay un millón y medio de especies de las que el 80% son células eucariontes. Este es un buen ejemplo de cómo un cambio en la organización de los organismos genera lo que se ha llamado radiación adaptativa, esto es, una explosión de especies nuevas después de un cambio estructural que facilita la adaptación de los organismos en ambientes diferentes.

Sin duda, la aparición de la célula eucarionte fue una modificación de tal magnitud que determinó el camino que tomaría la evolución de las especies.
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#38 Ge. Pe.

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Publicado el 21 mayo 2007 - 06:19

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AMIGOS, MUY AMIGOS Y YA


La mayoría de las plantas y de los animales que vemos todos los días no están compuestos por una sola célula. Se llaman organismos multicelulares. Son organismos que tienen un nivel de complejidad mayor que el de los organismos de una sola célula. Estos seres, formados por la "cooperación" de muchas células, se originaron hace aproximadamente 1 000 millones de años y representan otra gran revolución de la vida sobre la Tierra. Células de un mismo organismo se especializaron en diferentes funciones. Unas en la reproducción, otras en la respiración y otras más en diferentes aspectos del metabolismo y la estructura de los organismos. La formación de tejidos y órganos había comenzado.


Entre los organismos multicelulares más sencillos se encuentra la esponja. Cuenta con células con cilios que mueven el agua donde se encuentra el alimento, así como células que lo absorben. La división del trabajo fue sin duda una de las revoluciones más importantes en la historia de la vida en la Tierra.

Las esponjas marinas son de los animales multicelulares más sencillos, ya que sólo están formadas por tres tipos de células. Éstas están organizadas de tal manera que cada una de de ellas lleva a cabo funciones de absorción del alimento, su metabolismo y la excreción del material residual. Su forma de comer consiste simplemente en hacer circular agua por un conducto central, siendo las células que están en contacto con el conducto las absorbentes, las intermedias las que metabolizan y las más externas al conducto las excretoras. Ésta es una forma muy sencilla de aumentar la complejidad incrementando la eficiencia con la que se utilizan los recursos del medio ambiente.

Recordemos que para cuando aparecieron los primeros seres multicelulares (hace aproximadamente 1000 millones de años) la vida ya llevaba alrededor de 2 500 millones de años de existencia en la Tierra. Durante estos años predominaron solamente los organismos unicelulare (tanto procariontes como eucariontes). La Tierra fue entonces propiedad exclusiva de los organismos durante el 71% de la historia de la vida. el mundo que hoy vemos es desde luego muy diferente de aquel reino, durante esos 3000 millones de años nuestro planeta adquirió una nueva fisionomía, con organismos muy diferentes de los que hasta entoces habían poblado nuestro planeta: una nueva radiación adaptativa se había iniciado.

La configuración de las masas terrestres hace aproximadamente 150 millones de años era muy diferente, había dos grandes masas, Laurasia y Gondwana que empezaban a dividirse.

LA ÉPOCA QUE MEJOR CONOCEMOS DE LA HISTORIA DE LA VIDA EN LA TIERRA


De los eventos que hemos estado analizando hasta ahora, que comprenden el periodo anterior a los 550 millones de años, tenemos un registro fósil muy incompleto. Esta época que ocupa alrededor de 3 000 millones de años, es realmente muy poco conocida. Las conclusiones sobre ella se basan generalmente en hechos indirectos. Por ejemplo, el incremento en la concentración de oxígeno lo inferimos por la presencia de estratos rocosos oxidados de hace 2 000 millones de años.

Todo ese largo periodo es conocido como Precámbrico. Cuando el Precámbrico terminó se inició el Fanerozoico, que es la época que mejor conocemos de la historia en la Tierra. El registro fósil de esta época es completo: tenemos huellas de organismos, registros de sus partes duras (huesos, conchas, etc.), moldes en roca y en algunos casos hasta huellas de sus partes blandas.

La época Fanerozoica está dividida en cuatro eras. La parte final del Precámbrico (periodo Ediacárico), la era Paleozoica que ocupa aproximadamente 300 millones de anos. La Mesozoica, 150 millones de años, y la Cenozoica, 60 millones de años. A grandes rasgos la primera era se caracteriza por la aparición de organismos de cuerpo blando con forma de gusanos.

Durante el Paleozoico aparecen los primeros animales con esqueleto. Es en ese entonces cuando el paisaje de la Tierra está dominado por helechos arborescentes, cuando los peces óseos alcanzan su mayor diversificación y cuando aparecen los primeros anfibios y reptiles. La Era Mesozoica se caracterizó por la dominación de los dinosaurios, apareciendo también los primeros mamíferos y las primeras aves. Hacia el final de esta era aparecen las primeras plantas con flores (hace aproximadamente 100 millones de años), por último, en la era Cenozoica nos encontramos con la diversificación (hace entre 100 000 y 200 000 años), con la aparición del hombre.

En estos últimos 550 millones de años han sido, pues, en los que se ha originado la mayor parte de los animales que conocemos ahora. Pero si pudiéramos dar una vuelta en el tiempo encontraríamos que la Tierra tal y como la conocemos ahora es muy reciente.

Los dinosaurios conocieron sólo las plantas más primitivas y cuando se originaron los anfibios no había ni una planta con flores como la que nos ensenan en la escuela. Esto refuerza la idea de que la historia de la vida en la Tierra, aun en este periodo, ha sido muy cambiante.

Los organismos han estado sujetos a cambios ambientales que no sólo incluyen cambios en la temperatura y la humedad del ambiente, sino que también se refieren a cambios en su medio ambiente biótico (las especies animales y vegetales que los rodean) que incluyen competidores, depredadores y presas.


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#39 Ge. Pe.

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Publicado el 22 mayo 2007 - 02:20

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Continuamos el libro citado.
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LA HISTORIA DE UNA RANITA


Nací hace aproximadamente 350 millones de años. Algunos dicen que soy un poco vieja. Yo me siento joven.

Eso sí, he visto mucho mundo. Cuando nací mis padres se mudaron a otra parte. El mundo de entonces no tenía muchos continentes, solo uno. Toda la tierra estaba unida en un solo continente (la Pangea). Nosotros viajábamos de lago en lago aunque en algunos casos eran más bien charcos. Así fuimos del África Central a la América del Sur actual donde vivían unos familiares.

He visto selva donde ahora hay desierto. Donde había mar, la tierra emergió. Recuerdo que durante una época, todo nuestro alrededor eran enormes animales. Algunos con largos cuellos, otros con los pies tan grandes que hasta los de mi papá parecían pequenos. Unos volaban y otros vivían en los mares. Los dinosaurios ponían huevos para tener dinosaurios. Algunos comían hojas y otros sólo a otros dinosaurios.
Todos comían mucho. Los árboles de entonces eran grandes helechos que no tenían flores. Poco a poco fueron apareciendo plantas con flores. Las magnolias fueron de las primeras.

Nuestra comida, en cambio, no ha variado. Hemos comido insectos por muchos anos. Algunos de los cambios del clima sí han afectado directamente a varios de mis parientes. Mi primo fue perdiendo su lago poco a poco. Un día el agua no fue suficiente para todos. Algunos se fueron y otros, al no resistirlo,
murieron. Mi primo encontró otro lago y ahora vive allí, sin acordarse de aquello. Hace como 65 millones de años los dinosaurios dejaron de existir, así, sin decir nada. Será porque no pudieron resistir los cambios
en "su lago".

También un día ya no pudimos regresar al África. Los continentes se habían ido separando y el Océano Atlántico se ha hecho cada vez más difícil de cruzar. Muchas montanas y cordilleras han surgido en estos anos. El Himalaya, por ejempío, emergió después de que India, que era una isla alejada de
Asia, chocó y se unió a ese continente. Esa época estuvo llena de terremotos y temblores. La Tierra era peligrosa por entonces.

!Y SE MUEVE!


Nuestra rana nos ha estado hablando de un fenómeno que se ha considerado muy importante durante la historia de la vida en la Tierra desde hace aproximadamente 250 millones de años. Este fenómeno ha sido llamado deriva continental y consiste en el movimiento, sumamente lento, que han tenido los continentes.

Este movimiento ha generado la separación de las distintas masas de tierra hasta la localización que tienen en la actualidad. Las especies vegetales y animales deben parte de su situación actual precisamente a ese movimiento. De hecho, las primeras evidencias que sugirieron que los continentes se han movido provinieron de la distribución actual de algunas especies relacionadas. Por ejemplo, la fauna de la parte sur de América, África y Australia es muy parecida.


Antes de la formación del puente de Panamá hace aproximadamente 2 millones de años, las faunas de América del Norte y Sudamérica tenían orígenes diferentes, pero ocupaban lugares similares en la naturaleza. El camello que conocemos corresponde al que aparece en América del Norte. El de América del Sur ya se extinguió.

Este tipo de dinámica geológica muy probablemente no ha sido única durante la historia de la vida en la Tierra, pero en el periodo anterior a los 500 millones de años es muy difícil reconstruir los eventos. De cualquier manera podemos suponer que debe haber habido una dinámica continental muy activa en 3300 millones de años.

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#40 Ge. Pe.

Ge. Pe.

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Publicado el 23 mayo 2007 - 01:35

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¿QUÉ NOS DICE LA HISTORIA DE LA VIDA EN LA TIERRA?


Esta sección nos ha llevado a las siguientes conclusiones:

La historia de la vida en la Tierra ha sido muy dinámica; sólo una cierta proporción de las especies que han existido se encuentra viviendo en la actualidad.

La historia de la vida en la Tierra ha estado salpicada de eventos muy importantes que incluyen tanto cambios en el ambiente físico como modificaciones profundas en la organización y estructura de los organismos.

De las modificaciones al medio ambiente físico podemos citar como particularmente importantes el cambio en la composición de la atmósfera por la actividad de los primeros organismos fotosintéticos, hace aproximadamente 2 000 millones de años; la modificación de la distribución de los continentes en los últimos 250 millones de años que afectaron la distribución de las especies y por último, la modificación local de los ambientes, como las elevaciones del Istmo de Panamá o las diferentes glaciaciones. Estas modificaciones han afectado también la distribución de la fauna y las flores actuales.

De entre las modificaciones a la organización y la estructura de los organismos se pueden mencionar todas las relacionadas con la integración de la funciones básicas de una célula: mantenimiento, crecimiento y reproducción. Otras, también muy importantes, incluyen el origen de los organelos de la célula eucarionte (mitocondrias, cloroplastos, etc.) como el resultado de la simbiosis de células individuales y el origen de los organismos multicelulares por la colaboración de células especializadas en diversas funciones.

Otra generalización que podemos hacer es que ha habido grupos que han existido por mucho tiempo (por ejemplo, los tiburones), mientras que otros han sobrevivido por tiempos comparativamente más breves.
Durante la historia de la vida en la Tierra ha habido cambios en la composición de la biota de nuestro planeta así como en la abundancia de cada una de las especies que la pueblan. La conclusión que podemos
hacer es, entonces, que deben de haber existido eventos en el pasado que transformaron unas especies en otras. Que la historia de la vida en la Tierra es en sí un proceso de transformación de especies. A ese proceso se le llama evolución y el registro fósil, en su dinámica, nos muestra la evidencia de que este fenómeno ha existido

LAS ESPECIES SE PARECEN UNAS A OTRAS PORQUE ESTÁN EMPARENTADAS


Quien no se ha fijado en que las personas que están relacionadas por su ascendencia se parecen entre sí? La idea de que la similitud significa origen común es característica de nuestra cultura. Este argumento es el que se usa para demostrar la existencia de un fenómeno dinámico de generación de las especies. ¿Quién negaría que el cráneo de un perro o de un orangután es más parecido al cráneo de un ser humano que al de un pez? ¿O que todas las especies anteriores se asemejan más entre sí que lo que lo hacen a un insecto que ni siquiera tiene cráneo? Aristóteles dividió al mundo orgánico en plantas y animales. La presencia de partes verdes agrupa en forma natural a las plantas y las separa de los animales que requieren de sustancias orgánicas ya sintetizadas para su alimentación.

Al mismo tiempo que existe esta diversidad de formas, hay características que le dan a la materia viva una clara unidad. El hecho más importante que demuestra esta unidad lo da la existencia de un código genético universal. Los organismos usan un código de cuatro letras (las moléculas adenina, guanina, citosina y timina) para transmitir sus caracteres genéticos a su descendencia y para dirigir su metabolismo, su crecimiento y su reproducción. Estas cuatro moléculas están organizadas en una larguísima macromolécula de ácido desoxirribonucleico.

La síntesis de las proteínas de los organismos está dirigida por la secuencia de estas cuatro moléculas en el ADN. El código genético funciona con grupos de tres moléculas para determinar la presencia de un aminoácid?' específico en una molécula de proteína.

Así, el triplete AAA (tres adeninas) determina la síntesis del aminoácido lisina en una molécula de una proteína.


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