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Sistema Muscular - Apuntes -


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28 Respuesta(s) a este Tema

#1 Ge. Pe.

Ge. Pe.

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Publicado el 01 marzo 2008 - 01:45




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Autorizado por Araucaria 2000.

Se agradece cordialmente el apoyo dado para ser publicados sus contenidos en el foro.

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EL SISTEMA MUSCULAR

I.-



Músculos del cuerpo

 

                                      
Los músculos representan la parte activa del aparato locomotor. Es decir, son los que permiten que el esqueleto se mueva y que, al mismo tiempo, mantenga su estabilidad tanto en movimiento como en repose. Junto a todo esto, los músculos contribuyen a dar la forma externa del cuerpo humano.

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Clasificación de los músculos



Los músculos del organismo se dividen en voluntarios e involuntarios. Los primeros son los que se contraen cuando el individuo quiere, y suelen corresponder a los músculos del esqueleto. Poseen la característica de tener una contracción potente, rápida y brusca, si así se precisa. Son músculos de acción rápida. Los segundos son regidos por el sistema nervioso vegetativo y el individuo no tiene ningún control voluntario sobre ellos. Suelen constituir las paredes de las vísceras, del aparato respiratorio y del aparato circulatorio. Estos músculos poseen una contracción y una relajación lentas.

Ambos tipos de músculos tienen, a su vez, características propias. Así, los músculos voluntarios, salvo el esfínter anal, están compuestos por células o fibras musculares provistas de estrías transversales, por lo que se les denomina músculos estriados.

Los músculos involuntarios, salvo el corazón, que también está formado por músculo estriado a pesar de no tener control voluntario, están constituidos por células musculares sin estrías, por lo que se denominan músculos lisos.


Descripción y forma de los músculos



Cada músculo estriado se compone de dos partes: una parte roja, blanda y contráctil que constituye la parte muscular, y una parte blanquecina, fuerte y no contráctil que constituye el tendón.

Los tendones varían en su forma y disposición, dependiendo de su unión a las fibras musculares (que a su vez se dispondrán según la función del músculo). Los tendones son de color blanco nacarado y están constituidos por fibras elásticas que forman grupos, su vez recubiertos por tejido conjuntivo laxo que separa entre si estos grupos o fascículos.

Por su forma, los músculos se clasifican en: largos, anchos y cortos. Los músculos largos son aquellos en los que la dimensión según la dirección de sus fibras sobrepasa la de los otros diámetros. Estos, a su vez, pueden ser fusiformes o aplanados, según el diámetro transversal sea mayor en su parte media que en los extremes (así, el bíceps es un músculo largo y fusiforme, mientras que el recto del abdomen es largo y aplanado).Los músculos anchos son aquellos en los que todos los diámetros tienen aproximadamente la misma longitud (el dorsal ancho de la espalda). Los músculos cortos son aquellos que, independientemente de su forma, tienen muy poca longitud (los de la cabeza y cara).



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#2 Ge. Pe.

Ge. Pe.

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Publicado el 02 marzo 2008 - 08:07




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EL SISTEMA MUSCULAR

II.-



Función de los músculos


Los músculos, debido a su capacidad de contracción, hacen posible que el esqueleto se mueva. Así, las extremidades pueden realizar movimientos de flexi6n o extensión, de rotación (pronación y supinación), de aproximación (aducción) o al contrario (abducción).
Como hemos visto, la mayor parte de los músculos están provistos de tendones, mediante los cuales suelen insertarse sobre los huesos. Según el tipo de inserción, es decir, si lo hacen mediante más de un extremo o cabeza, se dividen en bíceps (dos cabezas), tríceps (tres cabezas) y cuadriceps (cuatro cabezas).
Dependiendo de si están formados por más de un cuerpo muscular, se dividen en digástricos y poligástricos (dos o más cuerpos, respectivamente). Si toman su inserción terminal por más de un extremo o cola, los músculos serán bicaudales, tricaudales o policaudales, según lo hagan por dos, tres o más extremos.


Situación de los músculos



Según su situación los músculos se dividen en superficiales y profundos.


Los músculos superficiales




Los músculos superficiales están situados inmediatamente por debajo de la piel y, si bien en el ser humane son rudimentarios y escasos, están insertados, por uno de sus extremos, en la capa profunda de la piel. Alguno de estos músculos está en la cabeza, cara, cuello y mano.
La mayoría de los músculos profundos insertan sus extremos sobre los huesos del esqueleto.
Algunos lo hacen en los órganos de los sentidos (músculos que mueven los ojos) y otros están situados más profundamente, relacionándose con la laringe, la lengua, etcétera)





Músculos de la cabeza y cuello


Dentro de este conjunto de músculos hay que destacar los de la cara, muy numerosos, ya que gracias a ellos el ser humane es capaz de expresar sus sentimientos. Otro grupo de músculos de la cabeza nos permite masticar y deglutir los alimentos, así como mover la cabeza en todas las direcciones, para conseguir que los órganos de los sentidos (vista, oído y olfato) desarrollen mejor sus funciones.



Músculos Masticadores


Son, como su nombre indica, los que permiten la masticación de los alimentos.

Tienen la función de aproximar la mandíbula al maxilar superior, es decir, cerrar la boca. Son músculos muy potentes, cortos y anchos, que están situados sobre la cara lateral del cráneo, a ambos lados. Los más importantes son el músculo temporal y el músculo masetero, que se pueden palpar fácilmente sobre la cara y el cráneo cuando cerramos con fuerza la boca.



Músculos cutáneos del cráneo


Estos músculos son los que presentan unas conexiones más íntimas con la piel y nos permiten expresar el estado de ánima. Son muy planos y delgados, y la mayoría se encuentran alrededor de los orificios de la cara: orificios palpebrales, orificios nasales y boca. Su contracción o relajación permite cerrar o abrir los párpados, las alas de la nariz y los labios. Son llamados, en su conjunto, músculos mímicos. Los más significativos son: músculo frontal, que permite arrugar la frente; músculo orbicular de los párpados o esfínter de los párpados, que permite abrir y, sobre todo, cerrar los ojos con fuerza; músculos de la nariz, cuatro pequeños músculos que permiten "arrugan" la nariz o mover las aletas nasales; músculo orbicular de los labios, que permite a éstos moverse y, por tanto, hablar, comer, etcétera; músculo buccinador, que corresponde a los carrillos, los cuales pueden hincharse para soplar o para aumentar el contenido de la boca.



Músculos del cuello



Muy numerosos. su principal papel es el de mover la cabeza, la columna cervical y el hueso hioides (un huesecillo que existe libre, no relacionado con ningún otro hueso, en la cara anterior del cuello, por debajo de la mandíbula), además de mantener la cabeza erguida. están situados a ambos lados del cuello, de forma simétrica y en varios pianos, y se denominan músculos laterales del cuello. Los situados delante son los músculos hioideos, y los situados detrás son los músculos de la nuca o vertebrales.

Músculos laterales del cuello


Sobresalen.el músculo esternocleidomastoideo, que permite la flexión anterior o lateral de la cabeza, así como la rotación de la misma; y los músculos escalenos, que son una masa irregular de pequeños músculos que permiten inclinar d cuello y elevar algo la caja torácica durante la inspiración.


Región del hueso hioides


Situados en la cara anterior del cuello, están divididos en músculos suprahioideos e infrahioideos. Tienen como misión bajar el hueso hioides o la faringe (los infrahioideos) y subir el hioides y bajar la mandíbula (los suprahioideos).
Ambos grupos son importantes para la deglución.


Región prevertebral


Como su nombre indica, están aplicados a la cara anterior de la columna vertebral, por detrás del esófago y la faringo - laringe. Su misión principal consiste en flexionar la cabeza sobre el tronco, así como rotar levemente el cuello.


Aponeurosis del cuello


Una aponeurosis es un conjunto de membranas fibrosas que envuelven a todos los músculos, y su función consiste en oponerse a su desplazamiento lateral cuando éstos se contraen. En el cuello, las aponeurosis presentan poco desarrollo, excepto las de los músculos de los canales vertebrales, donde tienen mayor grosor y son más resistentes. La aponeurosis del cuello está dividida en tres tipos diferentes: aponeurosis cervical superficial, aponeurosis cervical media y aponeurosis cervical profunda o prevertebral. El cuello pues, está dividido en tres compartimientos, de delante hacia atrás, en diferentes planos.



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#3 Ge. Pe.

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Publicado el 03 marzo 2008 - 08:09



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EL SISTEMA MUSCULAR

III.-




Músculos del tórax y del abdomen




Los músculos principales del tórax son los pectorales, que levantan los brazos al contraerse, y los serratos, que elevan las costillas cuando expulsamos aire.
Entre la cavidad torácica y la cavidad abdominal, en el interior del organismo, existe un músculo en forma de paraguas abierto, el diafragma, que se contrae cuando inspiramos aire para empujar las costillas hacia arriba y aumentar el volumen de la caja torácica.
En el abdomen, los oblicuos realizan un trabajo inverso al del diafragma: cuando se contraen, tiran de las costillas hacia abajo y expulsan el aire de los pulmones.
El recto recubre la zona del vientre y, cuando se contrae, permite doblar la cintura.


Músculos de las extremidades superiores




Hombro

Recubriendo cada hombro se encuentra el deltoides, cuya acción permite levantar y desplazar los brazos.

Brazo

Los más importantes son el bíceps, en la parte anterior, y el tríceps, en la posterior. Son dos músculos antagónicos, es decir, que realizan funciones contrarias para hacer posible un movimiento determinado, en este caso la flexión y la extensión del antebrazo.

Antebrazo

Los músculos supinadores y pronadores permiten los movimientos de giro del antebrazo, el movimiento de la mano en cualquier dirección, y la flexión y extensión de los dedos.

Mano

son músculos cortos y pequeños, ya que sólo se encargan de mover los dedos. El más importante es el que permite la oposición del pulgar, es decir, la acción de "pinza" de la mano


Músculos de las extremidades inferiores




Pelvis o cadera

Recubriendo la pelvis se encuentran los glúteos, tres músculos que forman las nalgas.
Su acción permite que el tronco se mantenga erguido y que el ser humano sea capaz de caminar sobre dos piernas.

Muslo

Los más destacables son el cuadriceps, músculo extensor de la pierna; el bíceps femoral, antagónico del anterior; y los aductores, conjunto de músculos en forma de abanico que permiten la flexión y la extensión del muslo.

Pierna

Cabe destacar los gemelos y el sóleo, cuya acción conjunta permite
la flexión y extensión del pie al caminar. Se insertan en el hueso calcáneo del talón del pie a través del tendón de Aquiles.

Pie

Existen pequeños músculos que permiten realizar algún movimiento de los dedos y facilitan el caminar.


¿Son iguales todos los músculos?


Los músculos pueden clasificarse según su forma o según el tipo de fibra que los componen.





Atendiendo a su forma, se pueden distinguir los siguientes grupos:

Anchos y planos: son los que tienes en el tórax y en el abdomen. Protegen los órganos delicados e intervienen en los movimientos de la respiración.


Largos o fusiformes: forman parte del aparato locomotor (brazos y piernas).


Cortos u orbiculares: son pequeños músculos con funciones particulares (boca, ojos, etc.).


Circulares: tienen forma de anillo y cierran diferentes conductos del cuerpo (vejiga de la orina).



El tejido muscular está formado por unos filamentos alargados o fibras, por lo que pueden diferenciarse dos tipos de músculos:

De fibra estriada: Son robustos y potentes, ya que forman parte del aparato locomotor. Son músculos voluntarios, es decir, que puedes contraer mediante una orden del cerebro, excepto el corazón, un músculo involuntario formado por un tipo de fibra estriada especial, el miocardio.

De fibra lisa: Están constituidos por células musculares sin estrias.
Su característica principal es que son involuntarios, es decir, que no los puedes contraer a voluntad, por lo que forman parte de numerosos conductos del cuerpo: las paredes del esófago, del estómago y del intestino, las venas y arterias, etc.




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Aquí completamos el capítulo del Sistema Muscular de Araucaria 2000
Agradecemos muevamente su apoyo.


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#4 Ge. Pe.

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Publicado el 06 marzo 2008 - 12:38



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#5 Ge. Pe.

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Publicado el 10 marzo 2008 - 08:04




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Proyecto Biosfera


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EL APARATO LOCOMOTOR





TEJIDO MUSCULAR



Todos los músculos que forman parte del aparato locomotor están constituidos por los mismos tipos de tejidos. El tejido que proporciona la propiedad de contracción es el tejido muscular estriado esquelético.


Está formado por fibras, resultantes de la asociación de varias células, con lo que se forman estructuras largas, con varios núcleos.

Este tejido se caracteriza por contraerse de forma voluntaria y rápida, ya que se controla por el Sistema Nervioso Central.

Se denomina estriado por el aspecto que ofrece al microscopio óptico. Se observan, alternas, bandas claras, llamadas Bandas I (Isótropas: que dejan pasar la luz uniformemente), y bandas oscuras, denominadas Bandas A (Anisótropas: no dejan pasar la luz). Así, constituyen una estructura que se repite, denominada sarcómero, formado por proteínas llamadas actina y miosina, con capacidad de contracción.        



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Estructura del sarcómero



La estructura del sarcómero es la que se representa en la animación. La Banda I está formada por actina. La Banda A está formada por miosinas y fragmentos de actinas que se introducen entre ellas. La zona donde no aparecen actinas en la Banda A se observa más clara. A esta Banda se le denomina Banda H (Hell: pálido, en alemán).

Cuando se produce la contracción, el tamaño de la Banda I y de la Banda H disminuye, puesto que las actinas se acercan al centro de la Banda A, gastando energía química. Así, se acortan los sarcómeros y se acorta el músculo entero, produciendo el movimiento.


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Interactivos

http://recursos.cnic...es/tejmusc1.htm

http://recursos.cnic...los/musculo.htm


MÚSCULOS



El músculo esquelético está formado por fibras musculares, rodeadas de una capa de tejido conjuntivo, denominada endomisio.

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Las fibras se reúnen en fascículos primarios, que también están rodeados por otra capa de tejido conjuntivo, esta vez, más grueso, denominada perimisio.

Los fascículos primarios se agrupan en fascículos secundarios, protegidos por el epimisio, que es la capa más gruesa de tejido conjuntivo.

El epimisio se prolonga formando los tendones y las aponeurosis. Los tendones y las aponeurosis están formados por tejido conjuntivo fibroso. La función de éstos es unir el músculo al hueso.        


Las arterias, venas y vasos linfáticos que llegan al músculo deben atravesar las capas de tejido conjuntivo. Levan el alimento y oxígeno, necesarios para el funcionamiento muscular.

Los nervios responsables de la actividad muscular se unen a esta estructura mediante las Placas motoras, que son las zonas donde se producen las sinapsis.



TIPOS DE MÚSCULOS



Los músculos, al igual que los huesos, los podemos clasificar atendiendo a distintas características, como la forma, el tamaño, el color, la función, la orientación de las fibras o la posición relativa en el cuerpo.

La característica más utilizada para clasificarlos es, atendiendo a la forma.  Por ello, podemos clasificarlos en:

  • Fusiformes

  • Orbiculares

  • Planos




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EL MOVIMIENTO DE LOS MÚSCULOS





Cuando el músculo esquelético se contrae produce movimientos voluntarios. La escritura, la mímica, la marcha, los movimientos musculares que producen la ventilación pulmonar, son movimientos producidos por la musculatura esquelética. Los movimientos del tubo digestivo, el corazón o la dilatación o reducción del calibre de los vasos sanguíneos, está producida por otros tipos de tejido muscular. En el caso del corazón, el tejido se llama tejido muscular estriado cardiaco. En los otros casos el tejido que actúa se denomina tejido muscular liso. Su actividad es involuntaria.

El movimiento puede producirse mediante la contracción conjunta y coordinada de varios músculos. Se los conoce como músculos sinérgicos. Un ejemplo de esto son los músculos intercostales, que juntan las costillas. El movimiento muscular también puede producirse mediante fases de contracción o relajación de distintos músculos a los que se conoce como músculos antagónicos. Un ejemplo son los músculos que intervienen en la escritura, el flexor largo del pulgar y el extensor largo del pulgar, implicados en la prensión y la destreza muscular.  


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La mayor parte de los músculos actúan de esta última forma, por ello podemos encontrar músculos:
  • Flexores: aproximan un hueso a otro.

  • Extensores: alejan un hueso de otro.

  • Pronadores: rotan una extremidad para que mire hacia la zona dorsal (detrás). Pronador redondo.

  • Supinadores: rotan la extremidad para que mire hacia la zona frontal (delante). Supinador corto.

  • Abductores: separa el apéndice de la línea media del cuerpo (lo aleja). Deltoides, abduce el brazo.

  • Aductores: acerca el apéndice a la línea media del cuerpo. Pectoral mayor, aduce el brazo.

  • Elevadores: suben una estructura. Elevador del labio superior.

  • Depresores: bajan una estructura. Depresor del labio inferior.

  • Inversión: mueve la extremidad hacia dentro. Tibial anterior.

  • Eversión: mueve la extremidad hacia fuera. Peroneo anterior.

  • Rotación: gira el hueso en torno a su eje. Esternocleidomastoideo.



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#6 Ge. Pe.

Ge. Pe.

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Publicado el 11 marzo 2008 - 09:30




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Seguimos...

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PALANCAS



Los huesos no son capaces de contraerse, pero actúan como palancas en el movimiento. El movimiento de la palanca lo generan los músculos.

Toda palanca necesita un punto de apoyo, F, sobre el que actúan dos fuerzas opuestas, la potencia y la resistencia. La potencia, M, es la fuerza que provoca el desplazamiento. La resistencia, W, es la fuerza que se opone al movimiento.


En el cuerpo podemos encontrar tres tipos de palancas distintas:
  • Palancas de primer género

  • Palancas de segundo género

  • Palancas de tercer género




Actividad 13. Interactivo

http://recursos.cnic...es/palanca1.htm



PALANCA DE PRIMER GÉNERO


Piensa en una palanca que todos hemos usado, el balancín.



¿Cuál es el punto de apoyo? ¿Dónde se provoca el movimiento? ¿Dónde se encuentra la resistencia?









ALANCA DE SEGUNDO GÉNERO


En el dibujo de la carretilla tienes una palanca de segundo género. Seguro que sabrás localizar los tres elementos de la palanca.



En tu cuerpo encontrarás otro claro ejemplo, el pie. La punta del pie actúa como punto de apoyo, la resistencia es el peso del cuerpo, que descansa en el tobillo, y la potencia la generan los músculos gemelos.

En este caso la resistencia se encuentra en el centro de la palanca.

Este tipo de palanca permite la marcha









PALANCA DE TERCER GÉNERO


En este caso, recurriremos al puente levadizo. Como ya tienes experiencia, no te será difícil reconocer los tres elementos de la palanca.





El brazo tiene el mismo sistema. El codo es el punto de apoyo. La resistencia se encuentra en la mano, y los músculos del brazo, que se insertan en el antebrazo (Bíceps braquial) los que generan el movimiento, es decir, la potencia. La potencia se encuentra en el centro de la palanca.






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#7 Ge. Pe.

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Publicado el 13 marzo 2008 - 02:21



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IDEAS FUNDAMENTALES



Un ser vivo es aquél que cumple las funciones de nutrición, reproducción y relación El aparato locomotor interviene en la función de relación.

El Aparato Locomotor está formado por:

Huesos

Músculos.



Los huesos y los músculos son órganos constituidos por tejidos:

Óseo

Muscular



Los huesos se unen mediante articulaciones, y forman el esqueleto.

Los músculos se unen a los huesos mediante tendones.

Los huesos y los músculos trabajan en conjunto, a modo de palancas.


El ejercicio y la dieta variada son necesarios para mantener en buen estado el Aparato Locomotor.

Las malas posturas pueden generar lesiones permanentes en el Aparato Locomotor.


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Acá cerramos el material de el Proyecto Biosfera sobre el Sistema Muscular. Las ideas Fundamentales se correspondea a las del Sistema Óseo, ambos incluídos en el Aparato Locomotor.

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#8 Ge. Pe.

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Publicado el 31 marzo 2008 - 06:10






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ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO


SISTEMA MUSCULOSQUELETICO


Directores del capítulo

Hilkka Riihimäki y Eira Viikari-Juntura


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VISION GENERAL

Hilkka Riihimäki


Los trastornos musculosqueléticos se encuentran entre los
problemas más importantes de salud en el trabajo, tanto en los
países desarrollados como en los en vías de desarrollo. Afectan a
la calidad de vida de la mayoría de las personas durante toda
su vida, y su coste anual es grande. En los países nórdicos, por
ejemplo, se calcula que oscila entre el 2,7 y el 5,2 % del Producto
Nacional Bruto (Hansen 1993; Hansen y Jensen 1993). Se
cree que la proporción de las enfermedades musculosqueléticas
atribuibles al trabajo es de alrededor del 30 %. Por tanto, su
prevención sería muy rentable. Para alcanzar este objetivo
es preciso conocer a fondo el sistema musculosquelético sano,
sus enfermedades y los factores de riesgo de los trastornos
musculosqueléticos.

La mayor parte de las enfermedades musculosqueléticas
producen molestias o dolor local y restricción de la movilidad,
que pueden obstaculizar el rendimiento normal en el trabajo o
en otras tareas de la vida diaria. Casi todas las enfermedades
musculosqueléticas guardan relación con el trabajo, en el sentido
de que la actividad física puede agravarlas o provocar síntomas,
incluso aunque las enfermedades no hayan sido causadas
directamente por el trabajo. En la mayor parte de los casos no es
posible señalar un único factor causal. Los procesos causados
únicamente por lesiones accidentales son una excepción; en casi
todos los casos intervienen varios factores. En muchas
enfermedades musculosqueléticas, la sobrecarga mecánica en el
trabajo y en el tiempo libre constituye un factor causal
importante. Una sobrecarga brusca, o una carga repetida y
mantenida, pueden lesionar diversos tejidos del sistema
musculosquelético. Por otra parte, un nivel de actividad
demasiado bajo puede llevar al deterioro de los músculos,
tendones, ligamentos, cartílagos e incluso huesos. Para mantener
a estos tejidos en buenas condiciones es necesaria la utilización
adecuada del sistema musculosquelético.

El sistema musculosquelético está formado en esencia por
tejidos similares en las diferentes partes del organismo que
presentan un extenso panorama de enfermedades. Los músculos
son la localización más frecuente del dolor. En la región lumbar,
los discos intervertebrales son los tejidos que habitualmente
presentan problemas. En el cuello y las extremidades superiores
son frecuentes los trastornos de tendones y nervios, mientras que
en las extremidades inferiores es la osteoartritis el proceso patológico
más importante.

Para comprender estas diferencias corporales es necesario
conocer las características anatómicas y fisiológicas básicas del
sistema musculosquelético, así como la biología molecular de los
diversos tejidos, sus recursos nutritivos y los factores que afectan
a su funcionamiento normal. También son fundamentales las
propiedades biomecánicas de los diversos tejidos. Es necesario
conocer tanto la fisiología del funcionamiento normal como la
fisiopatología, es decir, lo que funciona mal. Estos aspectos se
describen en los primeros artículos sobre discos intervertebrales,
huesos y articulaciones, tendones, músculos y nervios. En los
artículos siguientes se describen los trastornos musculosqueléticos
de las diferentes regiones anatómicas. Se reseñan los
síntomas y signos de las enfermedades más importantes y se
describe la incidencia de los trastornos en las poblaciones. Se
presentan los conocimientos actuales de los factores de riesgos
relacionados tanto con el trabajo como con las personas,
basados en la investigación epidemiológica. En muchos trastornos
existen datos muy convincentes de la existencia de
factores de riesgo relacionados con el trabajo, aunque hasta la
fecha sólo se dispone de datos limitados acerca de las relaciones
de causalidad entre los factores de riesgo y los trastornos, datos
que son necesarios para establecer directrices para el diseño de
trabajos más seguros.

A pesar de la falta de conocimientos cuantitativos, pueden
proponerse orientaciones para la prevención. El método
primario para la prevención de los trastornos musculosqueléticos
relacionados con el trabajo es volver a diseñarlo para optimizar
la carga de trabajo y hacerla compatible con la capacidad de
rendimiento físico y mental de los trabajadores. También es
importante estimularles para que se mantengan en forma
mediante el ejercicio físico regular.

No todas las enfermedades musculosqueléticas descritas en
este capítulo guardan una relación causal con el trabajo. No
obstante, es importante que el personal responsable de la salud y
seguridad en el trabajo sea consciente de tales enfermedades y
considere también la carga de trabajo en relación con ellas. La
adecuación del trabajo a la capacidad de rendimiento del trabajador
ayudará a éste a realizarlo con éxito y de forma segura.



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En los artículos siguientes que iré subiendo, trataré de separar, cuando se pueda, el Aparato Muscular del Ap. Óseo.

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#9 WurKa

WurKa

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Publicado el 31 marzo 2008 - 06:42

gracias por la ayuda.
no te imaginas como me ha servido tu página para las tareas de mi hija.
todo lo saco de acá.
gracias y felicitaciones por el sitio que es gran ayuda.

#10 Ge. Pe.

Ge. Pe.

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Publicado el 01 abril 2008 - 03:06

CITA(WurKa @ Mar 31 2008, 06:42 PM) Ver Mensajes
gracias por la ayuda.
no te imaginas como me ha servido tu página para las tareas de mi hija.
todo lo saco de acá.
gracias y felicitaciones por el sitio que es gran ayuda.


Muchas gracias por sus palabras y nos alegramos mucho saber que hemos podido colaborar un poco con Uds.

Les deseamos muy buen trabajo, buen estudio y muchos éxitos...


Atte.
Ge. Pe.
Adm.

___________________________


#11 Ge. Pe.

Ge. Pe.

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Publicado el 01 abril 2008 - 06:50




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ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO


SISTEMA MUSCULOSQUELETICO

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MUSCULOS


Gisela Sjøgaard



La actividad física puede aumentar la fuerza muscular y la capacidad de trabajo mediante cambios como el aumento del volumen muscular y de la capacidad metabólica. Los diferentes patrones de actividad producen diversas adaptaciones bioquímicas y morfológicas en los músculos. En general, un tejido debe ser activo para poder seguir viviendo. La inactividad produce atrofia, sobre todo en el tejido muscular. La medicina deportiva y las investigaciones científicas han demostrado que las diversas pautas de entrenamiento pueden producir cambios musculares muy específicos. El entrenamiento de fuerza, que aplica fuerzas intensas a los músculos, aumenta el número de filamentos contráctiles (miofibrillas) y el volumen del retículo sarcoplásmico (véase la Figura 6.1). El ejercicio de alta intensidad aumenta la actividad enzimática muscular. Las fracciones de enzimas glucolíticas y oxidativas están estrechamente relacionadas con la intensidad del trabajo. Además, el ejercicio intenso y prolongado aumenta la densidad de los capilares. En ocasiones, el ejercicio excesivo puede producir dolor muscular, fenómeno bien conocido por cualquiera que haya demandado un rendimiento muscular superior a su capacidad. Cuando un músculo es utilizado en exceso, se producen en primer lugar procesos de deterioro, seguidos de procesos de reparación. Si se permite un tiempo suficiente para la reparación, el tejido muscular puede acabar con unas capacidades aumentadas. Por otra parte, la utilización excesiva sin tiempo suficiente para la reparación produce fatiga y altera el rendimiento muscular. Esta utilización excesiva prolongada puede dar lugar a cambios degenerativos crónicos en los músculos. Otros aspectos del uso y abuso de los músculos son los patrones de control motor en las diversas actividades laborales, que dependen del nivel de la fuerza, del ritmo de desarrollo de la fuerza, del tipo de contracción, de la duración y de la precisión de la tarea muscular (Sjøgaard y cols. 1995). Para estas tareas se “reclutan” determinadas fibras musculares, y algunos patrones de reclutamiento pueden inducir una carga elevada sobre determinadas unidades motoras, aunque la carga sobre el conjunto del músculo sea pequeña. El reclutamiento extenso de una determinada unidad motora producirá inevitablemente fatiga, que puede ir seguida de dolor y lesión muscular profesional, que fácilmente podrían estar relacionados con la fatiga causada por un aporte sanguíneo insuficiente al músculo y por los cambios bioquímicos intramusculares debidos a esta demanda elevada (Edwards 1988). Las altas presiones en el tejido muscular pueden impedir también el flujo sanguíneo muscular, lo que reducirá la capacidad de las sustancias químicas esenciales para alcanzar el músculo, así como la capacidad de la sangre para eliminar los productos de desecho, lo que puede causar crisis de energía en los músculos. El ejercicio puede dar lugar a la acumulación de calcio, y la formación de radicales libres puede favorecer también procesos degenerativos como la rotura de la membrana muscular y la alteración del metabolismo normal (recambio energético mitocondrial) (Figura 6.2). Estos procesos pueden originar finalmente cambios degenerativos en el propio tejido muscular. La presencia de fibras con marcadas características degenerativas es más frecuente en las biopsias musculares de los pacientes con dolor muscular (mialgia) crónico relacionado con el trabajo, que en los sujetos normales. Es interesante señalar que las fibras musculares degeneradas así identificadas son “fibras de contracción lenta”, que conectan con nervios motores de bajo umbral. Estos son los nervios reclutados normalmente, con fuerzas bajas mantenidas, no tareas relacionadas con una fuerza elevada. La percepción de fatiga o de dolor puede tener un papel importante en la prevención de la lesión muscular. Los mecanismos protectores inducen a los músculos a relajarse y recuperarse para recuperar la fuerza (Sjøgaard 1990). Si se ignora este mecanismo de biorretroalimentación procedente de los tejidos periféricos, la fatiga y el dolor pueden dar lugar finalmente a dolor crónico. En ocasiones, después de un uso excesivo frecuente diversas sustancias químicas celulares normales no sólo producen dolor por sí mismas, sino que aumentan la respuesta de los receptores musculares a otros estímulos, reduciendo así el umbral de activación (Mense 1993). En consecuencia, los nervios que transportan las señales de los músculos al cerebro (aferentes sensitivos) pueden sensibilizarse con el tiempo, lo que significa que una dosis dada de sustancias causantes de dolor desencadena una respuesta de excitación más potente. Es decir, se reduce el umbral de activación, y exposiciones más pequeñas pueden producir respuestas mayores. Es interesante señalar que las células que normalmente sirven como receptores del dolor (nociceptores) en el tejido no lesionado se mantienen silentes, pero estos nervios pueden desarrollar también una actividad dolorosa continua que puede persistir incluso una vez terminada la causa del dolor. Este efecto puede explicar los estados crónicos de dolor presentes después de curada la lesión inicial. Cuando el dolor persiste después de la curación, los cambios morfológicos originales en los tejidos blandos pueden ser difíciles de identificar, incluso cuando la causa primaria o inicial del dolor está localizada en estos tejidos periféricos. Así, a veces es imposible encontrar la “causa” real del dolor.

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Factores de riesgo y estrategias preventivas Los factores de riesgo de los trastornos musculares relacionados con el trabajo son: la repetición, fuerza, carga estática, postura, precisión, demanda visual y la vibración. Los ciclos inadecuados de trabajo/descanso son un factor de riesgo potencial de trastornos musculosqueléticos si no se permiten suficientes períodos de recuperación antes del siguiente período de trabajo, con lo que nunca se da un tiempo suficiente para el descanso fisiológico. También pueden intervenir factores ambientales, socioculturales o personales. Los trastornos musculosqueléticos son multifactoriales y, en general, es difícil detectar relaciones causa-efecto simples. No obstante, es importante documentar el grado de relación causal entre los factores profesionales y los trastornos, puesto que sólo en el caso de que exista causalidad se podrán prevenir los trastornos mediante la eliminación o la reducción al mínimo de la exposición. Desde luego, dependiendo del tipo de tarea se deberán implantar diferentes estrategias preventivas. En el caso de trabajo de alta intensidad, el objetivo será reducir la fuerza y la intensidad del trabajo, mientras que en caso de trabajo monótono y repetitivo será más importante introducir alguna variación en él. En resumen, el objetivo es optimizar la exposición. Enfermedades profesionales El dolor muscular relacionado con el trabajo se presenta casi siempre en la zona del cuello y los hombros, el antebrazo y de la región lumbar. Aunque es una causa importante de baja laboral, existe una gran confusión en cuanto a la clasificación del dolor y a los criterios diagnósticos específicos. Los términos utilizados habitualmente se presentan en tres categorías (véase la Figura 6.3).

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Cuando se supone que el dolor muscular está relacionado con el trabajo, se puede clasificar en uno de los siguientes trastornos: • Trastornos profesionales cervicobraquiales (TPC). • Lesión por tensión de repetición (LTR). • Trastornos traumáticos acumulados (TTA). • Síndrome de (lesión por) uso excesivo. • Trastornos del cuello y de las extremidades superiores relacionados con el trabajo. La taxonomía de los trastornos del cuello y de las extremidades superiores relacionados con el trabajo demuestra claramente que la etiología incluye cargas mecánicas externas, que bien pueden ocurrir en el lugar de trabajo. Además de los trastornos en el propio tejido muscular, en esta categoría se incluyen también los de otros tejidos blandos del sistema musculosquelético. Hay que de destacar que los criterios diagnósticos quizá no permitan identificar la localización del trastorno específicamente en uno de estos tejidos blandos. De hecho, es probable que en la percepción del dolor muscular influyan cambios morfológicos en las uniones músculotendinosas. Esto hace recomendable la utilización del término fibromialgia para los trastornos musculares locales (véase la Figura 6.3)

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Por desgracia, para procesos médicos esencialmente iguales se utilizan términos diferentes. En los últimos años, la comunidad científica internacional ha prestado una atención creciente a la clasificación y a los criterios diagnósticos de los trastornos musculosqueléticos. Se distingue entre dolor generalizado y dolor local o regional (Yunus 1993). El síndrome de fibromialgia es un proceso de dolor generalizado, pero no se considera relacionado con el trabajo. Por otra parte, es probable que los trastornos dolorosos localizados estén relacionados con tareas profesionales específicas. El síndrome de dolor miofascial, el síndrome de tensión cervical (en el cuello) y el síndrome del manguito de los rotadores son trastornos dolorosos localizados que pueden considerarse enfermedades relacionadas con el trabajo.

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Publicado el 03 abril 2008 - 01:05

 




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ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO


SISTEMA MUSCULOSQUELETICO

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TENDONES     Thomas J. Armstrong

    La deformación que se produce al aplicar y retirar una fuerza se denomina deformación “elástica”.



La producida después de la aplicación o la retirada de una fuerza se denomina deformación “viscosa”. Debido a que los tejidos del organismo presentan propiedades tanto elásticas como viscosas, se denomina “viscoelásticos”.  Si el tiempo de recuperación entre esfuerzos sucesivos no es lo bastante largo para una fuerza y duración dadas, la recuperación no será completa y el tendón sufrirá un estiramiento adicional con cada esfuerzo sucesivo. Goldstein y cols. (1987) observaron que cuando los tendones del flexor de los dedos eran sometidos a cargas fisiológicas de 8 segundos (s) y reposo de 2 s, la tensión viscosa acumulada después de 500 ciclos era igual a la tensión elástica. Cuando los tendones eran sometidos a 2 s de trabajo y 8 s de reposo, la tensión viscosa acumulada después de 500 ciclos era mínima. Todavía no se han determinado los tiempos de recuperación crítica para unos perfiles trabajo-reposo dados.  Los tendones pueden definirse como estructuras compuestas con haces paralelos de fibras de colágeno dispuestas en una matriz gelatinosa de mucopolisacárido. Las fuerzas de tracción en los extremos del tendón eliminan las ondulaciones y causan el enderezamiento de las bandas de colágeno. Cargas adicionales producen el estiramiento de las bandas enderezadas. En consecuencia, el tendón se hace más rígido a medida que se alarga. Fuerzas de compresión perpendiculares al eje largo del tendón hacen que las bandas de colágeno se aproximen entre sí, lo que ocasiona el aplanamiento del tendón. Fuerzas de cizallamiento laterales al tendón producen el desplazamiento de las bandas de colágeno más próximas a la superficie con respecto a las más alejadas, lo que da un aspecto sesgado al perfil del tendón.   Los tendones como estructuras   A través de los tendones se transmiten las fuerzas que mantienen el equilibrio estático y dinámico en los diversos requerimientos del trabajo. Los músculos, al contraerse, tienden a rotar las articulaciones en una dirección, mientras que el peso del cuerpo y de los objetos del trabajo tiende a rotarlas en la opuesta. No es posible la determinación exacta de estas fuerzas de los tendones, ya que alrededor de cada estructura articular actúan numerosos músculos y tendones; no obstante, es posible demostrar que las fuerzas musculares que actúan sobre los tendones son mucho mayores que el peso o las fuerzas de reacción de los objetos del trabajo.  Las fuerzas ejercidas por los músculos al contraerse se denominan fuerzas de tracción porque estiran el tendón. Estas fuerzas pueden demostrarse tirando de los extremos de una banda de goma. Los tendones también están sujetos a fuerzas compresoras y de cizallamiento, y a presiones de líquidos, ilustradas en la Figura 6.4 para los tendones flexores de los dedos en la muñeca.  

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   El esfuerzo de los dedos para asir o manipular los objetos del trabajo requiere la acción de músculos del antebrazo y de la mano que, al contraerse, tiran de los extremos de sus respectivos tendones, que pasan a través del centro y de la circunferencia de la muñeca. Si esta última no se mantiene en una posición tal que los tendones estén perfectamente rectos, estos presionarán contra las estructuras adyacentes. Los tendones flexores de los dedos presionan contra los huesos y ligamentos situados en el interior del túnel del carpo. Durante el pellizco forzado con la muñeca flexionada puede verse cómo estos tendones sobresalen bajo la piel hacia la palma. Del mismo modo es posible observar el abultamiento de los tendones extensores y abductores sobre el dorso y la parte lateral de la muñeca cuando se extiende con los dedos estirados.  Las fuerzas de fricción o de cizallamiento están causadas por esfuerzos dinámicos en los que los tendones rozan contra las superficies anatómicas adyacentes. Estas fuerzas actúan sobre la superficie del tendón y en paralelo a ella. Las fuerzas de fricción pueden notarse presionando y deslizando la mano simultáneamente sobre una superficie plana. El deslizamiento de los tendones sobre una superficie anatómica adyacente es análogo al de una cinta deslizándose por una polea.  La presión de líquido está causada por esfuerzos o posturas que desplazan líquido fuera de los espacios situados alrededor de los tendones. Los estudios sobre presión en el túnel del carpo demuestran que el contacto de la muñeca con las superficies externas y ciertas posturas producen presiones lo bastante altas para alterar la circulación y amenazar la viabilidad del tejido (Lundborg 1988).  La contracción de un músculo produce un estiramiento inmediato de su tendón. Los tendones agrupan a los músculos. Si el esfuerzo es mantenido, el tendón continuará estirándose. La relajación del músculo producirá una recuperación rápida del tendón, seguida de una recuperación más lenta. Si el estiramiento inicial estaba dentro de ciertos límites, el tendón se recuperará hasta volver a su longitud inicial sin carga (Fung 1972).   Los tendones como tejidos vivos   La fuerza de los tendones contradice la fragilidad de los mecanismos fisiológicos subyacentes por los que se nutren y curan. Intercaladas dentro de la matriz del tendón hay células vivas, terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos. Las terminaciones nerviosas proporcionan información al sistema nervioso central para el control motor y para advertir de sobrecargas agudas. Los vasos sanguíneos desempeñan un papel importante en la nutrición de ciertas zonas del tendón. Algunas zonas de los tendones son avasculares y dependen de la difusión del líquido secretado por los revestimientos sinoviales de las vainas externas de los tendones (Gelberman y cols. 1987). El líquido sinovial lubrica también los movimientos de los tendones. Las vainas sinoviales se encuentran en las localizaciones donde los tendones entran en contacto con las superficies anatómicas adyacentes.  La excesiva deformación elástica o viscosa del tendón puede lesionar estos tejidos y alterar su capacidad de curación. Se ha formulado la hipótesis de que la deformación puede impedir o frenar la circulación y la nutrición de los tendones (Hagberg 1982; Viikari-Juntura 1984; Armstrong y cols. 1993). Sin una circulación adecuada, la viabilidad celular se verá alterada y la capacidad de curación del tendón estará reducida. La deformación del tendón puede ocasionar pequeños desgarros que contribuyen a una mayor lesión celular e inflamación. Si se restaura la circulación y se permite que el tendón tenga un tiempo de recuperación adecuado, los tejidos lesionados se curarán (Gelberman y cols. 1987; Daniel y Breidenbach 1982; Leadbetter 1989).   Trastornos de los tendones   Se ha demostrado que los trastornos de los tendones se producen según patrones previsibles (Armstrong y cols. 1993). Se localizan en las partes del organismo con altas concentraciones de tensión (p. ej., en los tendones del supraespinoso, el bíceps y los flexores y extensores de los dedos). Asimismo, existe una asociación entre la intensidad del trabajo y la prevalencia de trastornos tendinosos.  Este patrón también se ha demostrado en deportistas aficionados y profesionales (Leadbetter 1989). Los factores comunes, tanto en los trabajadores como en los deportistas, son los esfuerzos repetidos y la sobrecarga de las unidades musculotendinosas. Dentro de ciertos límites, las lesiones producidas por sobrecarga mecánica se curarán. El proceso de curación se divide en tres fases: inflamatoria, proliferativa y de remodelación (Gelberman y cols. 1987; Daniel y Breidenbach 1982). La fase inflamatoria se caracteriza por infiltración de polimorfonucleares, brote y exudación capilar, y dura varios días. La fase proliferativa se caracteriza por la proliferación de fibroblastos y de fibras de colágeno orientadas aleatoriamente entre las zonas de la herida y los tejidos adyacentes, y dura varias semanas. La fase de remodelación se caracteriza por la alineación de las fibras de colágeno en la dirección de la carga, y dura varios meses. Si los tejidos se vuelven a lesionar antes de que se haya completado la curación, la recuperación puede retrasarse y el proceso empeorar (Leadbetter 1989). La curación normalmente da lugar a un reforzamiento o adaptación del tejido a la tensión mecánica.  Los efectos de la carga repetida son evidentes en los tendones del flexor de los dedos en el antebrazo, en el punto donde contactan con las paredes interiores del túnel de carpo (Louis 1992; Armstrong y cols. 1984). Se ha demostrado que existe un engrosamiento progresivo del tejido sinovial entre los bordes del túnel del carpo y el centro, donde las tensiones de contacto sobre los tendones son máximas. El engrosamiento de los tendones va acompañado de hiperplasia sinovial y proliferación del tejido conjuntivo. El engrosamiento de las vainas tendinosas es un factor muy citado en los casos de compresión del nervio mediano en el interior del túnel del carpo. Se puede argumentar que el engrosamiento de los tejidos sinoviales es una adaptación de los tendones al traumatismo mecánico. Si no fuera por el efecto secundario sobre la compresión del nervio mediano que origina el síndrome del túnel del carpo, podría considerarse un resultado favorable.  Hasta que se determinen las pautas de carga óptima de los tendones, las empresas deben controlar la aparición en los trabajadores de signos o síntomas de trastornos tendinosos, de modo que puedan intervenir modificando el trabajo para evitar nuevas lesiones. Deben inspeccionarse los puestos de trabajo en busca de factores de riesgo manifiestos siempre que se identifiquen o sospechen problemas en las extremidades superiores. También se inspeccionarán los puestos de trabajo siempre que se produzca un cambio en los estándares, los métodos o las herramientas de trabajo para asegurarse de que se reducen al mínimo los factores de riesgo.      

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Muscles of the head, face, and neck.








Left orbicularis oculi, seen from behind.







Muscles of the pharynx and cheek.








Scheme showing arrangement of fibers of Orbicularis oris.





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#14 Ge. Pe.

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Henry Gray (1825–1861). Anatomy of the Human Body. 1918.



The Muscles of Mastication




The Temporalis;
the zygomatic arch and Masseter have been removed.








The Pterygoidei;
the zygomatic arch and a portion of the ramus of the mandible have been removed.





The Lateral Cervical Muscles


The lateral muscles are: Trapezius and Sternocleidomastoideus.





Section of the neck at about the level of the sixth cervical vertebra. Showing the arrangement of the fascia coli.







Muscles of the neck. Lateral view. Sternocleidomastoideus. Trapezius







Muscles of the neck. Anterior view.




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#15 Ge. Pe.

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Henry Gray (1825–1861). Anatomy of the Human Body. 1918.






The anterior vertebral muscles.




6. The Fasciæ and Muscles of the Trunk.



The muscles of the trunk may be arranged in six groups:

I. Deep Muscles of the Back.
II. Suboccipital Muscles.
III. Muscles of the Thorax.
IV. Muscles of the Abdomen.
V. Muscles of the Pelvis.
VI. Muscles of the Perineum.





Diagram of a transverse section of the posterior abdominal wall, to show the disposition of the lumbodorsal fascia.



6a. The Deep Muscles of the Back.- 6b. The Suboccipital Muscles





Deep muscles of the back.





6c. The Muscles of the Thorax






Posterior surface of sternum and costal cartilages, showing Transversus thoracis.








The diaphragm. Under surface.


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Henry Gray (1821–1865). Anatomy of the Human Body. 1918.


6d. The Muscles and Fasciæ of the Abdomen


The muscles of the abdomen may be divided into two groups:
(1) the anterolateral muscles;
(2) the posterior muscles.





The Obliquus externus abdominis.







The subcutaneous inguinal ring.







The inguinal and lacunar ligaments.








The Obliquus internus abdominis.







The Cremaster.
The Cremaster is a thin muscular layer, composed of a number of fasciculi which arise from the middle of the inguinal ligament where its fibers are continuous with those of the Obliquus internus and also occasionally with the Transversus.








The Transversus abdominis, Rectus abdominis, and Pyramidalis.

The Pyramidalis is a small triangular muscle, placed at the lower part of the abdomen, in front of the Rectus, and contained in the sheath of that muscle.








The interfoveolar ligament, seen from in front. (Modified from Braune.)







Diagram of sheath of Rectus.







The Rectus, is separated from the peritoneum by the transversalis fascia

Diagram of a transverse section through the anterior abdomina wall, below the linea semicircularis.








The abdominal inguinal ring.

The inguinal canal contains the spermatic cord and the ilioinguinal nerve in the male, and the round ligament of the uterus and the ilioinguinal nerve in the female

The Abdominal Inguinal Ring (annulus inguinalis abdominis; internal or deep abdominal ring).—
The abdominal inguinal ring is situated in the transversalis fascia, midway between the anterior superior iliac spine and the symphysis pubis, and about 1.25 cm. above the inguinal ligament.

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#17 Ge. Pe.

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Henry Gray (1821–1865). Anatomy of the Human Body. 1918.

7. The Fascia and Muscles of the Upper Extremity. a. The Muscles Connecting the Upper Extremity to the Vertebral Column




The muscles of the upper extremity are divisible into groups, corresponding with the different regions of the limb.

I. Muscles Connecting the Upper Extremity to the Vertebral Column.
II. Muscles Connecting the Upper Extremity to the Anterior and Lateral Thoracic Walls.
III. Muscles of the Shoulder.
IV. Muscles of the Arm.
V. Muscles of the Forearm.
VI. Muscles of the Hand.






Muscles connecting the upper extremity to the vertebral column.







Superficial muscles of the chest and front of the arm.







Deep muscles of the chest and front of the arm, with the boundaries of the axilla.




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Henry Gray (1821–1865). Anatomy of the Human Body. 1918.



7c. The Muscles and Fasciæ of the Shoulder



In this group are included:

Deltoideus.
Infraspinatus.
Subscapularis.
Teres minor.
Supraspinatus.
Teres major.



Deep Fascia.—The deep fascia covering the Deltoideus invests the muscle, and sends numerous septa between its fasciculi. In front it is continuous with the fascia covering the Pectoralis major; behind, where it is thick and strong, with that covering the Infraspinatus; above, it is attached to the clavicle, the acromion, and the spine of the scapula; below, it is continuous with the deep fascia of the arm.


The Deltoideus (Deltoid muscle) is a large, thick, triangular muscle, which covers the shoulder-joint in front, behind, and laterally.






Superficial muscles of the chest and front of the arm.









Muscles on the dorsum of the scapula, and the Triceps brachii.






7d. The Muscles and Fasciæ of the Arm








Brachial Fascia (fascia brachii; deep fascia of the arm).—The brachial fascia is continuous with that covering the Deltoideus and the Pectoralis major, by means of which it is attached, above, to the clavicle, acromion, and spine of the scapula; it forms a thin, loose, membranous sheath for the muscles of the arm, and sends septa between them; it is composed of fibers disposed in a circular or spiral direction, and connected together by vertical and oblique fibers.

The Coracobrachialis , the smallest of the three muscles in this region, is situated at the upper and medial part of the arm.

Deep muscles of the chest and front of the arm, with the boundaries of the axilla.







7d. The Muscles and Fasciæ of the Arm

The muscles of the arm are:

Coracobrachialis.
Brachialis.
Biceps brachii.
Triceps brachi





Cross-section through the middle of upper arm. (Eycleshymer and Schoemaker.)


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#19 Ge. Pe.

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Henry Gray (1821–1865). Anatomy of the Human Body. 1918.





1. The Volar Antibrachial Muscles—



These muscles are divided for convenience of description into two groups, superficial and deep.       

The Superficial Group (Fig. 414).

Pronator teres.   
    Palmaris longus.
Flexor carpi radialis.   
    Flexor carpi ulnaris.
Flexor digitorum sublimis.



FIG. 414

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Front of the left forearm. Superficial muscles.





The Deep Group (Fig. 415).

Flexor digitorum profundus.   
    Flexor pollicis longus.
Pronator quadratus.




FIG. 415

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Front of the left forearm. Deep muscles.







  Within each canal the tendons of the Flexores digitorum sublimis and profundus are connected to each other, and to the phalanges, by slender, tendinous bands, called vincula tendina (Fig. 416).


FIG. 416

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Tendons of forefinger and vincula tendina.






FIG. 417

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Cross-section through the middle of the forearm. (Eycleshymer and Schoemaker.)






2. The Dorsal Antibrachial Muscles—


These muscles are divided for convenience of description into two groups, superficial and deep.   

The Superficial Group (Fig. 418).
Brachioradialis.   
    Extensor digitorum communis.
Extensor carpi radialis longus.   
    Extensor digiti quinti proprius.
Extensor carpi radialis brevis.   
    Extensor carpi ulnaris.
Anconæus.



FIG. 418

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Posterior surface of the forearm. Superficial muscles.






The Deep Group (Fig. 419).

Supinator.   
    Extensor pollicis brevis.
Abductor pollicis longus.   
    Extensor pollicis longus.
Extensor indicis proprius.




FIG. 419


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Posterior surface of the forearm. Deep muscles.






  The Supinator (Supinator brevis) (Fig. 420) is a broad muscle, curved around the upper third of the radius.


FIG. 420

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The Supinator.





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#20 Ge. Pe.

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Henry Gray (1821–1865). Anatomy of the Human Body. 1918.


1F. The Muscles and Fasciæ of the Hand



The muscles of the hand are subdivided into three groups:

(1) those of the thumb, which occupy the radial side and produce the thenar eminence;

(2) those of the little finger, which occupy the ulnar side and give rise to the hypothenar eminence;

(3) those in the middle of the palm and between the metacarpal bones.



Transverse Carpal Ligament (ligamentum carpi transversum; anterior annular ligament) (Figs. 421, 422).—


The transverse carpal ligament is a strong, fibrous band, which arches over the carpus, converting the deep groove on the front of the carpal bones into a tunnel, through which the Flexor tendons of the digits and the median nerve pass.


Dorsal Carpal Ligament (ligamentum carpi dorsale; posterior annular ligament) (Figs. 421, 422).—


The dorsal carpal ligament is a strong, fibrous band, extending obliquely downward and medialward across the back of the wrist, and consisting of part of the deep fascia of the back of the forearm, strengthened by the addition of some transverse fibers. It is attached, medially, to the styloid process of the ulna and to the triangular and pisiform bones; laterally, to the lateral margin of the radius; and, in its passage across the wrist, to the ridges on the dorsal surface of the radius.The Mucous Sheaths of the Tendons on the Back of the Wrist.—Between the dorsal carpal ligament and the bones six compartments are formed for the passage of tendons, each compartment having a separate mucous sheath.


FIG. 421




Transverse section across distal ends of radius and ulna.







FIG. 422




Transverse section across the wrist and digits.





The Mucous Sheaths of the Tendons on the Front of the Wrist.—
Two sheaths envelop the tendons as they pass beneath the transverse carpal ligament, one for the Flexores digitorum sublimis and profundus, the other for the Flexor pollicis longus (Fig. 423)





FIG. 423




The mucous sheaths of the tendons on the front of the wrist and digits.




The Mucous Sheaths of the Tendons on the Back of the Wrist.—

Between the dorsal carpal ligament and the bones six compartments are formed for the passage of tendons, each compartment having a separate mucous sheath. (Fig. 424).



FIG. 424




The mucous sheaths of the tendons on the back of the wrist.




Palmar Aponeurosis (aponeurosis palmaris; palmar fascia) (Fig. 425).—

The palmar aponeurosis invests the muscles of the palm, and consists of central, lateral, and medial portions.




FIG. 425




The palmar aponeurosis.




1. The Lateral Volar Muscles (Figs. 426, 427)

Abductor pollicis brevis.
Flexor pollicis brevis.
Opponens pollicis.
Adductor pollicis (obliquus).
Adductor pollicis (transversus).




2. The Medial Volar Muscles (Figs. 426, 427)

Palmaris brevis.
Flexor digiti quinti brevis.
Abductor digiti quinti.
Opponens digiti quinti.




3. The Intermediate Muscles

Lumbricales. Interossei.

The Lumbricales (Fig. 427) are four small fleshy fasciculi, associated with the tendons of the Flexor digitorum profundus.







FIG. 426




The muscles of the thumb.





FIG. 427




The muscles of the left hand. Palmar surface.







The Interossei (Figs. 428, 429) are so named from occupying the intervals between the metacarpal bones, and are divided into two sets, a dorsal and a volar.



FIG. 428




The Interossei dorsales of left hand.





FIG. 429




The Interossei volares of left hand.



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