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Por Qué Es Única La Biología


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#1 Ge. Pe.

Ge. Pe.

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Publicado el 02 junio 2008 - 04:09





Estimados Foristas.... en un tema de nuestra Ayuda Tareas, les aconsejaba la lectura de los libros de Ernst Mayr, ayer subi en el tema Ciencia y Vida un artículo que repetiré acá y agregaré otro.

He pensado que este gran Biólogo Evolucionista merece con creces el reconocimiento del mundo y la admiración de todos los que cultivan, o hemos cultivado, de una manera u otra, las Ciencias de la Vida.

Sus obras geniales que por razones de tiempo, espacio y circunstancias extrañas y ajenas, he podido leer sólo en una época reciente, me han entregado una visión holística que consolida lo que leí en algunos artículos suyos y lo que he leído a través de los años sobre Evolución, Biología o Filosofía de la Ciencia.

No puedo dejar pasar la oportunidad de subir estos artículos que encontre en la Red.

Tampoco puedo dejar de agradecerle - post morten - el gigantesco trabajo realizado y la herencia que nos deja su genio, su inteligencia, su talento y su enorme humanisno...

Yo he aprendido mucho y uno quisiera compartir la cosas buenas, no todo ha de ser guerra, tortura y muerte.

Tal vez en los próximos cien, mil o diez mil años, la humanidad sea capaz de manejarse a sí misma y manejar el planeta...

Leamos, mientras podamos, lo que nos dice Mayr....

Atte.
Ge. Pe.
Adm.


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ERNST MAYR

Kempten, Alemania, 5 de julio de 1904 - Bedford, Estados Unidos, 3 de febrero de 2005



Foto: El Pais
Fotografía - gente y tv -
Associated Press - 08/02/2005








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Un libro que no debe faltar en nuestras bibliotecas, y ojalá, ninguna de sus obras....





ERNST MAYR

POR QUÉ ES ÚNICA LA BIOLOGÍA






En: http://www.katzeditores.com/home.asp



Serie discusiones
280 páginas, 13 x 20 cm.


What Makes Biology Unique? Considerations on the Autonomy of a Scientific Discipline
traducción de: José María Lebrón

ISBN 9871283075, rústica con sobrecubierta - Argentina
fecha de aparición: abril de 2006

ISBN 8460983560, rústica con sobrecubierta - España
fecha de aparición: mayo de 2006





¿Por qué, a pesar de espectaculares desarrollos tales como la genética, el darwinismo y la biología molecular, durante mucho tiempo la biología siguió siendo tratada como una rama de las ciencias físicas y, por tanto, interpretada con el enfoque tradicional de la filosofía de la ciencia? ¿Por qué fueron ignorados los hechos que fundamentan la autonomía de la biología como una ciencia separada de las ciencias físicas?

Con la pretensión de sentar las bases para cubrir ese "vacío doloroso" producto del tratamiento inadecuado de los aspectos autónomos de la biología, Mayr trata en esta obra problemas fundamentales para quienes se ocupan de la historia y la filosofía de la biología, y para todos aquellos interesados en la filosofía de la ciencia. Con la claridad y la elegancia que lo caracterizan, demuestra que la biología es una ciencia autónoma y no una rama de la ciencia física; muestra cuánto ha influido Darwin sobre el pensamiento moderno, además de haber fundado la ciencia secular y la ciencia evolutiva; sostiene en forma convincente que la teoría de Kuhn acerca de las revoluciones científicas no se aplica a los cambios en las teorías biológicas y despliega un panorama altamente original de la evolución humana.

"Mayr tiene una prosa clara, que no exige ningún conocimiento previo y consigue ir directamente al punto. Sus ensayos reflejan la bibliografía más reciente, pero su principal virtud es la profundidad histórica y conceptual. Mayr ha sido no sólo un motor fundamental en la teoría evolutiva, sino también un filósofo y erudito de la vieja escuela que cree necesario remontar las ideas hasta sus raíces."

David Sloan Wilson, Binghamton University, Binghamton, 'New York American Scientist', vol. 93, 2, marzo-abril de 2005.

"Al cabo de veinticinco libros y de una vida de contribuciones a la biología evolutiva, Ernst Mayr nos promete, en esta obra, "una versión revisada, más madura, de mi pensamiento". Es un notable testimonio que un hombre, a los cien años de edad, continúe revisando los principios fundamentales de la ciencia."

Adrienne Burke (editora), 'Science and the City', New York Academy of Sciences, octubre de 2004.



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notas de prensa


Título de la nota: Legado de un maestro
Autor de la nota: Ana María Vara
Medio: La Nación - Argentina.- Fecha: 27/08/2006


extracto

Ernest Mayr fue uno de los biólogos más importantes del siglo XX. En cien años de vida, su trabajo compendió el arco que va del naturalista-explorador al museólogo, al teórico, al testigo que reflexiona sobre la historia que ayudó a escribir. En 1926, con apenas 21 años, se doctoró en la Universidad de Berlín con una tesis sobre ornitología. Al año siguiente conoció al banquero y naturalista Walter Rothschild, quien le propuso financiar una expedición a Nueva Guinea para el Museo Americano de Historia Natural. En un mes aprendió malayo y el dialecto neomelanesio, además de disección de aves y manejo de armas, habilidades indispensables para internarse en montañas y selvas en busca de especies exóticas.

Su mayor aporte llegaría en 1942, con la publicación de 'Sistemática y el origen de las especies', donde haría una contribución fundamental a la síntesis de dos sistemas de ideas hasta entonces separados: la evolución y la genética. Luego trabajó en Harvard, donde fue profesor y director del Museo de Zoología Comparada hasta su retiro en 1975. Aunque su longevidad, por sí misma, no explica su productividad, ciertamente ambas están relacionadas: a lo largo de su carrera describió 26 especies de aves y 38 de orquídeas, y publicó unos 700 trabajos y 25 libros, 14 de ellos después de los 65 años, cifra que incluye títulos fundamentales como 'El crecimiento del pensamiento biológico', lamentablemente aún no traducido al castellano.

'Por qué es única la biología. Consideraciones sobre la autonomía de una disciplina científica' es el último libro de Mayr. Publicado en 2004, meses antes de su fallecimiento, representa una obra de síntesis y de legado, que pone en evidencia su larga reflexión sobre esta disciplina, a la vez que algunas de sus preocupaciones, rivalidades y manías. Semejante densidad de 'expertise', sin embargo, no aleja a los legos de este trabajo. En 'Por qué es única la biología' Mayr se interna en las aguas de la epistemología con singular talento pedagógico. Su argumento central es que la biología debe estudiarse sin compararla con el patrón de la física, modelo de ciencia durante la primera mitad del siglo XX.

Mayr está preocupado por demostrar que la biología es un saber sistemático, no una mera colección de peculiaridades. Parece verse aquí una reacción a su pasado de naturalista, cuando "lo raro" en la forma de especies desconocidas era el centro de su trabajo. Una vez que sienta esas bases, se detiene a analizar por qué la biología es diferente de otras ciencias naturales y cuáles son sus características distintivas. Entre ellas destaca la complejidad de la vida, el carácter histórico de la selección, el papel del azar y la limitación al "mesocosmos" de los fenómenos biológicos: a diferencia de la física, que abarca desde las partículas subatómicas al universo, la biología se mueve fundamentalmente en una escala que va de los virus a los dinosaurios.

En particular, Mayr discute con detalle los enfoques teleológicos (que buscan las causas en los destinos finales) ya que intentos históricos por explicar las peculiaridades de la biología se basaron equivocadamente en este finalismo. Otro gran concepto epistemólogico examinado por Mayr es el reduccionismo, que debate y descarta como inapropiado en esta ciencia.

La segunda mitad del libro está dedicada al darwinismo, la gran macroteoría de la vida. Mayr se detiene a explicar que este sistema comprende, en realidad, cinco teorías, cada una de las cuales enfrentó desafíos específicos para ser probada, difundida y aceptada. La primera teoría es la que propone la idea de la evolución en sí, en contraposición a la invariabilidad de las especies que sugiere, por ejemplo, la Biblia. La segunda tiene que ver con que especies diferentes pueden compartir ancestros. La tercera postula un gradualismo en la evolución, en oposición al saltacionismo, que implica cambios bruscos. La cuarta habla de la multiplicación de las especies, para explicar la enorme diversidad biológica. Finalmente, la quinta teoría propone el mecanismo de selección natural que, como en un juego de cajas chinas, representa nuevamente un paquete de teorías, dado que postula la existencia de un "excedente reproductivo" -que nacen más crías de las que podrán vivir- y el carácter hereditario de las diferencias individuales.

Por fin, Mayr se detiene a discutir si la noción de "revolución científica" de Thomas Kuhn, elaborada en 1962 a partir de la figura de Galileo, es adecuada para reflejar la historia de la biología. Y concluye que no. Como su obsesión por contrastar su ciencia "contra" la física, esta última polémica muestra el posicionamiento generacional de Mayr, quien evidentemente padeció el papel dominante de la física, que se prolongó desde comienzos de siglo hasta la posguerra. Sólo que Kuhn ya pasó de moda, y los grandes proyectos y las consecuentes inversiones y expectativas llegan hoy de la mano de la biología y no de la física.

En los tres capítulos finales, Mayr vuelve a qué es una especie, a la evolución humana y a la discusión sobre la vida extraterrestre. En brevísimas páginas logra desarrollos acabados y claros, y se muestra interesado por fijar su posición. Ciertamente, en un sentido que trasciende la metáfora, 'Por qué es única la biología' representa la última palabra de Mayr. La palabra de un maestro.


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ERNST MAYR

ASÍ ES LA BIOLOGÍA




Ed. Debate

http://www.editorial....asp?Ident=2716

Así es la biología
Sello: DEBATE
ISBN: 8483066068
Páginas: 328
Precio: 17.5 €
¿Cuál es el significado real y profundo de la vida?




¿Cuál es el significado real y profundo de la vida? ¿Cómo evolucionan y se desarrollan los organismos?¿Cómo encaja el hombre en el complejo proceso de la evolución? Toda persona debería tener presente, a la hora de reflexionar sobre el mundo y los seres vivos, los conceptos básicos de la biología moderna: evolución, biodiversidad, competición, extinción, adaptación, selección natural, reproducción, etc. Estas ideas básicas, que deberían formar parte del conocimiento común de la humanidad, son unas herramientas imprescindibles para comprender el mundo y poder interpretarlo.

Conocerse a sí mismo (la esencia biológica) y conocer nuestro lugar en la cadena del mundo conlleva, ante todo, comprender nuestro origen biológico. Sólo este conocimiento puede ayudarnos a abordar los grandes problemas morales y políticos a los que nos enfrentamos en el siglo XXI. Algunas de las tradiciones éticas de Occidente, que ali-mentaron el pensamiento clásico, han quedado obsoletas para definir una nueva concepción general del mundo debido a su rigidez y al brusco cambio operado en las condiciones de vida desde que se formularon en la antigüedad. Gracias al progreso del conocimiento científico, como expone con afán divulgativo este libro, el paradigma ha cambiado.

En Así es la biología, el profesor Mayr pone todo su conocimiento de la disciplina y su experiencia docente al servicio de una argumentación clara y sencilla haciendo del recorrido de la evolución una apasionante historia de descubrimientos.





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A continuación se presenta el Resumen Analítico Educativo (RAE) de algunos capítulos del libro:
Así es la Biología de Ernst Mayr escrito en 1998.







TITULO: ¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA?

AUTOR: MAYR, Ernst.

PUBLICACIÓN: Así es la Biología.

PALABRAS CLAVE: Vitalismo, Mecanicismo, Fisicismo, Emergencia, Vida, animista.



DESCRIPCIÓN:

En este aparte, el autor muestra varios de los planteamientos que han existido a través del tiempo y las culturas, con respecto a la organización y “esencia” de la vida.

FUENTES:

El autor presenta 19 referencias relacionadas con las tendencias que explican la esencia y organización de la vida.

CONTENIDO:

Es posible que en sus comienzos, la especie humana no estableciera una distinción clara entre la vida de un organismo vivo y el “espíritu” de un objeto natural no vivo. Los pueblos primitivos creían en la existencia de espíritus tanto en montañas y ríos, como en árboles y animales, sin embargo, este concepto animista fue extinguiéndose poco a poco.

Cuando filósofos y biólogos hablan de la vida, por lo general no están refiriéndose a la vida en contraste con la muerte, sino al contraste con el no vivir (objetos inanimados). Por esta razón, no es posible estudiar lo abstracto de la vida desde una visión científica, mientras lo que si se puede estudiar es el proceso de vivir.

En épocas pasadas, algunas personas afirmaban que los organismos vivos no se diferenciaban de la materia inanimada, a este planteamiento se le llamó mecanicismo y más tarde fisicisismo.
Otros individuos –llamados vitalistas – aseguraban que los organismos vivos poseían una esencia que no se podía explicar bajo las leyes de la física y la química. Más tarde, los principios mas valiosos de estas dos creencias fueron compaginados para crear un nuevo paradigma denominado el organicismo, el cual predomina en la actualidad.

El fisicismo hizo evidente la superficialidad que existe cuando se establecen similitudes entre los organismos y las máquinas, pues su propuesta se centraba en ver a los organismos como máquinas basadas en la simple suma de sus partes y la presencia de su energía.

Por su parte, el pensamiento mágico de la vida planteado desde el vitalismo, establecía la relación entre la vida y una sustancia especial llamada protoplasma. Muchos de los planteamientos vitalistas pretendían explicar características concretas de los organismos, basándose en los conocimientos biológicos de la época para dar más soporte a sus teorías. A pesar de ello, tanto vitalistas como fisicistas tuvieron bastantes inconvenientes para comprobar sus teorías.

El surgimiento del Organisismo quebrantó e invalidó las anteriores posturas, planteando que la vida se debe a la interacción de un todo, más que a la suma de sus partes. Los organisistas muestran el sentido holístico de la vida, dando importancia a las partes y a la interacción en conjunto, tomando a la célula como unidad de los tejidos, órganos, sistemas y organismos complejos. Todo esto, guiado por la consecución de complejas reacciones bioquímicas.

CONCLUSIÓN:

En la actualidad, biólogos y filósofos de la ciencia comparten posturas sobre los organismos vivos. Se entiende que tanto a nivel molecular como a nivel celular, la mayoría de las funciones obedecen a leyes fisicoquímicas, que regulan estos sistemas, los cuales están ordenados jerárquicamente y tienen numerosas propiedades emergentes. Sus actividades son gobernadas por programas genéticos que contienen información adquirida a lo largo del tiempo, expresándose a través de un medio con sentido dualista que se reconoce como el fenotipo y el genotipo de cada individuo.




TITULO: EL “POR QUÉ”. LA EVOLUCIÓN DE LOS ORGANISMOS.

AUTOR: MAYR, Ernst.

PUBLICACIÓN: Así es la Biología.

PALABRAS CLAVE: Evolución, Organismos.




DESCRIPCIÓN:

En este texto el autor muestra los planteamientos de las distintas corrientes ideológicas y científicas que han tratado de explicar como se originó la vida y que ha sucedido con los organismos desde entonces hasta la actualidad.

FUENTES:

El autor presenta 22 referencias relacionadas con la explicación de la evolución en los organismos.

CONTENIDO:

Desde que la palabra evolución fue introducida en la ciencia por Charles Bonnet, se han propuesto varios términos para tratar de dar explicación a este fenómeno. Evolución transmutativa ó saltacionismo (presencia de mutaciones); evolución transformativa (cambio gradual de las especies) y evolución variativa (gran variación genética y reproducción de solo unos pocos individuos de cada generación). Estas son las tres “nominaciones” que se le han dado en biología al concepto evolución para tratar de explicar la historia de la vida sobre la Tierra. Aunque la teoría Darwinista de la evolución variativa (selección natural) ha sido bastante aceptada, otras corrientes han tomado varios de sus aspectos para refutarla total o parcialmente. Por ejemplo, esta teoría explica la derivación de unos organismos a partir de otros, sin embargo, no explica como la vida se formó a partir de materia inanimada. Dicha explicación aparece cuando se aborda el origen de la vida a partir de bases químicas.

Así mismo, la teoría Darwinista propone que todo grupo desciende de una especie ancestral común, proponiendo un árbol filogenético ramificado y aportando explicaciones a los descubrimientos de la anatomía comparada. Esto aportó las bases para la jerarquízación Linneana, la distribución geográfica de las biotas y la explicación del origen de la especie humana, dejando de lado la perspectiva de la planificación de un creador.

Al gradualismo de los cambios evolutivos se le objetaba que no podía explicar el origen de los órganos o estructuras, las capacidades fisiológicas ó los patrones de conducta completamente nuevos. A lo que se respondió con procesos como la intensificación de la función (Severtsoff) y el cambio de la función de la estructura. Otro aspecto de objeción frente a la teoría darwinista fue el descubrimiento de las extinciones masivas, donde Cuvier y otros insistían en el cambio total de las biotas existentes por otras completamente nuevas, lo que para Darwin constituyó un proceso contínuo en la vida.

La selección natural como mecanismo responsable del cambio evolutivo, puede verse como un fenómeno dividido en dos partes: por un lado, la variación genética producida por la recombinación génica, el flujo génico, los factores aleatorios y las mutaciones. Y por otra parte, la selección propiamente dicha dada por la supervivencia y la reproducción diferencial de los nuevos individuos que tienen más probabilidades debido a su constitución genética. El “funcionamiento” de la primera por “azar” y de la segunda por necesidad, en una interacción que permite la existencia de un “progreso evolutivo” que de ninguna manera conduce a la “perfección” de los organismos, sino al mejoramiento de las capacidades de respuesta a las condiciones y fuerzas selectivas.

Para el restante público, creyente aún en las teorías de tipo transformacionista, llegó la síntesis evolutiva con su estudio de la macroevolución (evolución por arriba de especie) que intentaba explicar como en las poblaciones fundadoras se da la reestructuración genética durante la especiación y como al ser restringidas en el espacio y el tiempo, producen la aparición de “huecos” en el registro fósil de las secuencias evolutivas. Esto logró demostrar que la macroevolución es variativa y no transformativa, pues se da la producción contínua de nuevas poblaciones.

Dentro de las controversias actuales, se presenta el hecho de saber cual es el “blanco de selección”. A lo cual la mayoría de genetistas ha propuesto al gen (evolución neutra) considerando el cambio de sus frecuencias génicas como evolución. Por el contrario, los naturalistas proponen al individuo en conjunto como blanco y la evolución como el cambio adaptativo y el origen de la diversidad, aducen también que los planteamientos de la evolución neutra no contradicen en absoluto la teoría variativa de Darwin.

Se ha llegado a postular también, que los individuos, las poblaciones e incluso las especies pueden ser blanco de la selección. Y que la conducta social es fuertemente influenciada por la evolución, debido a que una disposición genética contribuye al comportamiento del fenotipo.

CONCLUSIÓN:

La teoría de la evolución de Darwin con su variación genética y la selección aleatoria ha propuesto pautas que se consideran muy válidas y representan el modelo más adecuado para explicar la historia de la vida sobre el planeta Tierra.




TITULO: ¿DÓNDE ENCAJAN LOS HUMANOS EN LA EVOLUCIÓN?

AUTOR: MAYR, Ernst.

PUBLICACIÓN: Así es la biología.

PALABRAS CLAVE: Homo, Humano, Tiempo, Evolución, Aparición, Clasificación.



DESCRIPCIÓN:

En este aparte, el autor muestra como se asocia el ser humano actual a todos los cambios en el tiempo y el espacio. Ubica al Homo sapiens dentro de la línea evolutiva que pudo haber seguido hasta nuestra época.

FUENTES:

El autor presenta 12 referencias relacionadas con planteamientos que muestran dónde y por qué se ubican los seres humanos en la línea evolutiva de los organismos.

CONTENIDO:

En casi todas las culturas primitivas y en la religión, los humanos eran apartados completamente de la naturaleza, hasta que Linneo incluyó en los Homo a los simios y al hombre. Desde luego, esta no fue tarea fácil y fueron varios los inconvenientes que se presentaron con relación a este planteamiento. Sin embargo, la teoría Darwiniana acerca de la descendencia común, soportó la idea de que los humanos descendieron de los simios. Más tarde, esto pudo corroborarse a través de la anatomía comparada y sirvió para alentar el desarrollo del estudio de la biología humana.

Los árboles evolutivos se comenzaron a construir con la aparición de fósiles de Ramaphitecus, Neanderthal, Pitecántropos erectus, Sinanthopus, Pekinesis y más adelante, al Homo erectus. Sin embargo, el fósil que dio la “puntada exacta” fue el Austrolopithecus africanus, el cual presentaba un gran parecido en apariencia morfológica al “humano común”.

Mientras continuaban las investigaciones antropológicas, aparecían más evidencias moleculares que reafirmaron el parentesco con Austrolopithecus africanus y además demostraron una relación genética más estrecha entre los chimpancés y los hombres que entre estos primeros y los gorilas.

Los registros posteriores indicaron la descendencia del hombre moderno a partir del Homo erectus, a pesar de ello, no se encontraba el enlace que mostrara dónde y cómo sucedió esto.

Al respecto se plantearon dos hipótesis. La primera plantea que éste evolucionó en muchos lugares a partir de poblaciones distintas. La segunda es conocida como la hipótesis Madre Eva ó Eva mitocondrial (que está tomando gran fuerza últimamente) y se basa en reconstrucciones mitocondriales a partir de las cuales se propuso que una oleada de colonización de una especie ordinaria habría surgido de una zona del África, más tarde las pruebas moleculares apoyaron estas teorías.

Durante mucho tiempo, los estudios de evolución humana se han sentido satisfechos con la siguiente explicación: durante el mioceno al hacerse mas seco el clima de África, muchas hordas quedaron aisladas en paisajes abiertos donde debían caminar en dos patas y podían utilizar instrumentos. Esto hizo que ejercieran una fuerte presión selectiva en el cerebro, lo cual les permitió el uso habilidoso de utensilios. El bipedismo por su parte, se convirtió en la clave para la humanización, debido a que podían transportar sus crías en los brazos, desarrollando el sistema locomotor y del lenguaje.

Fue un periodo de evolución acelerada, en el cual se alimentaban de semillas y cereales, se favoreció la sedentarización en campamentos, y se maduró el desarrollo de un lenguaje más complejo a partir de un sistema de señales. Lo anterior aportó para el desarrollo cerebral y vocal.

Culturalmente, hubo integración social y competencia entre campamentos, haciéndose más eficiente la búsqueda de recursos, se establecieron familias y matrimonios que al principio estuvieron conformados por mujeres con varios hombres que establecían una unidad cooperativa de trabajo.

Gracias a todo esto, los humanos concibieron la posibilidad de independizarse del ambiente, ocupando todos los sistemas naturales, demostrando un sorprendente éxito evolutivo y adaptativo basado en el uso de unos recursos naturales que lentamente se destruyen.

CONCLUSIÓN:

Cada individuo es una combinación diferente de caracteres morfológicos, fisiológicos y sicológicos que contribuyen a crear una historia de vida. El ser humano se ha incluido como parte de la naturaleza, vive a expensas de ella, perteneciendo a un linaje aparentemente desaparecido en su totalidad y que es el resultado de un proceso cuya “vanagloria” se fundamenta en el desarrollo cerebral y en la adquisición de hábitos sedentarios que han conducido a vivir de los recursos existentes.


Mayr, E. (1998). Así es la Biología, Madrid: Debate.



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ERNST MAYR

ASÍ ES LA BIOLOGÍA








Hace unos años, el entonces presidente de Francia, Valéry Giscard d’Estaing, declaró que el siglo XX había sido “el siglo de la biología”. Puede que esto no sea del todo exacto para la totalidad del siglo, pero desde luego es cierto en lo referente a su segunda mitad. En la actualidad, la biología es un campo de investigación en plena expansión. Hemos sido testigos de descubrimientos trascendentales sin precedentes en genética, biología celular y neurología, y de espectaculares avances en biología evolutiva, antropología física y ecología. Las investigaciones sobre biología molecular han generado toda una industria, cuyos resultados se advierten ya en campos tan diversos como la medicina, la agricultura, la cría de animales y la nutrición humana, por citar sólo unos pocos.

No siempre ha sido tan boyante la posición de la biología. Desde la revolución científica del siglo XVII hasta bastante después de la Segunda Guerra Mundial, para la mayoría de la gente sólo eran ciencias las ciencias “exactas” –física, química, mecánica, astronomía–, todas las cuales tenían una sólida base matemática e insistían en la importancia de ciertas leyes universales. Durante este tiempo, la física estuvo considerada como la ciencia modelo. En comparación, el estudio de los seres vivos se consideraba una ocupación inferior. Todavía son mayoría las personas que malinterpretan gravemente las ciencias de la vida. Por ejemplo, en los medios de comunicación se aprecia con frecuencia un gran desconocimiento de la biología, ya se esté tratando de la evolución, de la medición de la inteligencia, de la posibilidad de detectar vida extraterrestre, de la extinción de especies o de los peligros del tabaco.

Pero lo más lamentable es que entre los propios biólogos hay muchos que tienen un concepto obsoleto de las ciencias de la vida. Los biólogos modernos tienden a ser especialistas en gran sumo. Pueden saberlo todo sobre una especie concreta de ave, sobre las hormonas sexuales, sobre el comportamiento parental, sobre la neuroanatomía o sobre la estructura molecular de los genes, pero no suelen estar informados de los avances realizados fuera de su campo de estudio. Los biólogos casi nunca tienen tiempo para dejar de concentrarse en los avances de su especialidad y contemplar las ciencias de la vida en conjunto. Los genetistas, los embriólogos, los taxonomistas y los ecólogos se consideran a sí mismos biólogos, pero hay muy pocos que sean capaces de apreciar lo que sus diversas especialidades tienen en común y lo que las diferencias fundamentalmente de las ciencias físicas (...)

He sido naturalista casi desde que aprendí a andar, y mi amor por las plantas y los animales me llevó a contemplar el mundo vivo de un modo holístico (...) Durante los años en los que estudié medicina, estaba demasiado ocupado y demasiado entusiasmado con la medicina como para prestar atención a cuestiones básicas como “¿qué es la biología?” y “¿por qué la biología es una ciencia?” De hecho, en aquella época no existía ninguna asignatura –al menos, en las universidades alemanas– que se llamara “biología”. Lo que ahora llamaríamos biología se enseñaba en los departamentos de zoología y botánica, en los que se daba mucha importancia al estudio de los tipos estructurales y su filogenia (...)

La verdad es que mis diversos ensayos acerca de las diferencias entre las ciencias de la vida y las ciencias físicas no iban especialmente dirigidas a los filósofos y los físicos, sino más bien a mis colegas los biólogos, que, sin darse cuenta, habían adoptado en sus publicaciones muchos conceptos fisicistas. Por ejemplo, a mí me parecía absurdo que se afirmara que todos los atributos de los sistemas vivos completos podían explicarse mediante el estudio de los componentes inferiores (moléculas, genes o cosas por el estilo). Los organismos vivos forman una jerarquía de sistemas cada vez más complejos: moléculas, células y tejidos, organismoscompletos, poblaciones y especies. En cada nivel surgen características que no se habrían podido predecir estudiando los componentes del nivel inferior (...)

La biología ha sido mal interpretada por muchos de los que intentan elaborar una historia de la ciencia. En 1962, cuando se publicó Estructura de las revoluciones científicas, de Thomas Kuhn, yo no me explicaba a qué venía tanto alboroto. Era innegable que Kuhn había refutado algunas de las tesis más disparatadas de la filosofía de la ciencia tradicional, y que había recalcado la importancia de los factores históricos. Pero lo que ofrecía a cambio me parecía igual de disparatado. En la historia de la biología, ¿dónde estaban las revoluciones cataclísmicas y dónde los largos períodos de “ciencia normal” postulados por la teoría de Kuhn? Según mis conocimientos de la historia de la biología, no existían tales cosas. Nadie pone en duda que El origen de las especies de Darwin, publicado en 1859, fuera revolucionario, pero las ideas sobre la evolución llevaban un siglo rondando. Y además, la teoría darwinista de la selección natural -el mecanismo clave de la adaptación evolutiva– no se aceptó plenamente hasta casi un siglo después de su publicación. Durante todo este tiempo hubo revoluciones menores, pero jamás un período de ciencia “normal”. No sé si la tesis de Kuhn será válida para las ciencias físicas, pero no se puede aplicar a la biología. Los historiadores con formación física no parecían darse cuenta de lo que había sucedido en el estudio de los organismos vivos en los tres últimos siglos.

Para mí estaba cada vez más claro que la biología era una ciencia muy diferente de las ciencias físicas; difería drásticamente en su materia de estudio, en su historia, en sus métodos y en su filosofía. Si bien todos los procesos biológicos son compatibles con las leyes de la física y la química, los organismos vivos no se pueden reducir a estas leyes fisicoquímicas, y las leyes físicas no pueden explicar muchos aspectos de la naturaleza que son exclusivos del mundo vivo. Las ciencias físicas clásicas, en las que se basaba la filosofía de la ciencia clásica, estaban dominadas por un conjunto de ideas inadecuadas para el estudio de los organismos: entre ellas figuraban el esencialismo, el determinismo, el universalismo y el reduccionismo. La biología bien entendida incluye el pensamiento poblacionista, la probabilidad, la oportunidad, el pluralismo, la emergencia y la narración histórica. Se necesitaba una nueva filosofía de la ciencia que pudiera incorporar el modo de pensar de todas las ciencias, tanto la física como la biología.

Lo cierto es que cuando me planteé escribir este libro tenía en la cabeza un proyecto más modesto. Quería escribir una “biografía” de la biología que diera a conocer al lector la importancia y la riqueza de la biología en su totalidad, y que al mismo tiempo ayudara a los biólogos a título individual a afrontar un problema cada vez más abrumador: la explosión informativa. Cada año aumenta el número de profesionales que contribuyen a engrosar la avalancha de publicaciones. Prácticamente todos los biólogos con los que he hablado se quejan de que ya no tienen tiempo para ponerse al día en cuanto a las publicaciones de su especialidad, y ya no hablemos de las disciplinas afines. Y sin embargo, la información que llega de fuera de los estrechos dominios de la propia especialidad es, a menudo, decisiva para los avances conceptuales. Con mucha frecuencia, a uno se le ocurren nuevas direcciones de investigación cuando se aleja un poco de su propio campo y lo ve como una parte de una explicación más amplia del mundo vivo, en toda su maravillosa diversidad (...)

El programa genético desempeña un papel decisivo en todos los aspectos de la vida de un organismo: estructura, desarrollo, funciones y actividades. Desde el auge de la biología molecular, los estudios genéticos se han centrado preferentemente en la genética del desarrollo, que se ha convertido prácticamente en una rama de la biología molecular, y por esta razón no he intentado cubrir este campo. No obstante, tengo la esperanza de que mi tratamiento de la biología como un todo pueda contribuir a unafutura “biografía” de ésta y otras ramas fundamentales de la biología que no se abordan directamente en este libro (...)

Si los biólogos, físicos, filósofos, historiadores y otros profesionales interesados en las ciencias de la vida encuentran observaciones útiles en los capítulos que siguen, este libro habrá cumplido uno de sus objetivos principales. Pero toda persona culta debería estar familiarizada con los conceptos biológicos básicos: evolución, biodiversidad, competencia, extinción, adaptación, selección natural, reproducción, desarrollo y otros muchos que se comentan en este libro. La superpoblación, la destrucción del ambiente y la mala calidad de vida en las ciudades no se pueden resolver con adelantos técnicos, ni por medio de la literatura o la historia, sino sólo con medidas basadas en el conocimiento de las raíces biológicas de estos problemas. “Conocernos a nosotros mismos”, como recomendaban los antiguos griegos, implica en primer lugar y por encima de todo conocer nuestros orígenes biológicos. El objetivo principal de este libro es ayudar a los lectores a adquirir un mejor conocimiento de nuestra posición en el mundo vivo y de nuestra responsabilidad hacia el resto de la naturaleza.

Este fragmento pertenece al prefacio del libro Así es la biología (Debate, 1998) de quien se considera que fue el biólogo evolucionista más importante del siglo XX.




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