Abuelitud en la Sociedad Actual - Dra. Gladys Caro Lovera

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Abuelitud en la sociedad actual 

29 Aug 2009


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MEDUSS.cl Revista Estudiantes de Medicina USS Puerto Montt


Por: Dra. Gladys Caro Lovera

Medica de familia

Docente responsable internado Salud Primaria

Universidad San Sebastián Puerto Montt




 La concepción tradicional del ser abuelos implica una tarea de desarrollo evolutivo, que asociamos esencialmente a la vejez.

 

 
Sin embargo, la definición de abuelo en la sociedad actual es un campo ambiguo, dado que engloba una gran diversidad de facetas, tanto de la adultez tardía (a partir de los 60 años) como de la adultez media (40-60 años), siendo a veces un símbolo, un rol social, una experiencia emocional, pero también es una interacción con el nieto y un proceso grupal con la familia. La aludida heterogeneidad en el proceso de abuelitud esta determinado por una amplia gama de variables, que son mencionadas en la literatura y en torno a las cuales se han desarrollado los estudios, como la edad, el género, el linaje, la clase social, la cultura, la personalidad, el nivel educacional, la frecuencia de contacto, las creencias religiosas, la calidad de la relación abuelos-padres y la proximidad residencial en relación con sus nietos.

Ejemplificando lo anteriormente mencionado, con respecto a una de las variables, los estudios muestran que los abuelos maternos tienen un rol más significativo en las vidas de los nietos. Luego, la abuela materna es la más implicada con la crianza de los nietos, seguida de la abuela paterna.

A pesar de esta ambigüedad en la definición del rol, en lo que si parecen coincidir los estudios es en destacar la satisfacción de los abuelos ante el nacimiento de los nietos, y con ello, en la adopción de la tarea de abuelo, especialmente en las mujeres, donde el grado de satisfacción es más elevado. Benlloch 1996 (Madrid) describe que, en general las abuelas se sienten muy satisfechas en la relación con sus nietos, influyendo en esta autopercepción la frecuencia de los contactos mantenidos, la que a su vez es determinante en aumentar el sentimiento de utilidad, de tolerancia y de responsabilidad para con su rol de abuela. Otro condicionante de una abuelitud satisfactoria o no -Cherlin y Furstenberg-, es la relación de este con su hijo adulto, variable que por su significancia tiene un carácter predictor respecto de la relación entre abuelo y nieto. E incluso al llegar a la edad adulta, los nietos, siguen manteniendo un alto grado de intimidad con los abuelos más cercanos a sus padres (Belsky, 1996).

Entonces, existe acuerdo en definir que la abuelitud es una relación triádica donde participan abuelo-hijo-nieto, cuyas tareas relacionales mas significativos son su implicación en el desarrollo y guía de los nietos y el ejercicio de la propia paternidad con sus hijos adultos, todo ello mediado por el proceso de las relaciones intergeneracionales.

Para Rico, Serra y Viguer (1991) el aumento de familias multigeneracionales, con pocos miembros en cada generación, así como la reducción de generaciones que viven juntas, en el contexto de una sociedad moderna, han provocado que las relaciones intergeneracionales pasen a desempeñar un importante papel socializador, que puede convertirse en una necesidad tanto en la infancia como en la adultez y vejez. Estas relaciones se caracterizan por la desigualdad de estatus de las personas que intervienen, debido a sus diferentes roles sociales (Moraga, 1988), idea que es complementada por Kalish (1983) quien señala que la afinidad entre abuelos y nietos puede estar influida por el hecho de que ambos son grupos de edades adyacentes al grupo dominante, por lo que no toman decisiones y son considerados como no productivos.

Además, en las relaciones intergeneracionales otro hecho relevante es la importancia creciente de la continuidad entre generaciones, referida a la continuidad en el tiempo, especialmente frente a la inestabilidad de las parejas, como consecuencia del incremento de las rupturas matrimoniales. Esta circunstancia entre otras funciones tiene la función de mantener los lazos de memoria de la familia, del nieto con su pasado.

Otro aspecto importante de las relaciones intergeneracionales es la transmisión intergeneracional. La convivencia simultánea de diferentes generaciones en un determinado momento histórico forma el nexo entre el cambio histórico y el individual. Se transmiten conocimientos, actitudes, valores, hábitos de una generación a otra, de manera formal e informal, pero luego se demanda al individuo el cumplimento de estas normas a través del conjunto de expectativas creadas que se tiene sobre él.
Para el abuelo, en el proceso de interacción con sus descendientes también vivencia un avance en su proceso evolutivo de desarrollo humano, que se concreta en la ampliación y actualización de conocimientos reestructurando lo conocido, replanteamiento de su vida afectiva por la creación de vínculos de apego significativos, en este caso la relación de apego establecida con los nietos. Otro logro significativo del abuelo, es el proceso de revisión, que él hace, de los mitos, ritos, hábitos, normas, costumbres que vienen del pasado con la consiguiente búsqueda de un equilibrio que permita a la familia como sistema implementar el cambio.

De este modo en la interacción abuelos-nietos, los abuelos pueden ser importantes fuentes de cariño y sabiduría, son compañeros de juegos mas dispuestos, disponen de tiempo y no están apresurados, muestran mayor tolerancia, son buenos historiadores, cómplices de aventuras, travesuras y secretos, soporte en los momentos de crisis, mediadores con los propios padres y con otros miembros de la familia extendida. En conclusión, los abuelos pueden reducir la distancia afectiva entre generaciones, facilitar la integración de los miembros más jóvenes en la familia y mostrar las etapas de la vida humana.

En la interacción abuelos-hijos son fuente de experiencia y conocimientos, pueden actuar como mediadores entre padres y nietos, pero esencialmente son fuente de apoyo y sostén en tareas cotidianas y en épocas de crisis, todo ello en un ámbito solidario y de amor incondicional. Por tanto, la función de esta relación intergeneracional es promover la transición a la maternidad/paternidad, entregando seguridad a los padres desde una relación más igualitaria.

 
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