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DIARIO DE VIDA DE UNA POKEMONA CHILENA


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2 Respuesta(s) a este Tema

#1 emilio

emilio

    Legendario

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Publicado el 09 febrero 2008 - 11:39

- DIARIO DE VIDA DE UNA POKEMONA -


Durante varios días seguimos a Giovanna, una niña de 14 años que pertenece a la tribu urbana más numerosa del país. Conocimos sus gustos, sus motivaciones y el emergente mercado que se mueve en torno a ella. Su generación nació en democracia, creció con Internet y vivió la mayor bonanza económica del país en los últimos años. bienvenido al mundo pokemón.


El piso está temblando. Las luces de la discoteca Luxor iluminan los cuerpos que se mueven al ritmo del reggaetón. Son las cuatro PM de un día domingo de enero y la música retumba en las paredes que conforman la gran pirámide de la pista de baile.

El calor es insoportable. Y a todos les gusta.

Los muchachos no tienen más de 18 años y no hay olor a alcohol ni a cigarro en el ambiente. "Aquí no se toma ni se fuma, sólo se perrea, y si se puede, a lo que todos vienen: al ponceo", vocifera un muchacho que lleva los ojos ligeramente pintados.

–Si va sola pa' la disco, ella sabe qué hacer... –canta el vocalista del grupo Crack MC y ZK.

–¡Poncea, dale, poncea! –exclaman los dos mil pokemones que bailan en la Luxor.

–Que la noche es larga y usted aguanta dos o tres –dice la canción.

–¡Poncea, dale, poncea! –vuelven a gritar.

Los guardias observan todo, desde arriba. Da lo mismo.

Giovanna acaba de entrar a la pista con su mejor amiga, Caroline. Giovanna Poblete Figueroa tiene 14 años y los ojos oscuros. Su pelo está teñido de castaño claro, porque hace un tiempo lo decoloró, lo tinturó un poco de lila y luego lo pintó de rubio, hasta llegar al color que tiene ahora, y que le gusta. Un mechón le tapa el ojo derecho. Usa jeans apretados hasta los tobillos, zapatillas de skater sin atar y las mangas del polerón le cubren sus manos hasta los dedos. Tiene un piercing en la boca, aunque sus padres no tienen idea de ello. Hace un año y medio decidió que ya no quería ser una niña.

Con Caroline deciden bailar un rato en la pista y luego en una de las plataformas que hay en cada una de las esquinas de la pirámide. Un par de muchachos las saludan y perrean con ellas.

–Te escapas de la casa sólo pa' estar vacilando... –dice la letra de la canción.

–Papi, yo vivo ponceando –canta Giovanna.

En el baño de hombres, los muchachos, cansados, transpirados, se arreglan el peinado con agua. Lo fijan con el único secador de manos que hay: media docena de ellos espera su turno para ocupar la máquina.

"Uno espera toda la semana el carrete en una disco", cuenta Giovanna. "Y, muchas veces, la esencia de todo esto es poncear, darse un beso, acariciarse. Claro, he escuchado de personas que poncean cinco, seis veces. Pero lo máximo que yo he ponceado han sido dos veces".

El muchacho que baila con Giovanna se le acerca. Ella le sonríe, pero le dice que se va a bailar a la plataforma con Caroline. A Giovanna le carga poncear en la pista, prefiere estar sentada en el segundo piso, donde hay unos sillones y menos gente que mira. A un costado, una pareja se besa al ritmo de la canción, como si fuera un ejercicio. Poncean. Luego se sonríen, se despiden y se separan.

–Un poncio nunca se enamora –explica la niña–. Esa es la regla de oro.

Las luces de la discoteca iluminan a Giovanna. Levanta los brazos. Está lista para otro reggaetón. El piso de la Luxor no para de temblar.

Un avión se despega del cielo. Las luces de navegación del aparato se elevan a través del cielo oscuro de Santiago y Giovanna apenas las ve. Son las seis AM del penúltimo viernes de enero. Ella y su familia ingresan a la Terminal a través de "Embarque Internacional". Sus padres van a Estados Unidos a ver a la mayor de los hijas. Giovanna y Francisco, uno de sus hermanos, los vienen a despedir.

El aeropuerto no es un lugar muy feliz para Giovanna.

Hace cuatro años su hermana mayor decidió que su futuro estaba en Miami. Allí estudió y conoció al hombre con el que hoy planea casarse. Hasta ese momento, Giovanna y su hermana eran íntimas: los quince años de diferencia entre una y otra hacían que la relación fuera parecida a la que tiene una madre con su hija.

Cuando la hermana-madre se fue, la niña poco a poco se separó de la familia. De pequeña abrazaba, quería, expresaba. A partir de ese momento, practicó la distancia.

–Tienes que llamar a tu tía. Cualquier cosa, está tu hermano.

–Sí, mamá –dice, y asiente–. Obvio.

–¿Algo que le quieras decir a tu hermana?

Giovanna levanta los hombros, sonríe un segundo y se pone en postura de mono animado japonés.

–Nada, que la quiero.

"La edad de Giovanna es difícil", explica Manuel, su padre. "Pero supongo que tenemos que entenderla, comprender que ella, como muchos niños, está viviendo un período en su vida que es muy acelerado y que nosotros apenas entendemos. Muchas veces no la comprendo, y otras veces me da un poco de temor lo que pueda llegar a vivir, pero sabemos que es una cosa que pasará".

Manuel es un pequeño empresario de vida dura. Se fue a los 14 años de su casa y entró a la Fuerza Aérea para hacer carrera. Allí conoció a Mónica, su mujer, se enamoraron y se casaron cinco años más tarde. Tras dos décadas de trabajo, decidió retirarse y levantar una pequeña firma que atiende aeropuertos. Su generación ha vivido el período de mayor bonanza económica que ha tenido este país en los últimos años. Y sus hijos han tenido acceso a mayores comodidades, sobre todo, de consumo: televisión, alimentación, vestuario, entretención y tecnología.

Los Poblete Figueroa viven en una casa de dos pisos en un barrio tranquilo de La Florida. Poseen un par de autos y los hijos mayores se han titulado. Paulina es ingeniera; Cristián, kinesiólogo; y Francisco estudia Mecánica. Giovanna, la menor, acaba de ingresar a primero medio.

"Nunca nos ha faltado nada", dice Giovanna. "Mis padres siempre se han sacrificado. Una vez llamé caleta de tiempo por el celular, y gasté ene plata. Como noventa lucas. Mi papá me retó, pero pagó. Desde que mi hermana se fue, yo me puse más pesada y ya no les digo mucho que los quiero. Pero los quiero".

Como la mayoría de los pokemones, Giovanna nació durante la década de los 90. Sus amigos no sólo han vivido en medio del bienestar económico, sino que, además, nacieron en democracia. "Uno vive para uno mismo", admite ella. "No piensas en el futuro inmediato y menos en el pasado. Para qué, si uno desea estar bien ahora. El futuro y las obligaciones van a llegar cuando entres a la universidad, cuando debas trabajar. Lo que haces ahora es pasarlo bien, relajarte. Descubrir y experimentar, pero sin consecuencias".

Padre y madre caminan en dirección a Policía Internacional. Sus hijos los miran.

"Yo tengo miedo del ponceo", reconoce Mónica, su madre. "Me preocupan las cosas que se hablan en la televisión sobre los pokemones y esa libertad que tienen. Giovanna muchas veces está horas y horas hablando por chat, revisando su fotolog. Yo me asusto, sí, pero no saco nada con negarme a ella. Ahí la perdería y no quiero. Prefiero tratar de entenderla. ¿Sabe cuándo ella se convirtió en pokemona? Hace un año y medio, cuando fuimos a ver a nuestra hija a Estados Unidos. Esa vez la dejé como una niña y la encontré de vuelta con su pelo cortado y teñido. Con la ropa al cuerpo. Como una pokemona, ¿y qué iba a hacer yo? Ya había cambiado".

La mano de Giovanna se levanta. Su hermano va hacia el auto y la niña, por un minuto, se queda sola en medio de la Terminal.

Paradero 14 de La Florida. 5 PM. Los pokemones se reúnen a planificar el carrete de fin de semana. Giovanna llega con su amiga, Caroline, y ambas se mezclan en un grupo. Son cientos los muchachos. Y cada vez son más. Giovanna y su grupo se organizan como team para bailar en las discotecas.

–Nos faltan las poleras. Tenemos que vestirnos todos iguales –dice uno de ellos.

–Nos tenemos que conseguir la plata. Igual son baratas –responde otro.

–¿Y dónde vamos a bailar? –pregunta uno.

–En la Luxor, obvio. Pokemón que no pise la Luxor, pokemón que no existe.

–Pokemón que no poncee, es...

–Es huevón –contestan a coro.

El grupo ríe, los muchachos hacen gestos. Se miran, se abrazan, se apiñan como si quisieran buscarse y protegerse. Lo que hace una manada.

Son un grupo mayoritario, único, definible. Gastan dinero en consumo y sus padres muchas veces están dispuestos a otorgárselos. Saben qué van a comprar y qué desean tener. Por ejemplo, la marca italiana Gama, de alisadores de pelo, aumentó en un 70 por ciento su participación en el mercado en los últimos seis meses, ante la fuerte demanda pokemona.

¿Es, Giovanna, como el resto de los pokemones, un grupo atractivo para las empresas?

"Los ejecutivos miran este fenómeno y no entienden muy bien de qué se trata", explica Elvira Chadwick, de la empresa de cool hunters Lado Humano. "Son un grupo, pero de momento no se les ve como un objeto comercial. No tienen ideologías y tampoco ellos podrían identificarse con un producto hecho para pokemones, porque hasta evitan catalogarse como tales".

Pero son un fenómeno social. El diario de Eva, de Chilevisión, era un programa que hacia mediados de año estaba a la deriva, hasta que comenzó a darse cuenta de que su público eran los muchachos de la generación de la democracia, esos adolescentes que comenzaron a vestirse por cuenta propia cuando dejaron de refugiarse en la niñez. El diario de Eva se convirtió en el portavoz de pokemones, emos, visual, flaites y todos los subgrupos que surgieron después de la explosión.

"Entre junio y noviembre de 2007, fuimos líderes en el segmento de 13 a 24 años, en los estratos ABC1, C2 y C3", cuenta Romina Alvarado, editora del programa. "Estamos contentos porque El diario de Eva va hacia los jóvenes, que se sienten honestamente reflejados y respetados; y hacia los padres, que pueden entender un poco más lo que pasa con sus hijos. Y ciertamente uno se da cuenta de que es una generación de niños un poco solos e incomprendidos".

Las empresas están al acecho. Cada vez que hay una fiesta, los pendones de firmas de celulares, de alimentos y de productos cosméticos ubican sus logos estratégicamente. Y en El diario de Eva, al menos cuatro nuevas marcas van a auspiciar segmentos del programa en la próxima temporada.

"El pokemón es súper consumista", dice Karol Dance, probablemente el animador de fiestas pokemonas más importantes del circuito. "Le gusta comprarse cosas, lo hace sentir bien. Y consumen para verse especiales y únicos. Para que todos los vean".

Pasaje Talcacura. La pieza de Giovanna está en el segundo piso de la casa. Durante todos los días permanece junto a su única gran amiga, Caroline, de 13 años. Ella vive cerca, con su madre y su padrastro. A diferencia de Caroline, Giovanna tiene más problemas con los permisos y eso, a veces, la tiene triste.

"Somos amigas desde hace 9 años y somos casi como hermanas", cuenta Giovanna. "Yo la hice pokemona".

Las niñas están revisando sus mails, el messenger y sus fotologs. "Un punk lucha contra el Estado, un rapero por los derechos de los negros, y un rasta por legalizar la marihuana. Un pokemón no lucha por nada", explica Caroline. Son las 3 PM.

"Para", ordena Gioavanna, "un pokemón lucha por ser fashion". Las niñas se ríen. Pero ella tiene razón. Los pokemones son un grupo que adopta culturas y gustos, y los mezcla a su antojo. Que deja el rock de lado y baila reggaetón, y que usa pantalones pitillo, que es una referencia del movimiento punk. Todo se vuelve pokemón.

"Uno copia lo que le gusta. Uno no anda creando o imaginando. Si te gusta, lo usas", dice Giovanna. "Prefiero el cine que leer. E ir a un mall, que ver una película. Y carretear en vez de comprar".

"Y que no se hable de deportes o de estudiar", complementa Caroline. "Eso sí que es una lata".

En el msn de Giovanna hay cerca de 700 contactos registrados. Es lo usual en una pokemona como ella, en donde el concepto de reconocimiento es clave. El que sea más conocido es el más respetado. El que tiene más visitantes en su página, tanto mejor.

De la televisión aprendieron que la fama es un valor, que la velocidad de las relaciones sentimentales va emparentada con el ancho de banda en Internet y que la búsqueda del erotismo y el sexo es un derecho.

"Así conocí a Óscar", confiesa Giovanna. "Entró a mi msn y me gustó. ¿Para qué hacer lo que antes, hablar, conocerse, pasar nervios, si a través del chat o de los fotologs uno se siente tranquilo y seguro? Estuvimos hablando así por tres meses. Cuando nos conocimos en persona nos hicimos pololos. Duramos como tres meses, porque lo vi con otras chicas". Giovanna mira a su amiga.

"Ahora somos amigos", continúa. "Cada uno con lo suyo. Lo he visto poncear, pero quién no poncea. Él ha sido el hombre más importante en mi vida".

El carrete sigue en la Luxor y el calor hace que las niñas se saquen las poleras y se queden con sostén o, si lo prefieren, se levantan la ropa y quedan como si anduvieran con un peto. Los cuerpos sudan y Karol Dance, el animador, les tira agua con una pistola de juguete.

Giovanna sólo bailó. No quiso poncear, quizás no estaba de humor: "No me veo siendo eternamente una pokemona" cuenta. "Yo sé que después, cuando salga del colegio, debo ser responsable. Pero el futuro no es ahora. Feliz, feliz, la vida no siempre es feliz. Y hay que vivir el presente como viene. Obvio que después se verá”
EL MERCURIO POR Luis Miranda V.


REFLECIÓN:

En tendemos que esta es una nueva moda de la juventud que de alguna manera esta expresando su disconformidad a lo que ellos están viviendo dentro del sistema de esta sociedad y que de alguna manera no tienen el espacio que debieran tener, claro esta que ellos son los que deben avanzar buscando los espacios que requieren y que muy pronto son los que tendrán la pesada responsabilidad de comandar este País, desde cualquier lugar de trabajo de sociedad creada por ellos mismos, esperamos que lo que ellos elijan, sea lo que a estos niños de hoy les guste y su trabajo le sea placentero y agradable, no como lo que hoy esta ocurriendo, personas cesantes por años y personas como por ejemplo que tienen títulos universitarios y están haciendo un oficio manual como ayudantes de cocina y tantos otros, esta una visión de futuro, para estos jóvenes que hoy solamente están pensando en el carrete y otras cosas ¡no olviden que la juventud es más corta que la vejez!


www.diarionavidad.blogspot.com
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#2 Invitado_thanniithaw_*

Invitado_thanniithaw_*
  • Guests

Publicado el 09 junio 2010 - 07:59

weno el diario te pasaste oie io tambien soi pokemona y opino lo mismo qe tu y osea ponciar es lo mas riko qe ay

#3 Invitado_carolina_*

Invitado_carolina_*
  • Guests

Publicado el 01 octubre 2010 - 02:07

Que onda tu vida niñita, pasado es pasado.