De la realidad al caos y devuelta

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 Desde hace un buen par de años, bordeando fines de los 70’s, los únicos grandes restaurantes que frecuentaba el público de Providencia eran La Pizza Nostra, El Giratorio y Coppelia. (Nota aparte por su calidad gastronómica, El Arlequín de don Hernán Eyzaguirre, fundador de ACHIGA). 

Muchos emprendimientos, con gran esfuerzo, trataron de instalar sus locales. Casi lo único que prosperó a fines de los 80’s y principios de los 90’s fue el Barrio Suecia, que a la postre terminó convertido en un sector vergonzoso para sus vecinos. No hubo control, mucha prostitución infantil, venta ilegal de drogas fuertes y más. El alcalde de esa época, decidió cerrar ese centro de atracción y lo logró.

Junto a lo anterior, la autoridad propuso hacer de Providencia una comuna gastronómica, con gran diversidad de estilos y etnias de cocinas. Muchos operadores se entusiasmaron e invirtieron y se instalaron. Con esto la comuna, que se identificaba con ser una con la mejor calidad de vida, empezaba a aparecer en el mapa con atracciones gastronómicas de buen nivel. A partir de esto, se potenció la zona y los barrios o polos de atracción.

Pero producto de las últimas elecciones se produjo un cambio de mando. Una de las promesas de campaña de la actual alcaldesa fue regular las molestias de los vecinos por tener sus domicilios en las cercanías de restaurantes, pubs, discotecas y botillerías. Que son lugares de alta concurrencia de público hasta altas horas de la madrugada.Para regular se acuerda modificar el cierre de locales desde las 04:00 am a las 02:00. 

El cambio para los que habían invertido fue un golpe bajo, toda vez que habían confiado en las políticas del municipio. Hubo quejas, reclamos vía prensa y protestas. La nueva ordenanza entró en vigencia y sus efectos no se hicieron esperar, es así como se produjeron bajas en las ventas y ausencia de público, además de una fuerte caída de la ocupación. De esta manera estuvimos por dos meses, hasta que se abrió la posibilidad de horarios de cierre diferidos por día. 

La nueva norma permite un muy buen horario de operación, logrando regular establecimientos de ocio, de manera equitativa para empresarios y para residentes. Sin embargo, el daño provocado a los establecimientos debido a la baja de ventas nunca más se recuperará.

Por eso me pregunto ¿Por qué no mejor sentarse a conversar antes de tener los hechos consumados? ¿No habría sido mejor y más ejemplar, haber presentado los reclamos de los residentes a los mismos operadores que provocaban la molestia y haberles dado plazo para mejoras si las hubiere?

Desafortunadamente se procedió de manera unilateral y el resultado lo vivimos todos. Ahora, después de reuniones, protestas y desencuentros entre concejales, vecinos y operadores, se llega a consenso de uso, trabajo y tranquilidad. Bien por ello. Es el beneficio para la comunidad de Providencia.

Fernando de la Fuente Espina, director Escuela de Gastronomía, Hotelería y Turismo AIEP.